miércoles, 19 de diciembre de 2018

El Consejo Escolar del Estado reprende a Celaá por discriminar el castellano y la Religión en la nueva ley

La Comisión Permanente de este órgano pide a la ministra de Educación que se fije una proporción mínima de la lengua castellana y que recupere el apartado que dejaba la determinación sobre el currículo y los libros de texto de Religión a las autoridades religiosas

El Consejo Escolar del Estado pide en el informe elaborado por su Comisión Permanente que las autoridades religiosas sean las que determinen el currículo y los libros de texto de la asignatura de Religión, tal como recogía la Lomce o «Ley Wert» y que la nueva ley que elabora el Gobierno quiere eliminar.
Concretamente, la Comisión Permanente pide que en la disposición adicional segunda se recupere el apartado 3 con la siguiente redacción: «La determinación del currículo correspondiente a la asignatura Religión será competencia de las respectivas autoridades religiosas. Las decisiones sobre utilización de libros de texto y materiales didácticos y, en su caso, la supervisión y aprobación de los mismos corresponden a las autoridades religiosas respectivas, de conformidad con lo establecido en los Acuerdos suscritos con el Estado español».
El informe es un borrador, por lo que puede sufrir modificaciones o ser rechazado pero, en cualquier caso, refleja la petición de todos los sectores educativos del país y que incluye a asociaciones de padres, madres, alumnos, centros privados, sindicatos, representantes de la universidad y de las comunidades autónomas, entre otros.
Lo que sí se deja fuera del mencionado apartado es la alusión que se hacía en la Lomce a que las autoridades religiosas no solo determinaban el currículo, libros de textos y materiales didácticos sino que sobre ellas también pesaba la decisión sobre «los estándares de aprendizaje evaluables que permitan la comprobación del logro de los objetivos y adquisición de las competencias correspondientes a la asignatura Religión».

«No parece la lengua oficial de todo el Estado»

Esta no es la única petición que hace el Consejo Escolar del Estado. También denuncia que algunos puntos del Estado asignan un uso marginal a la lengua castellana por lo que no parece conveniente que la «Administración Central haga delegación total de su uso vehicular en el ámbito educativo a las Administraciones autonómicas». El texto va más allá y señala que el castellano no parece la lengua oficial de todo el Estado y se «incumple el artículo 3 de la Constitución Española cuando señala que todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla». Piden, por lo tanto, «que la Administración del Estado fije una proporción mínima de uso de la lengua castellana en todo el Estado, como lengua oficial que es».
Esta petición la hizo, a través de una enmienda adelantada por ABC y presentada el pasado lunes en el Consejo, la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y padres de Alumnos (Concapa).
El problema del nuevo texto es que, con su redacción, da alas a las comunidades a decidir cuántas asignaturas se imparten en castellano y cuántas en la lengua propia de las comunidades. ¿Cómo lo hace? El anteproyecto elimina la obligatoriedad de dar castellano y, por ejemplo, catalán «en una proporción razonable», tal como establece la justicia y tal como recoge la Lomce. Y queda redactado así: «Las Administraciones educativas fijarán la proporción del uso de la lengua castellana y la lengua cooficial como lengua vehicular, así como las materias que deban ser impartidas en cada una de ellas, pudiendo hacerlo de forma heterogénea en su territorio, atendiendo a las circunstancias concurrentes».

Invertir el 5,5% del PIB

El borrador de la Comisión Permanente también exige que se incorpore una memoria económica al anteproyecto, petición que han hecho estos días sindicatos como CC.OO y UGT. «Debiera incluir un compromiso explícito de incremento del gasto público en educación -que tanto para la comunidad educativa como para la sociedad es una auténtica inversión- teniendo en cuenta el coste de impartición de enseñanzas de calidad, hasta llegar, al menos y en el plazo de implantación de la reforma, a la media de gasto público existente en los países de la Unión Europea».
Concretamente, se considera que se tiene que hacer una inversión de, al menos, el 5,5% del PIB al finalizar el proceso de implantación.

