lunes, 29 de abril de 2019

Más de 3.300.000 alum­nos eli­gen la asig­na­tu­ra de Re­li­gión

La Co­mi­sión Epis­co­pal de En­se­ñan­za ofre­ce los da­tos es­ta­dís­ti­cos so­bre los alum­nos que eli­gen la op­ción de la en­se­ñan­za re­li­gio­sa ca­tó­li­ca en este cur­so 2018-2019.
La Comisión Episcopal de Enseñanza ofrece los datos estadísticos sobre los alumnos que eligen la opción de la enseñanza religiosa católica en este curso 2018-2019. Sumando todos los alumnos de las cuatro etapas en centros escolares públicos, privados y concertados, se constata que 3.303.193 alumnos asisten a clase de Religión en España. El número de alumnos según las etapas educativas es el siguiente: Educación Infantil 626.869, Educación Primaria 1.536.145, Educación Secundaria 937.410 y Bachillerato 202.769. Las cifras se han recogido en 15.172 centros […]









Suman­do to­dos los alum­nos de las cua­tro eta­pas en cen­tros es­co­la­res pú­bli­cos, pri­va­dos y con­cer­ta­dos, se cons­ta­ta que 3.303.193 alum­nos asis­ten a cla­se de Re­li­gión en Es­pa­ña. El nú­me­ro de alum­nos se­gún las eta­pas edu­ca­ti­vas es el si­guien­te: Edu­ca­ción In­fan­til 626.869, Edu­ca­ción Pri­ma­ria 1.536.145, Edu­ca­ción Se­cun­da­ria 937.410 y Ba­chi­lle­ra­to 202.769.
Las ci­fras se han re­co­gi­do en 15.172 cen­tros es­co­la­res que im­par­ten las eta­pas de 2º ci­clo de Edu­ca­ción In­fan­til Pri­ma­ria, Se­cun­da­ria y Ba­chi­lle­ra­to (81% del to­tal), a tra­vés de la in­for­ma­ción fa­ci­li­ta­da por 65 dió­ce­sis.
A pe­sar de las di­fi­cul­ta­des por las que pasa la en­se­ñan­za de Re­li­gión, el 62% de los alum­nos han ele­gi­do cur­sar la asig­na­tu­ra de Re­li­gión Ca­tó­li­ca en este cur­so 2018-2019.
La en­se­ñan­za re­li­gio­sa es­co­lar for­ma par­te del de­re­cho de los pa­dres a edu­car a sus hi­jos se­gún sus con­vic­cio­nes re­li­gio­sas, de­re­cho que es aten­di­do sub­si­dia­ria­men­te por la Es­cue­la y el Es­ta­do, se­gún pre­vé la Cons­ti­tu­ción es­pa­ño­la.
Los obis­pos de la Co­mi­sión de En­se­ñan­za in­vi­tan a los pa­dres a de­fen­der su de­re­cho a edu­car a sus hi­jos se­gún las con­vic­cio­nes re­li­gio­sas y mo­ra­les que ellos eli­jan. Al mis­mo tiem­po, agra­de­cen y ani­man el tra­ba­jo de los pro­fe­so­res de re­li­gión quie­nes, con su tra­ba­jo fa­ci­li­tan a los jó­ve­nes el co­no­ci­mien­to de las raí­ces cris­tia­nas de la so­cie­dad y pro­po­ner­les un sig­ni­fi­ca­do de la reali­dad y de la pro­pia exis­ten­cia.
Ma­drid, 29 de abril de 2019

