jueves, 27 de abril de 2017

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA 51 JORNADA MUNDIAL DE LAS COMUNICACIONES SOCIALES


Gracias al desarrollo tecnológico, el acceso a los medios de comunicación es tal que muchísimos individuos tienen la posibilidad de compartir inmediatamente noticias y de difundirlas de manera capilar. Estas noticias pueden ser bonitas o feas, verdaderas o falsas. Nuestros padres en la fe ya hablaban de la mente humana como de una piedra de molino que, movida por el agua, no se puede detener. Sin embargo, quien se encarga del molino tiene la posibilidad de decidir si moler trigo o cizaña. La mente del hombre está siempre en acción y no puede dejar de «moler» lo que recibe, pero está en nosotros decidir qué material le ofrecemos. (cf. Casiano el Romano, Carta a Leoncio Igumeno).
Me gustaría con este mensaje llegar y animar a todos los que, tanto en el ámbito profesional como en el de las relaciones personales, «muelen» cada día mucha información para ofrecer un pan tierno y bueno a todos los que se alimentan de los frutos de su comunicación. Quisiera exhortar a todos a una comunicación constructiva que, rechazando los prejuicios contra los demás, fomente una cultura del encuentro que ayude a mirar la realidad con auténtica confianza.
Creo que es necesario romper el círculo vicioso de la angustia y frenar la espiral del miedo, fruto de esa costumbre de centrarse en las «malas noticias» (guerras, terrorismo, escándalos y cualquier tipo de frustración en el acontecer humano). Ciertamente, no se trata de favorecer una desinformación en la que se ignore el drama del sufrimiento, ni de caer en un optimismo ingenuo que no se deja afectar por el escándalo del mal. Quisiera, por el contrario, que todos tratemos de superar ese sentimiento de disgusto y de resignación que con frecuencia se apodera de nosotros, arrojándonos en la apatía, generando miedos o dándonos la impresión de que no se puede frenar el mal. Además, en un sistema comunicativo donde reina la lógica según la cual para que una noticia sea buena ha de causar un impacto, y donde fácilmente se hace espectáculo del drama del dolor y del misterio del mal, se puede caer en la tentación de adormecer la propia conciencia o de caer en la desesperación.
Por lo tanto, quisiera contribuir a la búsqueda de un estilo comunicativo abierto y creativo, que no dé todo el protagonismo al mal, sino que trate de mostrar las posibles soluciones, favoreciendo una actitud activa y responsable en las personas a las cuales va dirigida la noticia. Invito a todos a ofrecer a los hombres y a las mujeres de nuestro tiempo narraciones marcadas por la lógica de la «buena noticia».
La buena noticia
La vida del hombre no es sólo una crónica aséptica de acontecimientos, sino que es historia, una historia que espera ser narrada mediante la elección de una clave interpretativa que sepa seleccionar y recoger los datos más importantes. La realidad, en sí misma, no tiene un significado unívoco. Todo depende de la mirada con la cual es percibida, del «cristal» con el que decidimos mirarla: cambiando las lentes, también la realidad se nos presenta distinta.  Entonces, ¿qué hacer para leer la realidad con «las lentes» adecuadas?
Para los cristianos, las lentes que nos permiten descifrar la realidad no pueden ser otras que las de la buena noticia, partiendo de la «Buena Nueva» por excelencia: el «Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios» (Mc 1,1). Con estas palabras comienza el evangelista Marcos su narración, anunciando la «buena noticia» que se refiere a Jesús, pero más que una información sobre Jesús, se trata de la buena noticia que es Jesús mismo. En efecto, leyendo las páginas del Evangelio se descubre que el título de la obra corresponde a su contenido y, sobre todo, que ese contenido es la persona misma de Jesús.
