martes, 28 de noviembre de 2017

Sobre ordenadores en clase

Invitado: Enrique Dans.

Un nuevo estudio pretende la vuelta al papel y al bolígrafo en las clases, argumentando que los ordenadores resultan una distracción y que la consecuencia es una peor comprensión del material explicado. La pretensión coincide con fuertes discusiones que llevan años teniendo lugar en el ámbito académico sobre ese mismo tema, en las que he tenido que ver a personas como mi admiradísimo Erik Brynjolfsson, manifestarse de manera entusiasta en ese mismo sentido, en un tema con el que no puedo estar más en desacuerdo (obviamente, admirar mucho a una persona por su contribución en un tema no implica estar de acuerdo con él en todo).
Pretender que volvamos al papel y al bolígrafo en pleno siglo XXI no puede ser un error más grave, y una prueba de que los estudios que pretenden evaluarlo están, sencillamente, mal diseñados. Es completamente absurdo. Cuando además se mezcla con ideas absurdas como el papel de la escritura en la psicomotricidad fina, unas habilidades que se desarrollan de manera mucho más eficiente con otro tipo de trabajos o ejercicios, la consecuencia es una cuadrilla de profesores pretendiendo eliminar de las clases la herramienta más poderosa y eficiente que hemos tenido nunca para replantear la educación, y una pretensión de seguir enseñando como lo hemos hecho siempre, con apuntes y clases magistrales, porque curiosamente, de forma “misteriosa”, es la manera que mejor funciona en las pruebas diseñadas para evaluar únicamente ese tipo de educación. Y cuando las métricas están mal, las conclusiones son sencillamente erróneas.
En efecto, los ordenadores en una clase pueden ser una fuente de distracción. Por supuesto que pueden serlo. Un ordenador es un dispositivo multifuncional, que permite hacer de todo, que aúna funciones de comunicación, con otras de entretenimiento y con infinidad de propósitos susceptibles de generar estímulos poderosos capaces de deteriorar la concentración en una clase. En ese sentido, tenemos que tener en cuenta que estamos evaluando a alumnos que nunca fueron adiestrados para utilizar un ordenador en clase, que lo usan porque a ellos les pareció cómodo tomar notas mediante el teclado frente a hacerlo a mano, algo en lo que están completamente en lo cierto: tomar notas de manera analógica implica un esfuerzo incómodo que genera un material que está en un soporte fósil, que no puede ser compartido más que mediante métodos tan arcaicos como hacer fotocopias, del mismo modo que lo hacía yo en mi carrera hace varias décadas. Pretender que sigamos así, tomando notas con papel y bolígrafo para fotocopiarlas y dejárselas a nuestros amigos me parece un insulto a la inteligencia, y una limitación enorme en la manera de entender la educación.
El problema de la falta de adiestramiento formal en el uso de un ordenador en clase es que todos los que lo utilizan han aprendido por su cuenta, y en general, lo hacen mal. Utilizar un ordenador en clase debería conllevar una cierta disciplina, una eliminación de las notificaciones, un intento de concentrarse en la función para la que se está pretendiendo maximizar el rendimiento. Debería implicar también un uso bidireccional: si se pretende utilizar un ordenador en una clase diseñada de manera unidireccional, en formato magistral, con un profesor contando cosas y los alumnos escuchando, el resultado es posible que no sea bueno, por multitud de factores. Pero es que las clases hace ya muchísimos años que deberían haber abandonado el formato magistral, el de la mera transmisión de información unidireccional entre profesor y alumno. El material debería ser facilitado al alumno nunca como apuntes, porque los apuntes son la negación del sentido común: si lo que quieres es que tus alumnos tengan unas notas de lo que les quieres contar… ¡entrégaselas en un maldito enlace, no les obligues a copiar lo que dices, porque el mero acto de copiar distrae con respecto a la comprensión de lo que les estás contando! Pídeles que se concentren en tu explicación, que te interrumpan cada vez que no entiendan algo, y que no se distraigan tomando notas, porque las tienen en la página del curso. Déjate de “dar apuntes”, que no es más que una actitud fósil que proviene de cómo se daba clase cuando la información era difícil de obtener y compartir. Abandonemos de una maldita vez esa tontería de “si lo copian en clase lo retienen mejor”, porque de hecho, que “retengan”, es decir, que “memoricen”, jamás debería ser la variable más importante. ¡Dale la vuelta a la maldita clase, utiliza el valioso tiempo de interacción para eso, para interaccionar, no para que pierdan miserablemente el tiempo copiando apuntes absurdamente!
Memorizar está enormemente sobrevalorado. De nuevo, una actitud que proviene de cuando la información era difícil de obtener porque había que desplazarse para ello, y que tendríamos que, en plena era Google, redefinir completamente: la memoria se alimenta con algoritmos RFV (recordamos lo más Reciente, lo más Frecuente y aquello a lo que más Valor atribuimos), y pretender forzar esos algoritmos pasando horas con los codos hincados ante unos apuntes es, sencillamente, antinatural y absurdo, no lleva a nada bueno. Nadie es mejor profesional de nada por saberse de memoria unos conocimientos determinados, y lo que la educación debería fomentar es que se entendiesen las cosas y se supiesen recuperar de un archivo al que tenemos acceso en todo momento con un simple dispositivo: lo verdaderamente importante, lo que necesitamos constantemente, ya se memorizará solo por reiteración en su uso. No, los jueces, los notarios y los registradores de la propiedad no son mejores por haberse pasado una media de cuatro años encerrados en su casa estudiando el temario y renunciando a todo tipo de vida social – y posiblemente a los esquemas más básicos de higiene personal – para superar una oposición. Son mejores profesionales no cuando memorizan más, sino cuando entienden mejor la base de lo que estudian: por qué una ley es como es, por qué evolucionó como evolucionó, cuándo tiene sentido aplicarla y cuándo resulta absurdo, qué excepciones tienen y de dónde vienen… hasta algo tan preciso como el Derecho tiene muchísimo que aprender de las nuevas necesidades metodológicas de la enseñanza.
El problema es pretender evaluar el ordenador, de nuevo, una herramienta poderosísima, midiéndolo erróneamente mediante tests basados en la retención de información. Es un error, empezando porque esa clase que pretendimos evaluar ya estaba, de por sí, completamente mal planteada, era obsoleta en su concepción, y no se adecuaba en absoluto a lo que deberíamos pretender como fin de la educación. Mientras sigamos evaluando así, por supuesto, nos quejaremos de que el alumno retiene menos cuando usa un ordenador que, además, ni siquiera le hemos explicado como utilizar para extraer rendimiento de sus clases, y pretenderemos que sigan tomando notas con papel y bolígrafo. ¿Por qué no con escritura cuneiforme? Seguro que el esfuerzo requerido para copiar las enseñanzas con un punzón sobre una tabla de arcilla hace que después lo memoricen mucho más…
No podemos partir de la idea de que el fin de una clase es que los alumnos salgan de ella con unas notas que reflejen lo que dijo el profesor, porque eso, sencillamente, no tiene ningún sentido. Obviamente, si instruimos a los alumnos en la toma de apuntes y de ello dependen sus posibilidades de preparar un examen, se pasarán toda la clase copiando o tecleando, y como los del chiste reproducido por mi querido Erik, copiarán todo lo que se les dice, sin siquiera procesarlo por su cerebro. Es un problemas de expectativas, de lo que les hemos dicho que pretendemos de ellos. Pero no, el fin del aprendizaje no es que escriban muy rápido, ni que tomen apuntes: son otras cosas, y se maximizan con otros métodos.
Es terriblemente difícil hablar sobre educación con quienes piensan que todo está bien y que tenemos que preservar la esencia de cómo se ha hecho durante siglos, porque la gran verdad es que la educación es un maldito desastre, es muy poco eficiente, y está basada en tristísimas rutinas que detraen mucho más valor del que realmente aportan. La educación necesitaría un replanteamiento tan radical, que lo que quedaría después de pasar por el mismo sería algo completamente diferente, procesos diseñados de manera completamente distintas, muchísimo más centrados en elementos que de verdad harían que las personas aprendiesen y se formase mejor, no se limitasen a ser capaz de repetir mantras obsesivamente durante un examen y, como mucho, una semana después. Mientras no replanteemos eso, pretender eliminar los ordenadores – o no plantearse siquiera ponerlos – porque “dificultan la retención” es de una irresponsabilidad brutal. A este paso, las instituciones educativas terminarán siendo lugares separados y aislados del resto del mundo, donde los alumnos no pueden entrar con “esos artefactos maléficos del diablo” porque “se distraen”, y donde les implantaremos un nuevo sistema operativo cerebral para disminuir sus capacidades y que piensen como pensaban hace mucho tiempo. Una soberana estupidez. Por favor, como principio general sin excepción necesitamos más ordenadores y dispositivos en clase, no menos, y de paso, replantearnos cómo damos clase y si conceptos como el tomar apuntes, la retentiva y muchos otros, en pleno siglo XXI, siguen teniendo algún tipo de sentido.