sábado, 27 de abril de 2019

El narcisismo moral de la izquierda

Invitado: Francisco José Contreras, catedrático de Filosofía del Derecho
Me llegan ecos de que Pedro Sánchez se ha referido al PSOE como “el partido de la buena gente”. Sea más o menos exacta la cita, lo cierto es que sintetiza muy bien la esencia de la izquierda actual, cuyo mensaje central (desde que el Hodolomor, el Gran Salto Adelante o el colapso de 1989 certificaron la inviabilidad del socialismo) viene a ser: “soy bueno y sensible, y tú no”. La izquierda contemporánea es una orgía permanente de self-righteousness, de autoerotismo moral. Incapaz de ofrecer mejores resultados que la derecha, la izquierda cifra ahora su superioridad en sus mejores sentimientos e intenciones.
¿Cómo puede Podemos proponer las mismas recetas económicas que han llevado a Venezuela a la hambruna? ¿Cómo puede media sociedad seguir apoyando a una izquierda que por dos veces desde la Transición (o dos y media, pues diez meses de Sánchez han bastado para invertir el rumbo ascendente de los últimos años) ha conducido a España al borde de la ruina (González dejó al país en un 23% de paro; Zapatero, en un 24%)? Muy sencillo: la izquierda nos vacía el bolsillo, pero nos garantiza la bondad. Y no sólo de pan vive el hombre. La certeza de pertenecer al bando de los justos no puede pagarse con dinero.
Tesis como la de que para garantizar los servicios públicos todo lo que hay que hacer es subirles los impuestos a los ricos, o que hay que abrir las fronteras “para que los africanos no mueran ahogados en el Mediterráneo”, o que para que todo el mundo tenga un buen pasar basta con subir el salario mínimo, tienen a su favor un importante atributo: resultan más “vívidas”, más plausibles a primera vista que sus contrarias. Entender que el incremento de la presión fiscal desincentiva la inversión y resta competitividad a las empresas, que la subida del salario mínimo produce desempleo, o que relajar la normativa sobre inmigración genera un efecto llamada que multiplica, en lugar de reducir, el número de africanos que se juegan la vida en las pateras, requiere un esfuerzo de documentación y reflexión que muchos no están dispuestos a hacer.
La visibilidad importa más que la eficiencia. La autocomplacencia –“¡qué solidario soy, cómo lucho por los pobres!”- importa más que los resultados socio-económicos reales
Pero la ventaja decisiva del progre sobre sus rivales es la autogratificación moral. Guido Pincione y Fernando R. Tesón formularon esto en un libro de hace algunos años (“Rational Choice and Democratic Deliberation”) como un triunfo de la “racionalidad simbólica” sobre la racionalidad instrumental. Medidas como los impuestos altos a los ricos, el salario mínimo elevado o las fronteras abiertas a los inmigrantes simbolizan de manera atractiva la ayuda a los débiles, aunque no la realizan (al contrario, la perjudican). Y lo que busca el progre no es tanto asistir eficazmente a los pobres como aparecer –ante los demás y ante sí mismo- como su defensor: escenificar la inquietud social, impostar el humanitarismo. La visibilidad importa más que la eficiencia. La autocomplacencia –“¡qué solidario soy, cómo lucho por los pobres!”- importa más que los resultados socio-económicos reales.
El ejemplo perfecto –lo tomo de “La eclosión liberal”, un libro de Juan Carlos Girauta anterior a su conversión al extremocentrismo- serían aquellos conciertos de 1985 “contra el hambre en Etiopía” que recordaremos los maduritos. En realidad, el régimen de Mengistu aprovechó los repartos de grano –comprado con el dinero de los filántropos pop liderados por Bob Geldorf- para deportar a la población y crear una franja deshabitada frente a la rebelde Eritrea. Escribía Girauta: “¿Saben los millones de conmovidos solidarios de We are the World que los fondos jamás llegaron a su destino, que nunca cumplieron su fin, que de hecho se utilizaron contra los necesitados? En su inmensa mayoría no lo saben. Pero, a fin de cuentas, ¿qué importa? Se compraba la emoción, y ésta sí se obtuvo. […] [El] progre se ha transformado en eso, en un comprador de sentimientos gregarios, un succionador de emociones colectivas, un adicto a la sensiblería de etiquetaje más o menos político”.
Sí cabe la vía del heroísmo moral individual. Quien encuentre insoportable que mueran africanos en el Mediterráneo puede irse de cooperante a Africa para ayudar al desarrollo de esos países (aunque allí tropezará con una nueva sorpresa contraintuitiva: con el despegue económico de Africa crece el número de personas que pueden permitirse el pasaje en una patera o un avión a Europa, y que por tanto lo intentarán), o repartir su patrimonio entre los parados, practicando así la redistribución que la izquierda recomienda como solución para la pobreza. El individuo tiene derecho a la inmolación moral, y seguramente merecerá admiración quien lo haga, incluso si actúa inspirado por teorías económicas erróneas.
Pero el progre no pretende practicar la filantropía privada voluntaria, sino que el Estado ponga en práctica coactivamente -y a gran escala- la racionalidad simbólica. Pablo Iglesias no venderá su chalet para repartir el importe entre los pobres, ni abrirá su piscina a los nigerianos de la última patera. Lo suyo no es el heroísmo moral individual, sino el postureo como enfermedad social y estafa política.
La pobreza voluntaria –que puede resultar admirable en un monje o un asceta- se convierte en ideología tóxica cuando pasa al plano político. Como dijo Cicerón, el individuo puede elegir morir por el bien, pero una sociedad no tiene derecho a ello. Pues la sociedad es inmortal. Salus rei publicae suprema lex.

martes, 23 de abril de 2019

¿Educar o adoctrinar?