Esta buena noticia, que es Jesús mismo, no es buena porque esté exenta de sufrimiento, sino porque contempla el sufrimiento en una perspectiva más amplia, como parte integrante de su amor por el Padre y por la humanidad. En Cristo, Dios se ha hecho solidario con cualquier situación humana, revelándonos que no estamos solos, porque tenemos un Padre que nunca olvida a sus hijos. «No temas, que yo estoy contigo» (Is 43,5): es la palabra consoladora de un Dios que se implica desde siempre en la historia de su pueblo. Con esta promesa: «estoy contigo», Dios asume, en su Hijo amado, toda nuestra debilidad hasta morir como nosotros. En Él también las tinieblas y la muerte se hacen lugar de comunión con la Luz y la Vida. Precisamente aquí, en el lugar donde la vida experimenta la amargura del fracaso, nace una esperanza al alcance de todos. Se trata de una esperanza que no defrauda ―porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones (cf. Rm 5,5)― y que hace que la vida nueva brote como la planta que crece de la semilla enterrada. Bajo esta luz, cada nuevo drama que sucede en la historia del mundo se convierte también en el escenario para una posible buena noticia, desde el momento en que el amor logra encontrar siempre el camino de la proximidad y suscita corazones capaces de conmoverse, rostros capaces de no desmoronarse, manos listas para construir.
La confianza en la semilla del Reino
Para iniciar a sus discípulos y a la multitud en esta mentalidad evangélica, y entregarles «las gafas» adecuadas con las que acercarse a la lógica del amor que muere y resucita, Jesús recurría a las parábolas, en las que el Reino de Dios se compara, a menudo, con la semilla que desata su fuerza vital justo cuando muere en la tierra (cf. Mc 4,1-34). Recurrir a imágenes y metáforas para comunicar la humilde potencia del Reino, no es un manera de restarle importancia y urgencia, sino una forma misericordiosa para dejar a quien escucha el «espacio» de libertad para acogerla y referirla incluso a sí mismo. Además, es el camino privilegiado para expresar la inmensa dignidad del misterio pascual, dejando que sean las imágenes ―más que los conceptos― las que comuniquen la paradójica belleza de la vida nueva en Cristo, donde las hostilidades y la cruz no impiden, sino que cumplen la salvación de Dios, donde la debilidad es más fuerte que toda potencia humana, donde el fracaso puede ser el preludio del cumplimiento más grande de todas las cosas en el amor. En efecto, así es como madura y se profundiza la esperanza del Reino de Dios: «Como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece» (Mc 4,26-27).
El Reino de Dios está ya entre nosotros, como una semilla oculta a una mirada superficial y cuyo crecimiento tiene lugar en el silencio. Quien tiene los ojos límpidos por la gracia del Espíritu Santo lo ve brotar y no deja que la cizaña, que siempre está presente, le robe la alegría del Reino.
Los horizontes del Espíritu   
La esperanza fundada sobre la buena noticia que es Jesús nos hace elevar la mirada y nos impulsa a contemplarlo en el marco litúrgico de la fiesta de la Ascensión. Aunque parece que el Señor se aleja de nosotros, en realidad, se ensanchan los horizontes de la esperanza. En efecto, en Cristo, que eleva nuestra humanidad hasta el Cielo, cada hombre y cada mujer puede tener la plena libertad de «entrar en el santuario en virtud de la sangre de Jesús, por este camino nuevo y vivo, inaugurado por él para nosotros, a través del velo, es decir, de su propia carne» (Hb 10,19-20). Por medio de «la fuerza del Espíritu Santo» podemos ser «testigos» y comunicadores de una humanidad nueva, redimida, «hasta los confines de la tierra» (cf. Hb 1,7-8).
La confianza en la semilla del Reino de Dios y en la lógica de la Pascua configura también nuestra manera de comunicar. Esa confianza nos hace capaces de trabajar ―en las múltiples formas en que se lleva a cabo hoy la comunicación― con la convicción de que es posible descubrir e iluminar la buena noticia presente en la realidad de cada historia y en el rostro de cada persona.
Quien se deja guiar con fe por el Espíritu Santo es capaz de discernir en cada acontecimiento lo que ocurre entre Dios y la humanidad, reconociendo cómo él mismo, en el escenario dramático de este mundo, está tejiendo la trama de una historia de salvación. El hilo con el que se teje esta historia sacra es la esperanza y su tejedor no es otro que el Espíritu Consolador. La esperanza es la más humilde de las virtudes, porque permanece escondida en los pliegues de la vida, pero es similar a la levadura que hace fermentar toda la masa. Nosotros la alimentamos leyendo de nuevo la Buena Nueva, ese Evangelio que ha sido muchas veces «reeditado» en las vidas de los santos, hombres y mujeres convertidos en iconos del amor de Dios. También hoy el Espíritu siembra en nosotros el deseo del Reino, a través de muchos «canales» vivientes, a través de las personas que se dejan conducir por la Buena Nueva en medio del drama de la historia, y son como faros en la oscuridad de este mundo, que iluminan el camino y abren nuevos senderos de confianza y esperanza.
Vaticano, 24 de enero de 2017
Francisco