lunes, 27 de noviembre de 2017

¿Por qué el Día del Maestro se celebra en España el 27 de noviembre?


El 27 de noviembre se celebra en España el Día del Maestro, jornada dedicada a los docentes. La fecha, que llega en un momento convulso para la educación española, no coincide, sin embargo, con el día mundial sugerido por la ONU, el 5 de octubre ¿Por qué, entonces, se decidió esta fecha para conmemorar a maestros y profesores?
El aragonés José de Calasanz Gastón (Peralta de la Sal, 11 de septiembre de 1556 o de 1557 - Roma, 25 de agosto de 1648) defendió la universalización de la enseñanza y la utilización de la lengua nacional de cada país de la Europa católica, acompañada por el latín, que era el idioma educativo preponderante de la época. Su teoría se expandió gracias a las más de 10.000 cartas que escribió y a los documentos y reglamentos de carácter práctico, donde asentó la fundación, organización y funcionamiento de los centros y la congregación.
Entre otras enseñanzas, sistematizó la educación escolar por niveles y ciclos de primaria y también de formación profesional.La fecha fue elegida para celebrar al patrón de los profesores, San José de Calasanz, sacerdote, pedagogo y precursor de la educación moderna a través de la primera escuela cristiana popular y gratuita en Europa. Las escuelas Pías, que fundó en el siglo XVII, se encuentran repartidas hoy por todo el mundo.
Pese a la fecha de celebración, el sistema educativo español vive en un momento convulso, con todos los partidos de la oposición trabajando en una nueva Ley de Educación para sustituir a la polémica LOMCE del Gobierno. PP, PSOE y Ciudadanos han acordado crear una subcomisión parlamentaria que impulse un pacto educativo. Los partidos se dan seis meses para concluir los trabajos.

sábado, 25 de noviembre de 2017

Día Internacional Contra la Violencia de Género

Ayudas al transporte, Tramo II


A4
Unión Sindical Independiente de Trabajadores - Empleados Públicos
C/ Bravo Murillo 39 (E), Escalera 50
Local sindical  - 28015 Madrid
    Teléfono 91 594 55 60 - Fax 91 593 80 77




Madrid, 23 de noviembre de 2017


Ayudas al transporte. Tramo II. Listas definitivas.

Publicadas hoy. Podéis encontrar enlace en “Novedades” de nuestra página WEB: http://usitep.es.

Si tienes Whats app y no has recibido esta noticia de nuestra parte, puedes ponerte en contacto con nosotros. Enviamos, como sabes, noticias similares por Whats app a los afiliados que nos habéis dado un nº de teléfono y tenéis el nuestro en la agenda de vuestro teléfono.
Saludos.


USIT-EP

martes, 21 de noviembre de 2017

Martin Lutero, el «rayo» alemán que odiaba de forma cruel a los españoles

Ya en 1537 el monje escribió que eran «sunt plerunque Marani, Mamelucken» (la mayoría son marranos, mamelucos). Un insulto, marrano, que los alemanes tomaron prestada de los italianos a partir de esa fecha para referirse a los españoles

El Imperio español era odiado por sus enemigos anglosajones y germanos porque, básicamente, era católico, imperial y de habitantes latinos. Un cóctel que vertebró la propaganda contra los españoles y, con el tiempo, caló profundamente en la historiografía europea.

Esta base racista contra los españoles tuvo su origen paradójicamente en otro pueblo latino. La mala reputación del Imperio español en Italia, transformada en hostilidad abierta durante el reinado de Carlos I de España, hundía sus raíces en la expansión mediterránea de la Corona de Aragón a finales de la Edad Media. El recelo se trasladó pronto también a los castellanos, que eran vistos como la punta de la lanza de un sistema imperial que tenía sus garras puestas en Italia. En 1527, las tropas imperiales, formadas en su mayoría por mercenarios, saquearon Roma y obligaron al pontífice del momento, Clemente VII, a refugiarse en el Castillo de San Ángelo (el antiguo Mausoleo de Adriano).
Frente a la superioridad militar de los españoles –«Dio s´era fatto Spagnuolo» («Dios estaba de su parte»)– surgió la burla italiana. De aquella época datan los chistes sobre la virtuosidad de los militares españoles presentados como bravucones y fanfarrones, tales como el soldado español que aparece en «La ilusión cómica» de Corneille. Del sarcasmo y la burla se pasó pronto al antisemitismo a través de la proclamación de que los españoles tenían sangre de «marranos», esto es, que se mezclaban con los judíos.

Sin ir más lejos, el Papa Paulo IV detestaba a los españoles, de los que decía ser «malditos de Dios, simiente de judíos, moros y herejes, de hez del mundo». Y sobre Carlos I y Felipe II, el napolitano afirmaba: «Quiero declararlos despojados de sus reinos y excomulgarlos, porque son herejes». 

 De Italia el odio racial a los españoles se trasladó a Alemania, terreno ya abonado al rechazo a otras razas. «En el caso del nacionalismo alemán hay un antisemitismo muy violento y una inquina contra lo latino ya en el siglo XVI. Es complicado encontrar el origen de tanto odio», explicó la autora de «Imperiofobia y leyenda negra» en una entrevista a ABC en marzo de este año.
Al valerse Carlos I de España y V de Alemania del oro y la infantería española para hacerse con el cetro imperial, los príncipes alemanes temieron que un emperador con poder real pudiera amenazar su independencia. La religión solo fue una excusa para enfrentarse al Emperador del Sacro Imperio Romano, cuyo poder había sido durante la Edad Media más nominal que real, puesto que era un imperio fragmentado en muchos pequeños principados y ducados.
En esas circunstancias, Martín Lutero inició una reforma religiosa auspiciado y protegido por algunos nobles que querían fastidiar al Emperador. Además de los agravios contra Roma y el Papa, Lutero incorporó pronto a su discurso una fuerte carga racista contra el pueblo que había proporcionado poder real al Emperador. Consideraba a los españoles y a los italianos unos ladrones de los bienes alemanes por encargo de la Iglesia de Roma. Ya en 1537 escribió que los españoles «sunt plerunque Marani, Mamelucken» (la mayoría son marranos, mamelucos). Un insulto, marrano, que los alemanes tomaron prestada de los italianos a partir de esa fecha para referirse a los españoles, no a los judíos. 