Dicen que luchan por el clima. La semana anterior dijeron que lo hacían por la igualdad. ¿Qué dirán la próxima vez? Desde hace tiempo vemos en los institutos a una juventud supuestamente comprometida con la lucha por el cambio de la deplorable situación de nuestro mundo.
El pasado 8 de marzo millones de estudiantes faltaron a clase para luchar por la igualdad entre hombres y mujeres. Esa era, supuestamente, la intención. La realidad es que algunos se quedaron plácidamente en la cama, otros asistieron a las politizadas manifestaciones convocadas por organizaciones extremistas y muchos de los (pocos) que ejercieron su derecho a asistir a clase fueron increpados e incluso agredidos por ello, como mostré en un reportaje hace unas semanas. No fueron increpados por el hecho de ir a clase, sino porque tal acción es percibida por los extremistas como una falta de compromiso con los valores que “hace falta” defender. Y claro, ¿quién podría estar en contra de la igualdad? Sólo los machistas, los misóginos y los fascistas. Al creer deleznable a cualquier ser que se oponga a sus demandas, consideran la persecución hacia ellos de sobra justificada.
Las reacciones de este tipo hacia el discrepante no son del todo culpa de los extremistas. Al fin y al cabo, nadie llega a violentar a otro por sus ideas si no hay un importante lavado de cerebro de por medio. Es en el propio instituto donde, muchas veces, adoctrinan a los alumnos en ideologías que, en el fondo, son caballos de Troya de la izquierda para imponer silenciosamente aquello que no pueden conseguir de forma democrática. Y a no pocos políticos les viene de perlas esta situación.
Debemos dejar el miedo a un lado y visibilizar a aquellos estudiantes que no comulgan con quienes se creen dueños de la educación y se dedican a adoctrinar
Isabel Serra, candidata de Podemos a la presidencia de la Comunidad de Madrid, dio cuenta hace unas semanas en un mitin de su intención de impulsar una asignatura de “feminismo” obligatoria en todos los centros públicos de la comunidad. Aparte de la demostración de incapacidad para llevar nada a cabo si no es mediante la imposición, Serra, con estas declaraciones, grita a los cuatro vientos su intención de utilizar la educación para transmitir unas ideas políticas “concretas”. Se lleva haciendo desde hace mucho y, ya que nos sinceramos, digámoslo todo: este problema afecta sobre todo a la educación pública. Es algo, en mi opinión, estructural. Basta con pasar al lado de un instituto público para comprobar la burbuja en la que los estudiantes creen moverse libremente. Carteles de Izquierda Unida, de organizaciones “feministas” excluyentes, de Podemos, del Partido Comunista, y un largo, ¡larguísimo! etcétera.
Observo atentamente cómo muchos de estos adoctrinadores profesionales se jactan públicamente de sus engaños, pero más sorprendente me parece la casi nula reacción a tales acciones. El profesor Agustín Moreno, que imparte “historia” en un instituto de Vallecas (según dice él mismo en Twitter) subía a la red social el 7 de marzo una foto de sí mismo celebrando un encuentro “con el alumnado y profesores para debatir de feminismo y nueva masculinidad”. “Así se construye la igualdad”, finalizaba el tweet. Con aduladores así, ¿qué gobierno necesita propaganda? Podría cometerse la mayor barbaridad (como las cometidas por Sánchez en lo que al feminismo atañe) y, aun así, habría “expertos”, de una u otra índole, dispuestos a defenderla.
Es semejante lo que ocurrió hace unos días con la supuesta huelga contra el cambio climático. Vimos multitud de jóvenes que, en su inmensa mayoría, no tienen muchas idea de política ni de medio ambiente, exigir soluciones políticas a “problemas” medioambientales. ¿No es increíble? “¡Los adolescentes se rebelan!”, exclamaba la prensa de izquierdas, exaltada por el furor revolucionario vivido en las últimas semanas. No faltó en las manifestaciones el Sindicato de Estudiantes que, lejos de defender al alumnado, lo utiliza para imponer una ideología determinada en las aulas, reprimiendo mediante la presión social a los disidentes. “El capitalismo mata el planeta”, rezaba su cartel de plástico, una afirmación falaz y propagandista.
No son extrañas las organizaciones estudiantiles de corte colectivista que pretenden anular al individuo al verlo como un obstáculo para sus fanáticos planes. Ejemplo de ello son las asociaciones Abrir Brecha, URFem o PanyRosas. El pasado 8 de marzo, ésta última asaltó al menos un aula de la Facultad de Derecho de la UAM. Aquellas estudiantes de derecho sólo querían asistir a clase y les han llamado de todo por no sucumbir ante el feminismo hegemónico.
El problema está claro. Es grave y urge solucionarlo, pero ¿cómo? Primero, se ha de visibilizar a los estudiantes disidentes con esta autoritaria deriva. Muchos de ellos, incluidos conocidos míos, no se atreven a opinar abiertamente por miedo al qué dirán. No me extraña. La mayoría de estudiantes, a pesar de autocalificarse de mentes abiertas, son intolerantes con aquellos que contradicen sus dogmas. Pongámonos en el lugar de estos estudiantes disidentes. Imagine, estimado lector, que se encuentra usted en una situación similar. Le insultan a sus espaldas y le ignoran en persona. Tiene una reputación de inadaptado, de ultra, de peligro social. Siendo usted compañero de ese estudiante marcado, ¿se significaría en su favor? Este es el dilema que tienen miles de jóvenes en nuestro país y, me temo, en muchos otros. Por lo que se ve, la tolerancia es de una sola dirección.
Debemos dejar el miedo a un lado y visibilizar a aquellos estudiantes que no comulgan con quienes se creen dueños de la educación. Quizá así, algún día, se vea como algo negativo tratar a los jóvenes disidentes como poco más que escoria. Es necesario imponer la neutralidad ideológica en los centros públicos, retirar toda propaganda política de las escuelas y, sobre todo, difundir entre los estudiantes los valores de la tolerancia real frente a la intolerancia “revolucionaria” de aquellos que osan atacar a la minoría más minoritaria: el individuo. Si no actuamos rápido, en un futuro no tan lejano se creerá que la disidencia es una tiranía y la libertad una amenaza. Y no será precisamente un cambio paulatino.

lunes, 22 de abril de 2019

Exhortación Christus vivit: El Papa propone estos ejemplos de santidad a los jóvenes