jueves, 20 de abril de 2017

Los alumnos pueden sacar el título de ESO hasta con dos suspensos

Los alumnos de ESO podrán obtener el título de esta etapa con un máximo de dos materias suspensas siempre que no sean simultáneamente Lengua Castellana y Literatura y Matemáticas, según un proyecto ministerial de real decreto.
El texto precisa que, a estos efectos, las lenguas cooficiales tendrán la misma consideración que la castellana en las comunidades correspondientes.
Esto será así mientras se lleven a cabo las negociaciones para el Pacto de Estado social y político por la Educación, según han recordado hoy a Efe fuentes del Ministerio de Educación.
Esta regulación se establecerá a raíz del real decreto ley de diciembre pasado que dejó sin efectos transitoriamente las evaluaciones finales de ESO y Bachillerato previstas en la Lomce para conseguir los títulos de estas etapas. Han reiterado las fuentes que esas pruebas serán, de momento, de carácter muestral.
El proyecto de decreto sobre la obtención de los títulos de secundaria, ya debatido por el Ministerio con las comunidades, precisa que deberá constar la calificación final de ESO como media de las notas numéricas obtenidas en cada una de las asignaturas cursadas, expresadas en una escala de 1 a 10 con dos decimales.
En caso de que el alumno no haya cursado la ESO totalmente en el sistema educativo español, para la calificación final se tendrán en cuenta únicamente las notas obtenidas en este.
El cuanto al título de Bachillerato, será necesaria la evaluación positiva en todas las materias de la etapa, como hasta ahora.
La anterior regulación, la LOE de 2006, establecía que obtendrían el graduado en Secundaria Obligatoria quienes superen todas las materias de la etapa como norma general. No obstante, el Real Decreto de 29 de diciembre de 2006 de enseñanzas mínimas de ESO añadía en el artículo 15.2:
«Asimismo podrán obtener dicho título aquellos que hayan finalizado el curso con evaluación negativa en una o dos materias, y excepcionalmente en tres, siempre que el equipo docente considere que la naturaleza y el peso de las mismas en el conjunto de la etapa no les ha impedido alcanzar las competencias básicas y los objetivos de la etapa».

martes, 18 de abril de 2017

La última palabra no es sepulcro ni muerte sino vida

Al presidir el rezo de la oración mariana del Regina Coeli que en el tiempo de Pascua reemplaza al Ángelus, el Papa Francisco señaló que con la resurrección de Cristo, “la última palabra no es sepulcro, no es la muerte, sino la vida”.

Así lo indicó el Santo Padre bajo un soleado mediodía de Roma en el llamado “Lunes del Ángel”, ante miles de personas reunidas en la Plaza de San Pedro en el Vaticano.

“Desde que, en la aurora del tercer día, Jesús crucificado ha resucitado, ¡la última palabra no es más de la muerte sino de la vida! ¡La última palabra no es el sepulcro, no es la muerte, sino la vida!”, exclamó Francisco.

"Por esto repetimos tanto: 'Cristo ha resucitado'. Porque en Él el sepulcro ha sido derrotado y ha nacido la vida", agregó.

“En este lunes de fiesta, llamado ‘Lunes del Ángel’, la liturgia hace resonar el anuncio de la Resurrección proclamado ayer ‘¡Cristo ha resucitado, aleluya!’ En el hodierno pasaje evangélico podemos escuchar el eco de las palabras que el Mensajero celestial dirige a las mujeres que llegaron al sepulcro: ‘Rápido, vayan a decirle a los discípulos que ha resucitado de entre los muertos’”.

Esta invitación, dijo el Papa, está dirigida “a nosotros también” a “‘hacer rápido’ e ‘ir’ y anunciar a los hombres y a las mujeres de nuestro tiempo este mensaje de alegría y esperanza”.

Ante la fuerza de la resurrección del Señor, “que constituye la verdadera y propia novedad de la historia y del cosmos, estamos llamados a ser hombres y mujeres nuevos según el Espíritu, afirmando el valor de la vida. ¡Esto ya es comenzar a resurgir!”

“Seremos hombres y mujeres de resurrección si, en medio de las pruebas que afligen al mundo, a la mundanidad que aleja de Dios, sabemos dar gestos de solidaridad y acogida, alimentar el deseo universal de la paz y la aspiración a un ambiente libre de deterioro”.

Se trata, precisó el Pontífice, “de signos comunes y humanos pero que, sostenidos y animados por la fe en el Señor resucitado, pueden adquirir una eficacia muy superior a nuestras capacidades”.

“Sí, porque Cristo está vivo y obra en la historia por medio de su Espíritu Santo: rescata nuestras miserias, llega a todo corazón humano y devuelve la esperanza a quien está oprimido y sufriendo”.