Profundamente antisemita, como buena parte de los personajes de su tiempo, Lutero dejó plasmado su odio hacia los judíos en «Sobre los judíos y sus mentiras». «Debemos primeramente prender fuego a sus sinagogas y escuelas, sepultar y cubrir con basura todo aquello a lo que no prendamos fuego para que ningún hombre vuelva a ver de ellos piedras o ceniza», afirmó en un texto que, en opinión del filósofo alemán Karl Jaspers, vertebra parte del programa nazi.Además de judíos, el monje alemán acusó a los españoles de aliados del Imperio turco, a pesar de que Carlos I de España fue el más incansable enemigo de esta potencia musulmana frente a franceses, holandeses e incluso príncipes luteranos, aliados con el sultán. A finales de su vida, Lutero comenzó a usar la expresión «türkischen Spanier» (español turco), porque sostenía que los españoles solo estaban disimulando ser cristianos, pero en verdad planeaban conquistar, junto a los musulmanes, toda Alemania. Satanás, el Imperio español, la Iglesia católica y el Imperio otomano eran los enemigos recurrentes, y aliados entre sí, de la propaganda coordinada por Lutero.

 

 Un rayo llamado Lutero

Martín Lutero, hijo de una familia burguesa de Mansfeld (Alemania), dejó sus estudios universitarios para ingresar en un monasterio agustino de Erfurt cuando, en 1505, un rayo estuvo a punto de alcanzarle de camino a la casa de sus padres. Aterrado, el joven gritó: «¡Ayuda Santa Ana! ¡Me haré monje!». Lutero entró así en el clero empujado «por el terror y la angustia de una muerte repentina», y a través de esta obsesión moral dio lugar a unos escritos donde exhortaba, entre otras cuestiones, a reestructurar la Iglesia y a regresar a las enseñanzas originales de la Biblia.
En las 95 tesis, un texto clavado en las puertas de la Iglesia del Palacio de Wittenberg en 1517, el agustino cargó contra la doctrina papal sobre la venta de indulgencias para financiar la renovación de la Basílica de San Pedro en Roma. León X contestó excomulgando al fraile e instando a Carlos a tomar medidas. En Worms, el popular fraile y el imberbe Emperador tuvieron su primera confrontación teológica, que se celebró bajo la promesa de Carlos de que Lutero podría explicar sus tesis sin acabar en la hoguera como Juan Huss tras la Dieta de Constanza (1414). Carlos le permitió hablar e incluso marcharse. «Ayer escuchamos el discurso de Lutero y lamento haber tardado tanto en intervenir contra él. Nunca más volveré a escucharlo. Que utilice su salvoconducto, pero, a partir de hoy lo consideraré hereje notorio y espero que vosotros, por vuestra parte, cumpláis con vuestro deber de buenos cristianos», se justificó el Monarca sobre su decisión. Carlos lamentaría al final de su vida no haber matado a Lutero en Worms.

A través del Edicto de Worms declaró a Lutero como prófugo, hereje y autorizaba a cualquiera a matarle sin sufrir consecuencias penales. Temiéndose lo peor, Federico de Sajonia simuló un secuestro cuando Lutero regresaba a su casa y lo escondió en el Castillo de Wartburg. Con el tiempo, convirtió su antiguo convento agustino en su casa particular, donde vivió y crió a sus hijos. El monje hereje continuó con su obra hasta su muerte, en 1546, incrementando cada vez más sus ataques contra la Iglesia, como evidencia su obra «Sobre el papado de Roma fundado por el Diablo» (1545), y contra los españoles en particular. Federico de Sajonia, cuyo apoyo había sido decisivo para que Carlos fuera elegido emperador, jamás permitió que dañaran al reformador, aunque curiosamente nunca lo conoció en persona.
Desde su refugio alemán, Lutero alimentó la propaganda protestante que se extendió por Europa al calor de la imprenta de Gutenberg. Solo el monje reformador produjo hasta 1530, según los cálculos de John M. Todd, alrededor de 3.183 panfletos. Maestro visionario de su tiempo en este campo, el monje sabía del poder taumatúrgico de las imágenes para crear mitos sobre la Inquisición española, la codicia de la Iglesia y la inferioridad de los pueblos latinos.
En 1545, se imprimió el libelo «Hic oscula pedibus Papae figuntur» (Aquí besan los pies al Papa), en el que Lutero encargó al pintor Lucas Cranach el Viejo nueve imágenes de fuerte contenido escatológico. Sabía que por los ojos entra todo antes que por las palabras. Claro está que otros autores procedentes del Humanismo alemán, una versión profundamente nacionalista de esta corriente surgida en Italia, también recogieron el guante.

De Italia el Humanismo alemán aprendió que los españoles eran racialmente impuros por su contaminación semita. En la versión alemana de la «Cosmographia Universalis», de Sebastián Münster, se afirma que los españoles mezclan el latín con su propia lengua y con la de los marranos. Además, en los panfletos protestantes de aroma humanista, los hispanos son sodomitas y violadores. Cuando murió el Emperador, los españoles eran ya la personificación de Satanás para la Alemania protestante (no hay que olvidar la importancia de la Alemania católica: «Se denunciaba el advenimiento del Anticristo y su séquito español».
Los rastros de este odio extremo contra los hispanos siguen presentes hoy en refranes y dichos despectivos tales como la expresión «eso me parece español» o «me suena español» (das kommt mir spanish vor) para significar que algo no es de fiar.
La hostilidad contra los españoles, en cualquier caso, era la evolución del odio hacia lo extranjero plasmado en el adjetivo intraducible «welsch». Como explica Roca Barea en su libro «Imperiofobia y leyenda negra», la palabra significaba «céltico» en su origen, pero evolucionó con el tiempo a «italiano o románico». Y a lo largo del siglo XVI la palabra se cargó de tintes peyorativos, tales como «falso», «mentiroso», «inmoral», además de extenderse su uso a españoles y, de forma menos habitual, a franceses.

domingo, 19 de noviembre de 2017

Educación en libertad y sin adoctrinamiento

Sra. Teófila Martínez, presidenta de la Subcomisión de Educación en el Congreso y Sres. y Sras portavoces de los grupos parlamentarios en la misma:

Creo en una educación en libertad.

Por eso quiero poder elegir la educación de mis hijos, la lengua en la que estudien y el centro al que acudirán.

Quiero poder escoger su formación moral, laica o religiosa de acuerdo con mis propias convicciones.

Quiero una educación libre de adoctrinamiento, evitando en el currículo escolar todas aquellas materias y contenidos de alto contenido ideológico: ideología de género, imposición LGTBi, contenidos nacionalistas o xenófobos.

Quiero una educación que sea competencia de los padres y no competencia estatal.

Les ruego que atiendan a este principio constitucional de libertad, respeto y no adoctrinamiento a la hora de consensuar el Pacto Educativo, embrión de la futura Ley de Educación.