El Papa Francisco quiso poner referentes concretos para la juventud de hoy en la Exhortación Apostólica Postsinodal Christus vivit, presentada este martes 2 de abril, donde explica que “el corazón de la Iglesia también está lleno de jóvenes santos, que entregaron su vida por Cristo, muchos de ellos hasta el martirio”.
“Ellos fueron preciosos reflejos de Cristo joven que brillan para estimularnos y para sacarnos de la modorra”. En este sentido, recordó que “el Sínodo destacó que ‘muchos jóvenes santos han hecho brillar los rasgos de la edad juvenil en toda su belleza y en su época fueron verdaderos profetas de cambio; su ejemplo muestra de qué son capaces los jóvenes cuando se abren al encuentro con Cristo’”.
Señaló que “hay santos que no conocieron la vida adulta, y nos dejaron el testimonio de otra forma de vivir la juventud”. A continuación, el Papa quiso recordar “al menos a algunos de ellos, de distintos momentos de la historia, que vivieron la santidad cada uno a su modo”.
En primer lugar, citó a San Sebastián, que vivió en el siglo III. “Era un joven capitán de la guardia pretoriana. Cuentan que hablaba de Cristo por todas partes y trataba de convertir a sus compañeros, hasta que le ordenaron renunciar a su fe. Como no aceptó, lanzaron sobre él una lluvia de flechas, pero sobrevivió y siguió anunciando a Cristo sin miedo. Finalmente lo azotaron hasta matarlo”.
Habló también de San Francisco de Asis, quien “siendo muy joven y lleno de sueños, escuchó el llamado de Jesús a ser pobre como Él y a restaurar la Iglesia con su testimonio. Renunció a todo con alegría y es el santo de la fraternidad universal, el hermano de todos, que alababa al Señor por sus creaturas. Murió en 1226”.
Luego, habló también de Santa Juana de Arco, que “nació en 1412. Era una joven campesina que, a pesar de su corta edad, luchó para defender a Francia de los invasores. Incomprendida por su aspecto y por su forma de vivir la fe, murió en la hoguera”.
Otro ejemplo de santidad citado por el Papa Francisco en la Exhortación es el beato Andrés Phû Yên, “un joven vietnamita del siglo XVII. Era catequista y ayudaba a los misioneros. Fue hecho prisionero por su fe, y debido a que no quiso renunciar a ella fue asesinado. Murió diciendo: ‘Jesús’”.
En ese mismo siglo XVII vivió “Santa Catalina Tekakwitha, una joven laica nativa de América del Norte, sufrió una persecución por su fe y huyó caminando más de 300 kilómetros a través de bosques espesos. Se consagró a Dios y murió diciendo: ‘¡Jesús, te amo!’”.
“Santo Domingo Savio le ofrecía a María todos sus sufrimientos. Cuando san Juan Bosco le enseñó que la santidad supone estar siempre alegres, abrió su corazón a una alegría contagiosa. Procuraba estar cerca de sus compañeros más marginados y enfermos. Murió en 1857 a los catorce años, diciendo: “¡Qué maravilla estoy viendo!’”.
También citó a Santa Teresa del Niño Jesús que “nació en 1873. A los 15 años, atravesando muchas dificultades, logró ingresar a un convento carmelita. Vivió el caminito de la confianza total en el amor del Señor y se propuso alimentar con su oración el fuego del amor que mueve a la Iglesia”.
Se refirió, además, al beato Ceferino Namuncurá, “un joven argentino, hijo de un destacado cacique de los pueblos originarios. Llegó a ser seminarista salesiano, lleno de deseos de volver a su tribu para llevar a Jesucristo. Murió en 1905”.
Otro referente de santidad propuesto por el Pontífice es el beato Isidoro Bakanja, “un laico del Congo que daba testimonio de su fe. Fue torturado durante largo tiempo por haber propuesto el cristianismo a otros jóvenes. Murió perdonando a su verdugo en 1909”.
A continuación, citó al “beato Pier Giorgio Frassati, que murió en 1925, ‘era un joven de una alegría contagiosa, una alegría que superaba también tantas dificultades de su vida’. Decía que él intentaba retribuir el amor de Jesús que recibía en la comunión, visitando y ayudando a los pobres”.
El beato Marcel Callo también está entre los ejemplos del Papa para las nuevas generaciones. “Un joven francés que murió en 1945. En Austria fue encerrado en un campo de concentración donde confortaba en la fe a sus compañeros de cautiverio, en medio de duros trabajos”.
El último ejemplo de santidad propuesto por el Papa Francisco es el de la joven beata Chiara Badano, “que murió en 1990. Experimentó cómo el dolor puede ser transfigurado por el amor. La clave de su paz y alegría era la plena confianza en el Señor y la aceptación de la enfermedad como misteriosa expresión de su voluntad para su bien y el de los demás”.
La exhortación apostólica Christus vivit se puede leer AQUÍ.

viernes, 19 de abril de 2019

España sí es un país de católicos

Ser o no ser cristiano es más complejo que una simple encuesta del CIS. La realidad muestra que la Iglesia es un pilar esencial en el Estado del bienestar