El Santo Padre hizo votos para que “la Virgen María, testigo silencioso de la muerte y la resurrección de su Hijo Jesús, nos ayude a ser signos claros de Cristo resucitado entre las pruebas del mundo, para que cuantos están en tribulación y en dificultades no sigan siendo víctimas del pesimismo, de la resignación, sino que encuentren en nosotros muchos hermanos y hermanas que ofrecen su sostenimiento y consuelo”.

“Que nuestra Madre nos ayude a creer fuertemente en la resurrección de Jesús, admirable misterio de salvación, y en su capacidad de transformar los corazones y la vida.”

El Papa también pidió la intercesión de la Madre de Dios para que “interceda de modo particular por las comunidades cristianas que están llamadas hoy en nuestro mundo a un testimonio más difícil y valiente”.

“A cada uno de ustedes les auguro que pasen en la serenidad estos días de la Octava de Pascua, en la que se prolonga la alegría de la resurrección de Cristo”, dijo luego.

Finalmente exhortó a tomar “cada buena ocasión para ser testimonio de la paz del Señor resucitado. ¡Buena y Santa Pascua a todos! Por favor, no se olviden de rezar por mí”.

lunes, 10 de abril de 2017

Mientras pide limosna estudia para el colegio

Por unos días fue una imagen anónima de una niña que circuló en distintos medios sociales

Mientras pedía limosna en la calle, al noreste de la ciudad de San Miguel de Tucumán, en la Argentina, completaba los deberes para el colegio. Por unos días fue una imagen anónima de una niña que circuló en distintos medios sociales. Pero un periodista tucumano la encontró, y reveló la verdadera identidad de una niña que, se supo después, necesita mucha ayuda pero no faltó ni un día a clase.

Camila tiene seis años, y es muy tímida. Muy delgada, de ojos color castaño, apareció días después en el Canal 8 de Tucumán, que logró identificarla y fue hasta el colegio al que asiste a primer grado. Su maestra de jardín de infantes, Adriana, reconoció que es una niña muy tímida, pero “luego con los días ese ánimo lo fue cambiando y despertó en ella la curiosidad y el interés por aprender cada día más. Es muy aplicada y con muchas ganas de superarse, con el apoyo de su mamá.”

Ángela, la mamá de Camila, no tuvo la oportunidad como su hija de aprender a leer y escribir. Y emocionada, reconoció que tiene muchas dificultades y necesita sobre todo una solución habitacional. “La mamá de Camila es un ejemplo porque a pesar de sus limitaciones económicas y sociales jamás falta”, aseguró la directora del establecimiento, Patricia, en una entrevista al mismo canal.

Siempre envía a su hija al colegio bien arreglada, con uniforme, se ocupa de pagar el seguro y es permanentemente colaboradora con la escuela. Nunca faltó a los talleres que la escuela hace con los padres. “Saben que es la escuela la única que les va a permitir salir de la situación en la que están”, aseguró Patricia.

Mientras la historia de Camila trasciende gracias a una foto que se hizo viral, la educación argentina, aún hoy, vive momentos de incertidumbre. Gremios docentes y gobiernos no logran llegar a acuerdos sobre el porcentaje de incremento salarial para compensar la inflación del último año, y se suceden las huelgas que dejan a decenas de miles de niños sin poder ir a estudiar.

Los docentes argentinos, independientemente de la inflación, se encuentran entre los profesionales con salarios más bajos del país, en valores similares a lo que perciben recolectores de residuos del sector del transporte de carga.


domingo, 9 de abril de 2017

7 aportaciones de Juan Bautista de La Salle que revolucionaron la pedagogía

¿Conoces las 12 virtudes del buen maestro?