Ahora, por favor, mueve esta campaña en tus redes sociales.
Twitter
Usa este tuit para comenzar:
.@teofila_es @luzseijo @martamartirio @J_Sanchez_Serna @jaguirretxea: Garanticen un #PactoEducativo libre de #adoctrinamiento. Sí a la #LibertadEducativa FIRMA: http://www.citizengo.org/hazteoir/ed/115851-pacto-educativo
Si quieres redactar uno por ti mismo, combina estos perfiles de los miembros de la Subcomisión de Educación y hashtags y escribe el texto que prefieras.
Hashtags:
Facebook
Copia la campaña en tu muro y anima a tus amigos a firmarla y compartirla: http://www.citizengo.org/hazteoir/ed/115851-pacto-educativo
Copia la petición en el muro de los siguientes grupos políticos:
WhatsApp o Telegram
Comparte este mensaje:
Por un Pacto Educativo que garantice la libertad de enseñar, de aprender, de elegir y de pensar, y que ponga freno a cualquier adoctrinamiento ideológico y nacionalista. FIRMA: http://www.citizengo.org/hazteoir/ed/115851-pacto-educativo

jueves, 16 de noviembre de 2017

«Finlandia triunfa en educación porque no evalúa constantemente a los profesores, confía en ellos»

Saku Tuominen es un experto en educación de Finlandia. Con su empresa, Hundred, pretende convertirse en 2020 en líder buscando y exportando innovaciones educativas desarrolladas en un país y que sirvan para el resto del planeta.

Saku Tuominen es finlandés. Tiene un curioso y variopinto pasado como productor, creador de centenares de programas de televisión de éxito, crítico de rock y hasta escitor de libros de cocina.

Sin embargo, decidió dejarlo todo para dedicarse a la educación. Es el CEO de Hundred, una empresa que ayuda a las escuelas buscando y compartiendo innovaciones desarrolladas en un punto del planeta que puedan ayudar en el otro extremo. «Es desde el único lugar, la educación, desde donde se pueden cambiar las cosas; hay que empezar con los niños», enfatiza abriendo sus ojos azules. Es consciente de que la televisión lo podría haber hecho llegar más lejos e, incluso, hacerlo rico pero sabe que allí pocas transformaciones «de las buenas» podía hacer. Además, su manera de entender el éxito no es la que lo vincula con el dinero.

Precisamente de esto habló en Wise, la cumbre mundial para la innovación en educación en su ponencia, «Para tener éxito, ¿realmente es importante la inteligencia?».

Tuominen señala que la cuestión que se abordó en Wise era muy difícil de responder por la cantidad de significados que tiene la palabra éxito y también inteligencia. «¿Qué significa el éxito? ¿Ser feliz o ganar dinero? Si ganas mucho dinero pero eres infeliz, ¿eso es ser exitoso? Para responder hay que definir qué es el éxito y qué es la inteligencia. Tradicionalmente la inteligencia se ha relacionado con el coeficiente intelectual, pero actualmente hay otros tipos de inteligencia; puedes ser emocional, moral o socialmente inteligente». Con este planteamiento sobre la mesa, Tuominen zanjó así la cuestión: «Si se tiene un concepto conservador de la inteligencia esta no influye en el éxito. Pero si hablamos de varias inteligencias, de las emocionales y no solo las intelectuales sí que importan para tener éxito».

El objetivo de la educación, para Tuominen, es precisamente el que hace a los niños capaces de desarrollarse en todo tipo de habilidades: «El propósito de la educación es ayudar a los niños a que disfruten y estén entusiasmado respecto a la vida. Que aprendan cosas nuevas, que aprendan de los fracasos y que, si algo inesperado pasa, sepan reaccionar...». Para ello es necesario que los educadores no se centren en la inteligencia como tradicionalmente la conocemos. «Hay escuelas que forman a los niños siguiendo cinco criterios: el académico, el que se centra en el respeto hacia sí mismo, hacia los demás y, finalmente, el que se basa en la sostenibilidad, el entorno. Google solía contratar a los perfiles con mejor rendimiento académico, a los que venían de las mejores universidades como Harvard o Stanford pero, finalmente, dejaron de hacerlo porque estos eran demasiado estrictos, siempre buscaban las respuestas perfectas a todo y por eso optaron por otros perfiles más flexibles, que hacen preguntas, etc».

Su forma de explicar el éxito del modelo educativo de su país también tiene que ver con una necesidad de flexibilidad, de liberación de ataduras, de ruptura con ideas conservadoras: «La esencia del sistema finlandés tiene que ver con dos cosas que se relacionan entre sí: primero, que los profesores están muy formados y, segundo, que se confía en ellos, se les da mucha libertad. Muchos países los ponen a prueba constantemente pero aquí se les dice que se confía en ellos. Finlandia triunfa en educación porque no evalúa constantemente a los profesores, confía en ellos».

Sin embargo, es consciente de que los modelos educativos no son fácilmente exportables. «Si llevas el modelo finlandés no sabes si funcionará, la calidad de los profesores es diferente porque la sociedad en general es diferente».

Tuominen habla con claridad pero se define a sí mismo (al menos, así lo dice en su página web) como un idealista. Con su empresa espera convertirse en líder en 2020 y ser capaz de localizar y compartir las innovaciones educativas de todo el mundo (hoy ya cuenta con más 1.200 ideas de 149 países) que van, desde la mejora de la comida de los comedores, pasando por nuevos sistemas para combatir el bullying hasta medios para alcanzar el alfabestimo.

martes, 14 de noviembre de 2017

Asignatura de Religión: conocer no hace daño a nadie

El debate sobre si la enseñanza de la Religión debe ser parte del currículum educativo, y cuál ha de ser su anclaje legal y práctico, se plantea cíclicamente, sobre todo al comienzo del curso académico. Con este motivo, y al hilo de recientes sentencias y pronunciamientos políticos, Carlos Esteban Garcés explica cuál es el estado de la cuestión en España y responde a las principales polémicas que suscita.
Carlos Esteban Garcés es director de Formación del Profesorado en la Delegación de Enseñanza de la Archidiócesis de Madrid. Especialista en la enseñanza de las religiones, ha publicado varios libros sobre el tema, tanto desde el punto de vista legislativo como de la innovación docente. Es profesor de Pedagogía de la Religión en el Instituto Pontificio San Pío X del Centro Universitario La Salle, donde dirige el Área de Ciencias de la Religión. Su último libro, de 2016, se titula Alumnos competentes en Religión.
— Desde hace ya décadas, en España, la asignatura de Religión es fuente de constantes polémicas... ¿qué pasa?
— Aún pesa demasiado lo que fue la enseñanza religiosa en los 40 años de la dictadura franquista, aunque ya han pasado otros 40 años de democracia. En aquel régimen, la asignatura de Religión era obligatoria y consistía básicamente en una forma de catequesis. En 1979 la Iglesia modificó aquella metodología por un renovado enfoque netamente escolar. La clase de Religión pasó a ser opcional, al igual que la asignatura correspondiente para las demás confesiones, como es coherente en una sociedad plural.
Sin embargo, dado que persiste la imagen antigua en el imaginario colectivo de hoy, debemos asumir que no hemos sido capaces de explicar bien los cambios que convierten la enseñanza de las religiones en una cuestión cívica y democrática, compatible con la diversidad cultural y religiosa. Hasta que no aprendamos a hacerlo, la clase de Religión se seguirá viendo más como un privilegio de las Iglesias que como una realidad educativa.
— ¿España es una excepción entre los países del entorno por tener clases de Religión?
— ¡No; rotundamente, no! En los sistemas educativos europeos la clase de Religión es una realidad. Aunque en cada uno la situación es diversa, en todos ellos se tiene en cuenta la aportación de los saberes religiosos a la formación de la ciudadanía. En Francia, que suele mencionarse como ejemplo de país laico, la presencia del hecho religioso en la escuela está ganando consideración bajo un nuevo modelo interdisciplinar, con una formación del profesorado en un Instituto de Altos Estudios en Ciencias Religiosas creado al efecto en la Sorbona. En Alemania, como en Centroeuropa, la clase de Religión existe con normalidad en la escuela, y también la Teología en las universidades públicas. En los países nórdicos la atención a la cultura religiosa nunca falta. En los países del Este es una realidad más nueva, tras superar el ateísmo oficial de la antigua URSS, pero también creciente. Y en Italia, cuya realidad es más parecida a la nuestra, los profesores de Religión católica pasaron, por oposición, a ser funcionarios hace algo más de una década.