Los católicos van menos a misa. El 62,1% casi nunca participa en los oficios religiosos, según dice el CIS. Con estos datos, la encuesta más popular de la sociedad española se ha convertido en una suerte de sentencia a muerte del cristianismo en España. Sin embargo, un fenómeno tan complejo como la religiosidad no puede medirse con un solo dato estadístico. «En mi Universidad he impartido docencia a alumnos que se declaran a sí mismos ateos, pero intelectualmente católicos. Otros entienden que no pueden faltar como cofrades en las próximas procesiones de Semana Santa, pero el resto del año lo último que harían un domingo es ir a misa. Otros, en fin, encuentran en la Iglesia católica una enriquecedora experiencia de vida que les define en su código genético espiritual. Visto así, pertenecer o no pertenecer a la Iglesia a efectos de una encuesta es algo más complicado y menos unívoco de lo que parece», explica Rafael Palomino, catedrático de Derecho Eclesiástico del Estado en la Universidad Complutense.
Han pasado ya casi cien años de aquel famoso discurso del ministro de Guerra Manuel Azaña al comienzo de la República en la que sentenció:«España ha dejado de ser católica». Sin embargo, los ecos de la frase siguen retumbando en una parte de la población. «De forma recurrente hay personas y sectores de la sociedad que insisten en la idea de que España ha dejado de ser católica. Forma parte de lo que podríamos llamar "nuestros espasmos repetitivos e involuntarios" o tics nerviosos como sociedad», apunta Palomino.
Para Antonio Martín Puerta, profesor de Filosofía Moral y Doctrina Social de la Iglesia en la Universidad CEU-San Pablo aquella sentencia «sigue siendo de plena actualidad en el sentido de que ahora las líneas directrices ya no las trazan los católicos». Sin embargo, este académico subraya que a la par «sigue existiendo un sector incombustible del catolicismo que quizás sea menos visible y no salga tanto en la prensa pero que sigue estando al lado de las personas más vulnerables». «Podríamos decir que el catolicismo en España tiene sus aspectos declinantes, pero también sus aspectos brillantes desde el punto de vista humano en un país con un trasfondo católico inevitable», asegura.

Labor básica y nuclear

La realidad habla por sí sola. Ninguna institución de la sociedad civil ha colaborado tanto con el sostenimiento del Estado del bienestar como lo hace la Iglesia. «Toda esa labor social no aparece en las estadísticas y es tan básica y nuclear que a veces no somos conscientes, pero si no existiera sería una asfixia para la sociedad porque habría mucha más gente sola y abandonada», afirma Alejandro Navas, profesor de Sociología en la Universidad de Navarra.
La memoria de Actividades de la Conferencia Episcopal Española, que encargó por primera vez el Gobierno de Rodríguez Zapatero a la Iglesia para dar cuenta del destino de los fondos que recibe del IRPF, ha sido la brújula que ha permitido a la sociedad española tomar conciencia de la gran cantidad de ámbitos en los que la labor de la Iglesia se ha convertido en esencial. «Su presencia real en medio de la sociedad es indiscutible. De todas las instituciones que trabajan por los demás, la Iglesia es la que más peso tiene. Sin esta labor social, que llega a millones de personas, la sociedad tal como hoy la conocemos sería insostenible», explica el director de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, el padre Fernando Fuentes.
A pie de calle, la Iglesia consigue cubrir cada año las necesidades básicas de 4,8 millones de españoles, el 10% de la población. Desde el año 2010, sus centros sociales y asistenciales han aumentado en un 71%. No hay barrio en España que no cuente con un despacho de Cáritas en una parroquia. Sus más de 80.000 voluntarios acompañan a diario a un millón y medio de ciudadanos vulnerables (y otros tantos fuera de nuestras fronteras). Ninguna institución de la sociedad civil consigue tasas de inserción laboral tan buenas como las que tiene Cáritas Española. Prácticamente una de cada cinco personas que golpean a su puerta consiguen volver al mercado de trabajo, pese a tratarse de los perfiles más difíciles de colocar: mayores de 45 años y sin formación básica. Además los fondos con los que esta institución consigue sacar de la exclusión a millones de personas no son públicos. El 73% proceden de aportaciones privadas. Para el sociólogo Alejandro Navas «ese calor humano que ofrece la Iglesia a través de instituciones como Cáritas es una de sus funciones esenciales».

Una cifra récord

La educación católica también tiene una peso importante en la sociedad. Uno de cada cuatro alumnos en nuestro país va un colegio concertado católico y seis de cada diez asiste a la clase de Religión, la mitad en un centro público. Cuando llega la campaña de la Renta, el respaldo de la sociedad española a la labor de la Iglesia es sustancial. Un tercio de los contribuyentes asigna parte de sus impuestos a esta institución. En la pasada campaña, la Iglesia recibió una cifra récord de 267,8 millones de euros. La suma no hace más que crecer desde 2007.
España sigue siendo además una potencia misionera. Ningún país del mundo cuenta con 12.000 sacerdotes, religiosas y laicos trabajando fuera de sus fronteras. Nuestro país es la segunda nación del mundo, después de EE.UU., que más ayuda económicamente a las misiones. Pese a que no corren buenos tiempos para las vocaciones a la vida consagrada, España también es una potencia mundial en el número de religiosos contemplativos. De los 3.000 monasterios que hay en el mundo, un tercio están en nuestro país. La riqueza que genera su patrimonio cultural supone nada menos que un 3% del PIB.
Si bien es cierto que existe un alejamiento real de los sacramentos y el número de seminaristas decrece, a diario surgen nuevas propuestas que están dando un empuje renovado a la religiosidad. Allí están fenómenos sin parangón, como los retiros de Emaús, grupos juveniles como el de Hakuna o las religiosas del hábito vaquero, Iesu Communio. En España cada año se triplican las solicitudes para participar del retiro espiritual de Emaús. Desde sus inicios en 2010, ya han asistido 17.000 personas. Para Navas «es muy humano e hispánico estar para lo extraordinario y descuidar un poco más el día a día».
Pese a toda la riqueza social, cultural y educativa que el cristianismo aporta a la sociedad, España podrá dejar de ser algún día un país de católicos. Pero, según describe el catedrático Rafael Palomino, «no será porque un político lo declare solemnemente desde la tribuna de oradores de un parlamento ni porque lo decida el CIS, sino cuando dejen de nacer hijos de católicos».