A finales del siglo XVII, en la Francia pre-revolucionaria, un hombre llamado Juan Bautista de La Salle se dedicó en cuerpo y alma a la educación humana y cristiana de niños pobres y de maestros que pudieran formarles. Él y sus “hermanos” inventaron una escuela distinta a las que existían.
Su aportación al ámbito educativo ha sido enorme y pasa por algunas ideas tan innovadoras en su momento como habituales en la actualidad:
  1. Agrupar a los alumnos por edades (la lección ya no se impartía individualmente, sino por secciones)
  2. Enseñarles en su lengua (en lugar de en latín, como se hacía en la educación privada del momento)
  3. Establecer un horario fijo para las lecciones (algo inédito hasta entonces)
  4. Intentar implicar a los padres en la educación de sus hijos (algo no tan habitual entre las familias más humildes)
  5. Establecer un manual pedagógico para los maestros, animándoles a tratar con cariño y respeto a los niños
  6. Innovar en estructuras educativas: fundó la primera Escuela Normal para formar profesores, creó escuelas técnicas y correccionales para jóvenes con problemas con la Justicia, es precursor de la escuela secundaria.
  7. Ofrecer educación gratuita a pobres en un lugar donde sólo los más ricos podían recibir educación y acompañarles a través de evaluaciones
En 1950, san Juan Bautista de La Salle fue declarado patrono universal de los educadores por el papa Pío XI. El Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, que él fundó en el año 1687, enseña hoy a cerca de un millón de alumnos en más de 85 países.
Entre sus numerosas obras escolares y espirituales se encuentra la Guía de las Escuelas Cristianas, un referente entre los libros de pedagogía con grandes ideas sobre la prevención de fracaso escolar, la organización pedagógica, la psicología evolutiva y las relaciones humana, y reglas de cortesía y urbanidad cristiana que todavía siguen inspirando. Como estas:
· Cuando se abra la puerta se cuidará de que los escolares no se apresuren a entrar en tropel, sino que entren pausadamente, uno tras otro.
· Los maestros tendrán sumo cuidado de que todos los escolares estén en clase y de que ninguno llegue tarde, a no ser por razones importantes o por necesidad; serán muy exactos en hacer observar este punto, y el Inspector de las Escuelas velará al respecto, e incluso advertirá a los padres, al admitir a los escolares, que es necesario que se encuentren todos los días en la escuela a la hora exacta, y que no se les admite sino con esta condición
· [Los maestros] Caminarán con suma modestia y en silencio, con paso no apresurado, sino reposado, y manifestando en sus ojos y en todo su exterior gran compostura. 
· El maestro debe cuidar que los escolares lleven todos los días con qué desayunar y con qué merendar, a menos que tenga certeza de su pobreza.
· El maestro cuidará, sobre todo, de no familiarizarse en absoluto con los alumnos, de no hablarles con dejadez y de no permitir que le hablen sino con mucho respeto.
· La segunda cosa que debe cuidar el maestro en la escritura es enseñar a tener bien la pluma y el papel; y este cuidado es importante, pues los alumnos que no hayan sido formados primero en sostener bien la pluma nunca escribirán bien.
· Al comienzo de cada lección se harán breves oraciones o algunos actos para pedir a Dios la gracia de estudiarla y aprenderla bien
· Nueve cosas pueden ayudar a establecer y mantener el orden en las escuelas: 1. La vigilancia del maestro; 2. Los signos; 3. Los registros; 4. Las recompensas; 5. Las correcciones; 6. La asiduidad de los alumnos y su puntualidad; 7. La reglamentación de los días de asueto; 8. El establecer diversos responsables y la fidelidad en cumplir bien sus empleos; 9. La estructura, la calidad y la uniformidad de las escuelas y de los muebles que en ellas se necesitan.
· La experiencia, apoyada en la doctrina constante de los santos, y los ejemplos que nos han dado, prueba suficientemente que para hacer que se perfeccionen aquellos a quienes se dirige, hay que proceder con ellos de manera suave y firme a la vez; sin embargo, muchos se ven obligados a confesar, o al menos lo demuestran suficientemente por el modo de comportarse con aquellos de que están encargados, que no hallan fácilmente, en la práctica, el modo de unir ambas cosas.
· Es muy conveniente no imponer ningún castigo sin considerar previamente que pueda ser útil y provechoso; y así, resulta pernicioso imponer alguno sin mirar antes si ese castigo será útil, tanto al alumno a quien se quiere imponer, como a los demás, que van a presenciarlo
· En las escuelas habrá varios encargados de realizar varias y diferentes funciones que los maestros no pueden o no deben hacer ellos mismos. Estos encargados son: 1. El recitador de oraciones; 2. El que, en los repasos de la santa Misa, dice lo que debe decir el sacerdote, llamado por este motivo ministro de la santa Misa; 3. El limosnero; 4. El portahisopo; 5. El rosariero y sus ayudantes; 6. El campanero; 7. El inspector y los vigilantes; 8. Los primeros de banco; 9. Los visitadores de los ausentes; 10. Los distribuidores y recogedores de cuadernos; 11. Los distribuidores y recogedores de libros; 12. Los barrenderos; 13. El portero; 14. El encargado de las llaves.
· Las 12 virtudes del buen maestro: Gravedad, silencio, humildad, prudencia, sabiduría, paciencia, mesura, mansedumbre, celo, vigilancia, piedad y generosidad.