Derecho de las personas, antes que de la Iglesia

— ¿Cuál es el anclaje legal de la asignatura de Religión en el sistema educativo español?
— Estamos demasiado acostumbrados a fundamentar la enseñanza de la Religión en los acuerdos que el Estado español tiene con la Iglesia católica (1979) o con otras confesiones (1992). Sin embargo, se trata de un asunto de derechos fundamentales de las personas, reconocido en la jurisprudencia internacional. Un país democrático puede regularlo a través de acuerdos con las religiones o de otra manera, pero en todo caso deberá siempre reconocer esos derechos. No hacerlo nos situaría en modelos totalitarios.
Sin embargo, mi opinión sobre este anclaje se basa más en fundamentos pedagógicos que jurídicos. Me refiero a que la educación integral reclama necesariamente las contribuciones educativas de los saberes religiosos, sus valores esenciales, su capacidad de dar sentido a la vida, su papel en la historia de las civilizaciones y las culturas de nuestro tiempo, su aportación en términos éticos a la construcción social. Si suprimimos ese ámbito en la formación de los futuros ciudadanos, estamos reprimiendo parte de sus capacidades y mutilando el futuro de las sociedades. En términos de inteligencias múltiples, si la escuela no atiende al desarrollo de la inteligencia intrapersonal, existencial o espiritual, más allá de la interpersonal o cultural, no podremos desplegar todas las posibilidades de las personas.
Aunque en este tiempo de decadencia de las humanidades, entiendo que reclamar la educación de lo interior de las personas puede sonar a lírica. Y como decía la canción, son malos tiempos para la lírica…
— Muchas personas reconocen el derecho de los padres a que sus hijos reciban formación religiosa, pero piensan que esto es catequesis, y por tanto se oponen a que ocurra en colegios públicos. ¿Qué hay de cierto en este argumento?
— La enseñanza de la Religión en centros públicos no es ni una catequesis ni tiene el objetivo de ser una iniciación religiosa: eso pertenece al ámbito propio de las Iglesias. La enseñanza de la religión no se dirige a los creyentes, sino a todos y todas, es una formación netamente escolar, que no conduce automáticamente a la fe. La intencionalidad de la religión en la escuela es la formación sobre lo religioso, para que los alumnos puedan comprender qué lugar ocupa esta realidad en lo personal, en la cultura, en la sociedad, en la historia, en el arte o en la literatura. El conocimiento de lo religioso, como cualquier otro conocimiento, nos hace más libres. La ignorancia nunca puede ser mejor que la sabiduría.
Los alumnos que cursan Religión y luego van a catequesis verán complementada su formación con la experiencia creyente y la iniciación religiosa; para los que no eligen este complemento catequético, la sola formación sobre lo religioso tiene sentido y les ayudará a ser más autónomos en su identidad personal y más preparados en su formación académica.

Educar para la convivencia

— También hay quien no quiere que se imparta Religión en los centros públicos porque entiende que algunos contenidos “incitan al odio” (valoración de la homosexualidad), o contradicen “lo que dice la ciencia” (desde la creación hasta el uso de preservativos). ¿Qué le parece esta opinión?
— Entiendo que algunos tengan esa opinión, quizás por malas experiencias o porque en tiempos anteriores pudo hacerse así. Pero, hoy, sinceramente, no puede mantenerse esa valoración en sus términos generales. Hoy ya no se incita al odio en ningún caso, más bien al contrario, se educa para la convivencia y la tolerancia; hoy no se enseña nada que entre en contradicción con la ciencia, más bien se hace un diálogo fe-ciencia en la que cada una responde desde su propio ámbito; hoy, sinceramente, una sana enseñanza sobre lo religioso previene fundamentalismos, a los que no son inmunes ni los creyentes ni los ateos.
 Todos los cursos escolares, las familias deben elegir expresamente esta asignatura para sus hijos. ¿Cuáles son los porcentajes de elección? ¿Se respeta la opinión de las familias en los centros de enseñanza?
— En el curso 2016-17, eligió la asignatura el 63% de todos los alumnos matriculados; es decir, casi cuatro millones de estudiantes. En los centros públicos, teniendo en cuenta todas las etapas, desde Infantil a Bachillerato, el porcentaje es del 53%.
Creo que en términos generales se respeta el derecho de las familias a elegir la enseñanza de la religión, pero en los últimos años las Administraciones educativas han optimizado tanto los recursos humanos, ha sido un tiempo de tantos recortes, que las clases de Religión en centros públicos agrupan alumnos en números superiores a otras materias, incluso de diferentes cursos. En cualquier caso, entiendo que las motivaciones son más económicas que ideológicas. Por tanto, no se puede deducir que se estén incumpliendo los derechos fundamentales.

Profesores sin privilegios

— Hablemos de los profesores de Religión ¿Quiénes pueden impartir esta asignatura? ¿Cuál es el papel de la Iglesia en la selección? ¿Implica esta intermediación algún tipo de ventaja de estos profesores con respecto al resto, por ejemplo, menores exigencias académicas o profesionales, menos inspección?
— A los profesores de Religión se les exige la misma titulación universitaria que a sus colegas; no hay ninguna excepcionalidad en esto. Además, deben tener la formación en pedagogía de la religión que las confesiones religiosas les pidan. En el caso de la Iglesia católica, se trata de un título académico que se imparte en las universidades y que se llama DECA (Declaración Eclesiástica de Competencia Académica).
La Iglesia diseña y autoriza los contenidos de la DECA, y también los estudios de ciencias religiosas o Teología necesarios para la docencia en Secundaria. Además, la Iglesia selecciona y propone a los profesores de Religión (missio canonica). A partir de ese momento, sin que la Iglesia pierda su competencia sobre la propuesta (que es anual aunque se renueva automáticamente, siempre que no haya un impedimento objetivo respecto a la idoneidad del docente), la relación laboral ya es entre el trabajador y el empleador. En la privada y concertada contratan las entidades titulares respetando en todo caso las exigencias de titulación y la missio canonica.
Cumplidos esos requisitos, los profesores de Religión forman parte del claustro en igualdad de condiciones que el resto, y están sometidos al mismo régimen de funcionamiento, lo que incluye la Inspección Educativa y el régimen disciplinario de los trabajadores.
En conclusión, los profesores de Religión no tienen menos exigencias que el resto de sus compañeros; de hecho, a las propiamente docentes se unen otras eclesiales. En el caso de los profesores de centros públicos, el modo de acceso sí es diferente al de los funcionarios, pero eso no lo deciden ellos. Creo que estarían encantados de acceder al trabajo, cumpliendo los requisitos de titulación y los eclesiales, a través de una oposición; en Italia pasaron de una situación como en España a opositar, y lo que se ha conseguido ha sido prestigiar al profesorado y, por tanto, a la asignatura.