Jueves Santo: El Papa Francisco lava los pies de 12 reclusos en Roma

martes, 9 de abril de 2019

Exhortación Christus vivit: El Papa señala los propósitos de la sexualidad


Portada de la Exhortación Christus vivit. Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa


En la Exhortación Apostólica Postsinodal Christus Vivit (Cristo vive), publicada este martes 2 de abril, el Papa Francisco afirmó que la sexualidad “tiene dos propósitos: amarse y generar vida”.

En el texto de 299 puntos, el Santo Padre dedica una parte a la vocación al matrimonio, a “los jóvenes sienten con fuerza el llamado al amor, y sueñan encontrar la persona adecuada con quien formar una familia y construir una vida juntos”.

En este sentido, afirmó que la sexualidad “es una pasión, es el amor apasionado. El verdadero amor es apasionado. El amor entre un hombre y una mujer, cuando es apasionado, te lleva a dar la vida para siempre. Siempre. Y a darla con cuerpo y alma”.

El Papa recordó que “Dios nos creó sexuados. Él mismo creó la sexualidad, que es un regalo maravilloso para sus creaturas. Dentro de la vocación al matrimonio hay que reconocer y agradecer que «la sexualidad, el sexo, son un don de Dios. Nada de tabúes. Son un don de Dios, un don que el Señor nos da”.

“Me gusta pensar que dos cristianos que se casan han reconocido en su historia de amor la llamada del Señor, la vocación a formar de dos, hombre y mujer, una sola carne, una sola vida. Y el Sacramento del matrimonio envuelve este amor con la gracia de Dios, lo enraíza en Dios mismo. Con este don, con la certeza de esta llamada, se puede partir seguros, no se tiene miedo de nada, se puede afrontar todo, ¡juntos!”.

El Papa no ocultó los problemas a los que se enfrentan las familias, problemas que “llevan a muchos jóvenes a preguntarse si vale la pena formar una nueva familia, ser fieles, ser generosos”.

A esos jóvenes el Papa les dice “que sí, que vale la pena apostar por la familia y que en ella encontrarán los mejores estímulos para madurar y las más bellas alegrías para compartir. No dejen que les roben el amor en serio. No dejen que los engañen esos que les proponen una vida de desenfreno individualista que finalmente lleva al aislamiento y a la peor soledad”.

Por otra parte, también hizo un llamado a la formación para el matrimonio, sobre todo en una época en la que “reina una cultura de los provisorio, que es una ilusión”. La mentira de “creer que nada puede ser definitivo”.

Frente a esa cultura “es necesario prepararse para el matrimonio, y esto requiere educarse a sí mismo, desarrollar las mejores virtudes, sobre todo el amor, la paciencia, la capacidad de diálogo y de servicio. También implica educar la propia sexualidad, para que sea cada vez menos un instrumento para usar a los demás y cada vez más una capacidad de entregarse plenamente a una persona, de manera exclusiva y generosa”.

El Papa Francisco firmó la Exhortación Apostólica Postsinodal Christus vivit el pasado 25 de marzo de 2019 en el Santuario Mariano de la Santa Casa de Loreto. Según reconoce en la misma Exhortación, para su elaboración se inspiró en los temas, debates y conclusiones del Sínodo de los Obispos que se reunió en Roma del 3 al 28 de octubre sobre el tema los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional.

La exhortación apostólica Christus vivit completa se puede leer AQUÍ.

