"Deseo –dijo el Santo Padre– dirigir un llamado por la dramática situación en la que se encuentra Haití. Mi pensamiento va, en particular, a la población duramente golpeada, hace pocas horas, por un devastador terremoto, que ha causado graves pérdidas en vidas humanas, un gran número de damnificados así como cuantiosos daños materiales" y cuyo epicentro se ubicó muy cerca de la capital, Puerto Príncipe, ciudad que ha quedado prácticamente en escombros.
Por ello, el Pontífice invitó a todos "a unirse a mi oración al Señor por las víctimas de esta catástrofe y por aquellos que lloran su desaparición. Aseguro mi cercanía espiritual a quienes han perdido sus hogares y a todas las personas probadas de diversos modos por esta grave calamidad, implorando a Dios el consuelo y alivio en su sufrimiento".
"Hago un llamado a la generosidad de todos, para que no falte a estos hermanos y hermas que viven un momento de necesidad y dolor, nuestra concreta solidaridad y el efectivo sostenimiento de la Comunidad Internacional".
La Iglesia Católica, concluyó Benedicto XVI, "no dejará de ponerse a trabajar inmediatamente para que a través de sus instituciones de caridad pueda salir al encuentro de las necesidades más inmediatas de la población".
LA RED CARITAS SE MOVILIZA PARA SOCORRER A LOS DAMNIFICADOS POR EL TERREMOTO DE HAITÍ
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