Asignatura con notas

— ¿Debe ser Religión una asignatura evaluable? ¿Tiene la consideración académica que merece?
— En la situación actual, la asignatura de Religión es evaluable a todos los efectos. Y así debe ser. En nuestra cultura educativa, que quiere medir los resultados de forma objetiva, no tiene sentido una asignatura que no lo sea. La formación que se imparte debe ser medible en sus distintos ámbitos: conocimientos, procedimientos y destrezas, etc. Lo que no es evaluable es la fe: un ateo podría sacar un sobresaliente, y un creyente suspender…
Cuando en algunas reformas educativas se ha suprimido la evaluación de esta asignatura, o se han recortado sus efectos, siempre ha sido con la intención de erosionar su importancia académica, para hacer ver que es menor a la de otras disciplinas. Esto no favorece la valoración de lo religioso, que quedaría casi asociado a lo esotérico, sin consistencia racional o científica.
 ¿Le parece bien que, en la actualidad, la alternativa a la asignatura de Religión sea Valores? ¿Cómo debería enfocarse, desde un punto de vista legal, la asignatura alternativa?
— Lo más positivo de la situación actual, en la que los alumnos pueden elegir entre dos materias, Religión o Valores, es la simetría académica de ambas situaciones. Sería injusto que quienes no elijan Religión fueran “premiados” con una asignatura menos. El principio de no discriminación debe estar presente en la organización académica del sistema educativo y debe ser visible para familias y alumnado. De nada sirve mencionarlo en el preámbulo de las leyes y luego incumplirlo en la estructura académica.
Otra cuestión menos positiva es la dicotomía que se genera entre lo religioso y la ética. Cuando se plantean de manera alternativa, puede dar la impresión de que son dos órbitas yuxtapuestas pero incomunicadas: que la religión no necesita de la ética, o que los valores éticos son extraños a la religión. Ambas conclusiones son falsas.
Tanto la ética cívica, que tiende a ser la mínima para garantizar la convivencia, como los valores o virtudes públicas, deben ser exigidos a las religiones en una sociedad plural; pero, a la vez, está ética mínima debe alimentarse de las tradiciones religiosas, cuya moral tiende a máximos antropológicos y sociológicos. Por otra parte, las religiones deben contribuir expresamente a la creación de una ética civil más allá de su propia identidad. Por tanto, la escuela haría un enorme servicio a la sociedad si asumiera esta responsabilidad de manera más visible y servicial.

domingo, 12 de noviembre de 2017

Comisión de Educación y Deporte en el Congreso y USIT-EP

asd
Unión Sindical Independiente de Trabajadores
Empleados Públicos

C/ Bravo Murillo 39, Escalera 50 (E)

Local sindical - 28015 Madrid
Teléfono 91 594 55 60 - Fax 91 593 80 77


Comisión de Educación y Deporte en el Congreso y USIT-EP

Madrid, 10 de noviembre de 2017


Estimadas/os compañeras/os:


Ante la Proposición para la mejora de la Calidad Educativa que presentó el Grupo Socialista en el Congreso, proponiendo que la asignatura de religión fuese arrinconada y no evaluable, desde USIT-EP manifestamos nuestro rechazo y un modelo alternativo, que tiene una gran aceptación, entre otros, en el Grupo Popular.

La propia Presidenta de la Comisión de Educación y Deporte la considera «como aportación para impulsar un acuerdo eficaz e inclusivo en materia educativa para nuestra sociedad».

Un cordial saludo y,


¡Os seguiremos informando!



Carta de contestación de la Presidenta de la Comisión de Educación y Deporte




USIT-EP

sábado, 11 de noviembre de 2017

Cómo Facebook «explota la psicología» de los jóvenes

Solo en Proyecto Hombre, los casos atendidos por uso problemático de las nuevas tecnologías han pasado del 0,42% en 2013 al 2,6% en 2016

La red social creada en 2004 por Mark Zuckerberg para los estudiantes de la la Universidad de Harvard fue concebida desde el principio como algo adictivo.La insólita confesión partió ayer del propio cofundador y primer presidente de Facebook, Sean Parker.
En un evento médico en Axios (Filadelfia), este emprendedor —que se hizo millonario con su participación en la red social más utilizada del mundo— explicó que Facebook fue creada con el propósito de «explotar una vulnerabilidad de la psicología humana: la retroalimentación de la validación social». «Cuando Facebook se estaba desarrollando, el objetivo era: “¿Cómo podemos conseguir que los usuarios consuman tanto tiempo y atención consciente como sea posible”?». Fue esa mentalidad la que llevó a la creación de funciones como el botón «me gusta» que daría a los usuarios «un pequeño golpe de dopamina» para alentarlos a subir más contenido», añadió el magnate, volcado ahora en la lucha contra el cáncer, según informó el periódico británico «The Guardian».
Trece años después del inicio de aquella aventura universitaria nada inocente, Facebook cuenta con casi dos mil millones de seguidores. La mitad la utiliza a diario y un número cada vez mayor reconoce que ya no puede vivir sin consultar constantemente su perfil. De las drogas, sustancias y alcohol, ahora se ha pasado a una adicción a la realidad virtual que hace que muchos jóvenes no sepan distinguir cuál es el mundo real.
En pocos años, las clínicas de desintoxicación y tratamiento de adicciones digitales han proliferado como hongos por el aumento de este trastorno. Solo en Proyecto Hombre, los casos atendidos por uso problemático de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) han pasado del 0,42% de todos los pacientes atendidos en 2013al 2,6% en 2016. «El perfil son jóvenes de entre 16 y 17 años que reconocen un uso abusivo», comenta su presidente, Luis Bononato.

Tiempo virtual por tiempo real

La mayor señal de alarma de un adicto, según Antonio Jesús Molina, coordinador terapéutico de Dianova, es que el adolescente empiece a sustituir «tiempo real, con relaciones reales, por tiempo virtual». En cada persona la prevalencia es distinta, «no se puede medir en horas», dicen los responsables de varios centros, ya que, además, la tecnología más usada tiene una variante que no tienen otras adicciones y es que la «abstinencia cero es imposible», recuerda Molina, así que lo que recomiendan los expertos es un «uso controlado» de las redes y las tecnologías.
¿Es Facebook una red más adictiva que otras? Para los especialistas consultados, no depende del tipo de red, sino de la necesidad de «recompensa», porque, como bien ha reconocido el cofundador de Facebook, era plenamente consciente de que estaban creando un producto que genera más necesidad de recompensa por parte de los usuarios.
El presidente de Proyecto Hombre añade otra variable al cáracter adictivo de esta red social y es que encaja a la perfección con la búsqueda de una aprobación social que muchas veces los jóvenes no encuentran en la vida real. «Ellos se manifiestan a través de las redes sociales no como son sino como les gustaría que los vieran para conseguir mayor popularidad», explica el médico Luis Bononato.
Txaio Ponce de León es una adicta recuperada de 44 años que ahora trabaja como terapeuta en el Centro Atmósfera de Madrid. Compara las adicciones a los estupefacientes al de las tabletas o los móviles.«La conducta es la misma, el daño es el mismo: les aparta de la sociedad, de la familia y para mantener una relación social, necesitan» el dispositivo.
Ponce de León establece el mismo baremo de alerta para los padres: «Estamos ante un problema que en un futuro va a suponer muchos trastornos. El uso abusivo de las TIC crean una dependencia a esa realidad virtual como lo hace una droga. El joven quiere evadirse como cuando consume un porro. El padre debe preocuparse cuando su hijo dedica más tiempo al móvil que al estudio o el deporte».

viernes, 10 de noviembre de 2017

Mujeres, católicas y ganadoras del Premio Nobel: el catolicismo, ¿machista y contra el conocimiento?

Una exposición del CSIC muestra el papel de las mujeres en estos premios





Para empezar por el principio, y bien, decir que Alfred Nobel, un científico sueco que hizo fortuna gracias a las aplicaciones de la química que consiguió idear - dinamita entre otras, imprescindible para la minería e ingeniería- fue un ferviente luterano que jamás renegó de sus convicciones religiosas.Dejó escrito un libro, Némesis, que se publicó tras su muerte, no sin antes estar a punto de desaparecer a manos del pastor que ofició sus funerales, Nathan Soderblom, debido a las aceradas críticas anticlericales sobre la corrupción que Nobel decidió plasmar en sus páginas.