domingo, 7 de abril de 2019

La exhortación Christus vivit, en 10 frases

1- «Dios te ama»
Ante todo quiero decirle a cada uno la primera verdad: «Dios te ama». (…) Quizás la experiencia de paternidad que has tenido no sea la mejor, tu padre de la tierra quizás fue lejano y ausente o, por el contrario, dominante y absorbente. O sencillamente no fue el padre que necesitabas. No lo sé. Pero lo que puedo decirte con seguridad es que puedes arrojarte seguro en los brazos de tu Padre divino.
2- Mostremos a Jesús
«Para muchos jóvenes Dios, la religión y la Iglesia son palabras vacías, en cambio son sensibles a la gura de Jesús, cuando viene presentada de modo atractivo y eficaz». (Declaración Final del Sínodo, en adelante DFS) Por eso es necesario que la Iglesia no esté demasiado pendiente de sí misma sino que refleje sobre todo a Jesucristo. Esto implica que reconozca con humildad que algunas cosas concretas deben cambiar, y para ello necesita también recoger la visión y aun las críticas de los jóvenes.
3- Más escucha, menos condena
Si bien hay jóvenes que disfrutan cuando ven una Iglesia que se manifiesta humildemente segura de sus dones y también capaz de ejercer una crítica leal y fraterna, otros jóvenes reclaman una Iglesia que escuche más, que no se la pase condenando al mundo. No quieren ver a una Iglesia callada y tímida, pero tampoco que esté siempre en guerra por dos o tres temas que la obsesionan.
4- Una Iglesia de puerta abiertas
En el Sínodo se exhortó a construir una pastoral juvenil capaz de crear espacios inclusivos, donde haya lugar para todo tipo de jóvenes y donde se manifieste realmente que somos una Iglesia de puertas abiertas. Ni siquiera hace falta que alguien asuma completamente todas las enseñanzas de la Iglesia para que pueda participar de algunos de nuestros espacios para jóvenes.
5- No seamos bichos raros
Los miembros de la Iglesia no tenemos que ser «bichos raros». Todos tienen que sentirnos hermanos y cercanos, como los Apóstoles, que «gozaban de la simpatía de todo el pueblo» (Hch 2,47; cf. 4,21.33; 5,13). Pero al mismo tiempo tenemos que atrevernos a ser distintos, a mostrar otros sueños que este mundo no ofrece, a testimoniar la belleza de la generosidad, del servicio, de la pureza, de la fortaleza, del perdón, de la fidelidad a la propia vocación, de la oración, de la lucha por la justicia y el bien común, del amor a los pobres, de la amistad social.
6- Alentar el compromiso social
El Sínodo reconoció que «aunque de forma diferente respecto a las generaciones pasadas, el compromiso social es un rasgo específico de los jóvenes de hoy. Al lado de algunos indiferentes, hay muchos otros dispuestos a comprometerse en iniciativas de voluntariado, ciudadanía activa y solidaridad social, que hay que acompañar y alentar para que emerjan los talentos, las competencias y la creatividad de los jóvenes y para incentivar que asuman responsabilidades. El compromiso social y el contacto directo con los pobres siguen siendo una ocasión fundamental para descubrir o profundizar la fe y discernir la propia vocación.
7- A favor de la igualdad de la mujer
Una Iglesia viva puede reaccionar prestando atención a las legítimas reivindicaciones de las mujeres que piden más justicia e igualdad. Puede recordar la historia y reconocer una larga trama de autoritarismo por parte de los varones, de sometimiento, de diversas formas de esclavitud, de abuso y de violencia machista. Con esta mirada será capaz de hacer suyos estos reclamos de derechos, y dará su aporte con convicción para una mayor reciprocidad entre varones y mujeres, aunque no esté de acuerdo con todo lo que propongan algunos grupos feministas. (…) Esa es la reacción de una Iglesia que se mantiene joven y que se deja cuestionar e impulsar por la sensibilidad de los jóvenes.
8- La imagen del joven
La cultura actual presenta un modelo de persona muy asociado a la imagen de lo joven. Se siente bello quien aparenta juventud, quien realiza tratamientos para hacer desaparecer las huellas del tiempo. Los cuerpos jóvenes son constantemente usados en la publicidad, para vender. El modelo de belleza es un modelo juvenil, pero estemos atentos, porque esto no es un elogio para los jóvenes. Sólo significa que los adultos quieren robar la juventud para ellos, no que respeten, amen y cuiden a los jóvenes.
9- La moral sexual, causa de alejamiento
Los jóvenes reconocen que el cuerpo y la sexualidad tienen una importancia esencial para su vida y en el camino de crecimiento de su identidad. Sin embargo, en un mundo que enfatiza excesivamente la sexualidad, es difícil mantener una buena relación con el propio cuerpo y vivir serenamente las relaciones afectivas. Por esta y por otras razones, la moral sexual suele ser muchas veces « causa de incomprensión y de alejamiento de la Iglesia, ya que se percibe como un espacio de juicio y de condena» (DFS). Al mismo tiempo, los jóvenes expresan «un explícito deseo de confrontarse sobre las cuestiones relativas a la diferencia entre identidad masculina y femenina, a la reciprocidad entre hombres y mujeres, y a la homosexualidad» (DFS).
10- Autocrítica en la escuela católica
La escuela necesita una urgente autocrítica si vemos los resultados que deja la pastoral de muchas de ellas, una pastoral concentrada en la instrucción religiosa que a menudo es incapaz de provocar experiencias de fe perdurables. Además, hay algunos colegios católicos que parecen estar organizados sólo para la preservación. La fobia al cambio hace que no puedan tolerar la incertidumbre y se replieguen ante los peligros, reales o imaginarios, que todo cambio trae consigo. La escuela convertida en un «búnker» que protege de los errores «de afuera», es la expresión caricaturizada de esta tendencia.

Frans van der Lugt sj, 5 años después de su muerte - su último mensaje

miércoles, 3 de abril de 2019

Papa Francisco en la Exhortación Christus vivit pide a jóvenes luchar contra los abusos