En su testamento dejó escrito que, tras su muerte, su fortuna se destinase a premios anuales a las personas que más hubieran hecho en beneficio de la Humanidad en los terrenos de la física, química, medicina o fisiología, literatura y la paz mundial, y a partir del año 1969 también en la economía (que entrega el Banco Central de Suecia). Dicen que tal gesto tal vez fuera en parte debido a que vivió con enorme disgusto el daño que la Humanidad se hizo a sí misma con la dinamita. Sea por lo que fuere, el gesto lo hizo un hombre profundamente religioso, cristiano para más señas.



Un significativo número de católicas


Pero la cosa no acaba aquí: lo cierto es que no es novedad que muchos Premio Nobel a lo largo de la historia se han declarado creyentes, tantos que en 2015 fueron contabilizados en un estudio similar a éste, arrojando el mismo la cifra de 53. Parte de ellos eran mujeres católicas cuyos nombres y vidas se pueden conocer en una exposiciónque se exhibirá hasta marzo de 2018 en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) de Madrid.

La exposición se va a ver acompañada de talleres de reflexión sobre la realidad de la presencia de la mujer en la ciencia en esta Semana de la Ciencia pronta a comenzar. Seguramente en los talleres no se tratará de poner énfasis en la religiosidad de las laureadas, pero es importante que se haga, porque de no ser así seguirá avanzando una de las mentiras mas groseras que persiste en la actualidad en nuestra sociedad y es la de que ciencia y fe, o catolicismo y razón, están enfrentados, como lo cree a pies juntillas el danbraunismo que nuevamente asola nuestras costas con la novela Origen, como se creyó El Código da Vinci. La magnífica exposición, que a buen seguro itinerará por más ciudades en lo sucesivo, creación de Rocaviva Eventos, está comisariada por Belén Yuste y Sonnia L Rivas-Caballero, que sorprendentemente para lo que es habitual, no ocultan contenidos que permiten trazar las creencias de algunas de las Premio Nobel.



Este es el caso del recuerdo de santa Teresa de Calcuta (1910-1997), de la cual se exhibe entre un amplio conjunto de elementos, una bellísima escultura de la santa a tamaño natural, que te permite hacerte un impresionante selfie con el móvil para conmemorar el momento. Santa Teresa de Calcuta recibió el Premio Nobel de la Paz en 1979 además del más alto galardón civil de la India, el Bharat Ratna, en 1980 .

Sigrid Undset (1882–1949) fue una escritora noruega que obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1928. Se convirtió al catolicismo en 1924, experiencia que narró en Gymnadenia (1929) y en La zarza ardiente (1930). Profesó en la Tercera Orden de la Penitencia de Predicadores como Dominica Seglar. En 1940 se trasladó a los Estados Unidos, a causa de su oposición a la Alemania nazi y la ocupación alemana de Noruega, en donde participó activamente en movimientos de lucha contra los nazis.



Volvió a Noruega en 1945, tras el fin de la II Guerra Mundial. Sus primeras novelas fueron La señora Marta Ulia (1907), Jenny(1911) y Primavera (1914), en las que escribe en contra de los defensores del “amor libre”. Incrementó y consolidó su fama con Las mujeres sabias (1918) y el ensayo Punto de vista de una mujer (1919). Sus obras más conocidas son Kristin Lavransdatter (1920-1922) y Olav Audunssön (1925-1927), en las que trata el permanente conflicto entre el amor terreno y el divino.

Gerty Theresa Radnitz Cori(1896-1957) nació en el seno de una familia judía en Praga y emigró a los EEUU por la persecución religiosa contra los judíos. Nació pues en un ambiente profundamente religioso. Y más adelante se convirtió al catolicismo. Fue la tercera mujer en el mundo y primera en Estados Unidos en ganar un Premio Nobel en Ciencias y la primera mujer a nivel mundial en ser galardonada con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina, en 1947, por sus descubrimientos en el curso de la conversión catalítica del glucógeno.



Gerty Cori recomendó que le diesen el Premio Nobel en fisiología o Medicina a Severo Ochoa, que dijo de ella tras su fallecimiento por dolorosa y larga enfermedad: “Gerty, para todos nosotros, fue un ser humano de una gran profundidad espiritual. Modesta, amable, generosa y cariñosa a un grado superlativo y una amante de la naturaleza y el arte”. Dos meses más tarde, en un homenaje póstumo realizado en la Universidad de Washington, Bernardo Houssay, el fisiólogo argentino que compartió el Nobel con los Cori, miembro de la Academia Pontificia de Ciencias, expresó en un discurso: “La vida de Gerty Cori fue un noble ejemplo de dedicación a un ideal, el avance de la ciencia y para el beneficio de la humanidad. La encantadora personalidad de Gerty Cori, tan rica en cualidades humanas, se ganó la amistad y la admiración de todos los que tuvieron el privilegio de conocerla. [...] Su nombre está grabado para siempre en los anales de la ciencia y su recuerdo será apreciado por sus muchos amigos mientras estemos vivos”.

Gabriela Mistral (1889-1957) recibió el Premio Nobel de literatura en 1954. Su nombre auténtico fue Lucila Godoy Alcayaga, nacida en Vicuña. Fue cónsul de su país, Chile, en Lisboa, Madrid, Brasil, Nápoles y Los Ángeles, y profesora visitante en varias universidades de Estados Unidos y América Latina. Se afanó toda su vida por conseguir una educación de calidad para los niños de América latina, hasta el punto de que el dinero producido por la venta de sus libros en América del Sur, dejó estipulado en su testamento que debía destinarse a los niños pobres de Montegrande, Chile.



Su religiosidad queda plasmada en su prosa de manera inequívoca y abundante. Toda ella está accesible gratuitamente en la red. En su escrito El sentido religioso de la vida dice: “Religiosidad es buscar en esa naturaleza su sentido oculto y acabar llamándola al escenario maravilloso trazado por Dios para que en él trabaje nuestra alma. Respecto del cuerpo, religiosidad es vivir sacudiendo su dominio y una vez domado, hacerlo el puro instrumento siervo, que debe trabajar para el espíritu, que es su única razón de ser. No sólo los cielos, la tierra y la carne que la puebla, son esa escritura de Dios de que habla Salomón… Nos dividimos, hombres y mujeres, en religiosos y a-religiosos (no quiero nombrar a los otros). El hombre a-religioso es el hombre frívolo… Estupenda frivolidad es el materialismo que se cree sin embargo, hijo de la observación y la ciencia”. A la Biblia, que ella llamaba el Santo Libro, achacaba en buena parte la inspiración de su vocación literaria: “Mi contacto con la lírica judía, que había de ser la lírica de mi nutrimiento, lo hizo, cuando yo tenía 10 años, mi abuela, doña Isabel Villanueva” ¿cómo? Leyendo la Biblia delante de ella ( Luis Vargas Saavedra Prosa religiosa de Gabriela Mistral. Santiago de Chile: Editorial Andrés Bello; 1978).



Wangari Maathai (1940-2011), keniata, se incorporó a los once años a la Escuela Primaria Intermedia Santa Cecilia –escuela relgiiosa-, aprendió a hablar inglés con fluidez, y se convirtió al catolicismo. Se interesó mucho por la Legión de María. Tras obtener su Bachelor of Science en 1964, estudió la maestría en Biología en la Universidad de Pittsburgh financiada por el Instituto Africano-Americano, y durante su estancia en Pittsburgh experimentó por vez primera una restauración medioambiental cuando ecologistas locales se propusieron limpiar el aire de la ciudad. En 1971 se convirtió en la primera mujer de África Oriental en obtener un doctorado, en su caso de anatomía veterinaria, de la Escuela Universitaria de Nairobi, que se convertiría en la Universidad de Nairobi al año siguiente. En enero de 2003, fue nombrada ayudante del ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, cargo que ejerció hasta noviembre 2005. Recibió el Premio Nobel de la Paz de 2004 por su "contribución al desarrollo sostenible, la democracia y la paz" convirtiéndose en la primera mujer africana y la primera ambientalista en ganar el premio.



Toni Morrison (1931-) se convirtió al catolicismo a los doce años siendo bautizada como "Anthony", que más adelante se convertiría en su apodo "Toni". Gran aficionada a la lectura de Leon Tolstoi, del que fue gran seguidor, en lo que se refiere a su cristianismo pacifista. Se graduó en 1953 con una licenciatura en Inglés en la Universidad de Howard y en 1955 fue admitida en la Universidad de Cornell, donde estudió un posgrado de Literatura inglesa. Su obra Beloved (1987) ganó el Premio Pulitzer de ficción y un American Book Award. En ese mismo año, Morrison entró como profesora visitante en el Bard College. Trató con crudeza el tema de la esclavitud en Jazz (1992) y Jugando en la oscuridad (1992).

A partir de 1989 fue profesora de letras en la elitista Universidad de Princeton, en el estado de Nueva Jersey. En 1988 fue galardonada con el Premio Pulitzer. En 1993 obtuvo el Premio Nobel de Literatura. Miembro de la Academia Americana de las Artes y las Letras, Miembro del Consejo Nacional de las Artes, en 2005, Morrison fue muy explícita en una entrevista en la que llegó a decir: "Yo soy católica... Y [refiriéndose al Paraíso] lo que me salvó fue, creo - lo que me ayudó en todo caso - fue saber que iba a tomar en serio la religión, en el sentido de creencia”.


De izquierda a derecha, Betty Williams y Mairead Maguire

Betty Williams (1943-), de abuelo materno judío que le inculcó el respeto por las religiones, fue a un colegio católico, algo que le hizo abandonar el IRA y dedicarse a buscar vías no violentas al conflicto de Irlanda, por lo que en 1976 recibió el Nobel de la Paz, compartido con Mairead Maguire (1944-), también estudiante en colegios católicos y católica practicante como Betty.




 

Las hubo que se quedaron a las puertas:
 
Pero la exposición también recuerda otras mujeres que estuvieron a punto de ser galardonadas, pero no lo lograron.



Irena Sendler (1910-2008), la polaca conocida por haber salvado a 2.500 judíos del gueto de Varsovia durante la II Guerra Mundial, fue una enfermera y trabajadora social polaca católica practicante. Candidata al Premio Nobel de la Paz en 2007, aunque finalmente no resultara elegida, fue reconocida como Justa entre las naciones por Israel, y se le otorgó la más alta distinción civil de Polonia al ser nombrada dama de la Orden del Águila Blanca. En Wikipedia puede completarse su fisonomía. “La razón por la cual rescaté a los niños tiene su origen en mi hogar, en mi infancia. Fui educada en la creencia de que una persona necesitada debe ser ayudada de corazón, sin mirar su religión o su nacionalidad”, llegaría a decir en cierta ocasión.



Dentro de este grupo, pero con un gran espacio dedicado en la exposición, está la española Concha Espina. María de la Concepción Jesusa Basilisa Rodríguez-Espina y García-Tagle, más conocida como Concha Espina (1869 -1955), fue una escritora española cuya biografía reducida se encuentra en la web de la Real Academia de Historia. En uno de cuyos carteles se recogen unas declaraciones suyas en las que dijo lo siguiente: “Soy católica, y a mi juicio, la Iglesia gana separándose del estado”.

El Nobel y un sillón en la Real Academia de la Lengua, para los cuales fue propuesta pero se quedó en el camino… La niña de Luzmela, El metal de los muertos, son algunas de sus más afamadas novelas, que la catapultaron a la primera línea de la intelectualidad española de la época, que la llevó a mantener una tertulia a la que asistían Ramón y Cajal, Ortega y Gasset, Antonio Machado, Gerardo Diego, Blanca de los Ríos, Ricardo León, María Blanchard, García Lorca…Gregorio Marañón llegó a comentar de su novela Las niñas desaparecidas: “Hace un bien casi físico al lector”.

Ramón y Cajal, Menéndez Pidal, Jacinto Benavente, Gerardo Diego, son algunos de los que la propusieron para el Nobel que finalmente no recibió. Sin embargo fue miembro de la Academia de Artes y Letras de Nueva York y de la Hispanic Society, y recibió el Premio Nacional de Literatura (1927), el Premio Cervantes de Novela (1949), la Medalla de Oro al Mérito del Trabajo y la Banda de Alfonso X El Sabio entre otros. En 1929 viajó a Sudamérica como embajadora extraordinaria de Alfonso XIII.

La única española propuesta para Premio Nobel dirigió a Dios sus últimas palabras, recogidas en el recordatorio de su fallecimiento y expuesto en la exposición, en el que se señala que murió tras recibir los santos sacramentos y la bendición papal, fueron “Ahora sí que voy a ver, para no cegar más”.



No católicas, pero sí religiosas

Otras mujeres recordadas en la excelente exposición, no fueron católicas, pero bien profesaron otras creencias, bien recibieron religión en la escuela, y a juzgar por los resultados que obtuvieron respecto a la Academia Sueca, no parece que quedaran muy “taradas” por su religiosidad. Pearl Buck (1892-1973) recibió religión en la escuela al haber nacido en una familia de misioneros presbiteranos, y ganó el Nobel de Literatura en 1938. Emile Greene Balch (1867-1961)ganó el Nobel de la Paz en 1946 siendo cuáquera. Nelly Sachs (1891-1970) ganó el de Literatura en 1966 siendo judía practicante. Rosalyn Yalow (1921-2011) también judía practicante, ganó el Nobel de Medicina en 1977. La birmana Aung San Suu Kyi (1941-)ganaría el Nobel de la Paz en 1991, habiendo recibido la enseñanza en el Colegio Jesús y María de Nueva Delhi y sin dejar de practicar el budismo, solicitando el mismísimo san Juan Pablo II su liberación cuando fue encarcelada por defender los derechos humanos en su país. Doris Lessing (1919-2013) ganó el Nobel de Literatura en 2007 habiendo estudiado en un colegio de monjas. Ada Yonath (1939-),proveniente de una familia rabínica y habiendo cursado estudios en escuelas judías ganaría el Nobel de Química en 2009. La musulmana Tawakkul Karman o Tawakel Karman (1979-), co-ganadora del Premio Nobel de la Paz del 2011, convirtiéndose en la primera yemení, la primera mujer árabe, la segunda mujer musulmana y la segunda más joven en ganar un Nobel. La liberiana Leymah Gbowee (1972-) conquistaría en 2011 el Nobel de la Paz, siendo madre de seis hijos. Ellen Johnsosn-Sirleaf (1938-), lo compartiría con ella después de haber estudiado en una escuela metodista y haber cursado un máster en economía en la Universidad de Harvard, universidad de origen cristiano.


La visita a la exposición es más que recomendable como actividad extraescolar de profesores de religión con sus alumnos, o de centros concertados de inspiración católica, o de parroquias con feligreses interesados en comprobar con hechos concretos que ciencia y fe son compatibles, al menos en la Iglesia Católica.

(Alfonso Carrascosa es científico del CSIC)