En la exhortación apostólica postsinodal Christus vivit (Cristo vive) el Papa Francisco exhortó a los jóvenes a ayudar a la Iglesia en la lucha en contra de los abusos y a recordar a los sacerdotes su misión ministerial.
“Cuando vean un sacerdote en riesgo, porque ha perdido el gozo de su ministerio, porque busca compensaciones afectivas o está equivocando el rumbo, atrévanse a recordarle su compromiso con Dios y con su pueblo, anúncienle ustedes el Evangelio y aliéntenlo a mantenerse en la buena senda”, pidió el Papa.
De este modo, los jóvenes “prestarán una invalorable ayuda en algo fundamental: la prevención que permita evitar que se repitan estas atrocidades”, aseguró el Pontífice en la exhortación apostólica postsinodal Christus Vivit (Cristo vive).
Refiriéndose a la crisis de los abusos en la Iglesia, el Santo Padre dijo que “esta nube negra se convierte también en un desafío para los jóvenes que aman a Jesucristo y a su Iglesia, porque pueden aportar mucho en esta herida si ponen en juego su capacidad de renovar, de reclamar, de exigir coherencia y testimonio, de volver a soñar y de reinventar”, afirmó.
Además, el Papa reconoció en particular “el empeño sincero de innumerables laicos, sacerdotes, consagrados y obispos que cada día se entregan con honestidad y dedicación al servicio de los jóvenes” y añadió que “su obra es un gran bosque que crece sin hacer ruido”.
Por ello, el Pontífice animó a los jóvenes a apoyarse en quienes viven su vocación con fidelidad y generosidad porque son la mayoría en la Iglesia “gracias a Dios los sacerdotes que cayeron en estos horribles crímenes no son la mayoría, que sostiene un ministerio fiel y generoso. A los jóvenes les pido que se dejen estimular por esta mayoría”, alentó el Papa.
 “El Sínodo renueva su firme compromiso en la adopción de medidas rigurosas de prevención que impidan que se repitan, a partir de la selección y de la formación de aquellos a quienes se encomendarán tareas de responsabilidad y educativas”, señaló el Papa mientras que recordó al mismo tiempo que “no hay que abandonar la decisión de aplicar las acciones y sanciones tan necesarias. Y todo esto con la gracia de Cristo. No hay vuelta atrás”, exclamó.
Una vez más, el Santo Padre explicó que “existen diversos tipos de abuso: de poder, económico, de conciencia y sexual” y destacó que es necesario “desarraigar las formas de ejercicio de la autoridad en las que se injertan y de contrarrestar la falta de responsabilidad y transparencia con la que se gestionan muchos de los casos”.
En esta línea, el Pontífice condenó una vez más el clericalismo que es “una permanente tentación de los sacerdotes, que interpretan el ministerio recibido como un poder que hay que ejercer más que como un servicio gratuito y generoso que ofrecer” porque, explicó, que “un espíritu clericalista expone a las personas consagradas a perder el respeto por el valor sagrado e inalienable de cada persona y de su libertad”.
Por último, el Papa expresó junto con los Padres sinodales su gratitud “a quienes han tenido la valentía de denunciar el mal sufrido”, porque “ayudan a la Iglesia a tomar conciencia de lo sucedido y de la necesidad de reaccionar con decisión”.
Sobre el drama de los abusos, el Santo Padre reconoció que “justamente nos duele en el alma” pero recordó que “Jesús Nuestro Señor, que nunca abandona a su Iglesia, le da la fuerza y los instrumentos para un nuevo camino” por lo que la “valiosa ayuda de los jóvenes, puede ser realmente una oportunidad para una reforma de carácter histórico”.
Por su parte, el Subsecretario del Sínodo de los Obispos, Mons. Fabio Fabene, destacó durante la presentación de la exhortación Christus vivit que el Papa Francisco confió a los jóvenes con fuerza y valentía “casi una misión” para estar cerca de los pastores.
La exhortación apostólica Christus vivit se puede leer AQUÍ.

martes, 2 de abril de 2019

El Vaticano publica Christus Vivit, la Exhortación Apostólica sobre los jóvenes y la vocación


El Papa firma la Exhortación Apostólica en Loreto. Foto: Vatican Media

El Vaticano publicó este martes 2 de abril la Exhortación Apostólica Postsinodal Christus vivit (Cristo vive) firmada por el Papa Francisco en Loreto, en el Santuario Mariano de la Santa Casa, el 25 de marzo de 2019.

Se trata de un documento especialmente dirigido a los jóvenes de la Iglesia, pero, también, a todo el Pueblo de Dios.

Esta Exhortación Apostólica es el resultado del Sínodo sobre los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional que se celebró del 3 al 28 de octubre. De hecho, el Pontífice afirma que, a la hora de redactarla, se ha inspirado en sus debates y en las conclusiones de su Documento Final.

En los puntos introductorios el Papa se dirige “a todos los jóvenes cristianos” a quienes “les escribo con cariño esta Exhortación apostólica, es decir, una carta que recuerda algunas convicciones de nuestra fe y que al mismo tiempo alienta a crecer en la santidad y en el compromiso con la propia vocación”.

Sin embargo, aunque la carta está especialmente dirigida a los jóvenes, el Santo Padre habla “a todo el Pueblo de Dios” dentro del camino sinodal de la Iglesia, “porque la reflexión sobre los jóvenes y para los jóvenes nos convoca y nos estimula a todos”.

Francisco reconoce que, aunque esta Exhortación Apostólica está inspirada en “la riqueza de las reflexiones y diálogos del Sínodo del año pasado”, “no podré recoger aquí todos los aportes que ustedes podrán leer en el Documento final, pero he tratado de asumir en la redacción de esta carta las propuestas que me parecieron más significativas”.

La Exhortación Apostólica Christus vivit es un documento extenso de 299 puntos en la que se detiene en diferentes temas, la mayoría resultado de los debates de Sínodo de octubre de 2018 y de las conclusiones de su Documento Final.

Entre los temas de los que habla el Papa encontramos los siguientes: una Iglesia joven que se renueva, la heterogeneidad de la juventud, María como referente para los jóvenes, la juventud en un mundo en crisis, los migrantes, los problemas de los jóvenes, los abusos sexuales a los menores, la juventud como momento para el discernimiento de la vocación, la relación entre los jóvenes y los ancianos, la pastoral juvenil, la vocación al matrimonio y la vocación a la vida consagrada.

El Papa finaliza el texto de la Exhortación Apostólica animando a “correr más rápido que los lentos y temerosos”, y les recuerda que “la Iglesia necesita su entusiasmo, sus intuiciones, su fe. ¡Nos hace falta!”.

La Exhortación Apostólica Christus vivit se puede leer AQUÍ.