Recuperar el papel de los padres

El texto refleja varias enmiendas presentadas el pasado lunes en el Consejo Escolar y avanzadas por ABC en las que se criticaba que el anteproyecto borra el papel de los padres en la educación de sus hijos. Señalan que el texto de Celaá se apoya en la Convención sobre los Derechos del Niño donde se reconoce la importancia de la familia pero el texto legal se centra solo en el Estado. «Parece olvidar que el Estado, para cumplir con sus obligaciones debe estar al servicio y tener en cuenta por tanto a las familias».
También se recogen las críticas al sesgo del texto. «Entendemos que los juicios de valor, aunque es cierta la mayoritaria oposición de sectores de la sociedad, aunque legítima, están fuera de lo que debiera ser la redacción de un proyecto de Ley Orgánica».

Ampliación del calendario

También se pide suprimir la alusión a la ampliación del calendario escolar u horario lectivo de las áreas o materias, propuesta muy criticada por la Federación de Enseñanza de CC.OO, el sindicato de profesores, Anpe y la Federación de empleados de servicios públicos de UGT (FeSP UGT).
También se recomienda incluir la asignatura de «Historia del Mundo Contemporáneo» como materia común en todas las modalidades del Bachillerato «dada la complejidad del mundo actual»

jueves, 13 de diciembre de 2018

La Navidad a través de la historia. 10 aspectos y costumbres de una celebración milenaria

Cada 24 de diciembre nos juntamos en familia a celebrar la Nochebuena y esperamos con ansias la medianoche para brindar, abrazarnos y desearnos mutuamente una muy feliz Navidad. Y claro, los niños esperan ansiosos abrir sus regalos.
Pocas semanas atrás armamos el arbolito con sus tradicionales adornos, colocamos el belén a un costado, decoramos las puertas de nuestros hogares y comenzamos el Adviento, preparándonos espiritualmente para celebrar el nacimiento de nuestro Salvador. Cada una de estas cosas — y muchas otras— forman parte de una celebración navideña que nos va impregnando con ese característico ánimo de alegría, agradecimiento y humildad con el que esperamos encontrarnos con Jesús recién nacido.
La Navidad es una celebración que tiene al menos 1600 años. Como toda fiesta de tamaña antigüedad, ha tenido un largo desarrollo, siendo permeable a costumbres y prácticas de la piedad popular de diferentes épocas; todas las cuales, como milenaria herencia cultural, le fueron dando el matiz con el que la recreamos hoy día.
En este post queremos acercarte un breve recorrido histórico de los principales elementos que se integraron a la celebración navideña, que nos ayude a vivir esta festividad en la plenitud de nuestra tradición y, lo más importante, a alimentar la vida de Dios en nosotros. ¡Muy feliz Navidad!
Si deseas conocer con más profundidad la historia de la Navidad, puedes consultar la obra «Breve historia de la Navidad» de Francisco José Gómez, que me servido de referencia.

1. La fecha, un tema de discusión

El calendario litúrgico ubica la celebración del nacimiento de Jesús el 25 de diciembre. ¿Por qué se ha elegido ese día y no cualquier otro? La respuesta tiene dos versiones que no necesariamente se excluyen. La primera de ellas enfatiza que la Navidad se ubicó en este día y mes del año debido a que en esa misma fecha los romanos celebraban la solemnidad del Sol Invictus, una deidad pagana de origen oriental. De este modo, la Iglesia habría utilizado el carácter sagrado de ese día cambiando su sentido religioso por el credo cristiano.
La segunda versión sostiene que tal elección responde a que antiguamente se creía que Jesús se había encarnado un 25 de marzo, de allí que al sumar los 9 meses del embarazo de la Virgen María, se obtuviese la fecha del 25 de diciembre como el día del nacimiento.

2. La antigua práctica de la vigilia

La costumbre de permanecer en vela, en un ambiente de recogimiento y oración esperando la solemnidad del nacimiento de Cristo, es una antigua práctica que ya se rastrea en el siglo IV. En aquel momento, los fieles se reunían en la gruta de Belén para adorar el lugar donde según la tradición había nacido Jesús. Desde allí, emprendían una procesión entonando cantos y plegarias hasta Jerusalén, lugar al que arribaban al amanecer para participar en una segunda celebración.

3. El Adviento

Este período de intensificación de la vida espiritual y preparación para vivir la llegada del Señor que se inicia el domingo más cercano al 30 de noviembre y finaliza el 24 de diciembre, tiene su pleno desarrollo en la Edad Media. Al parecer, el origen del Adviento se remontan a los ayunos que realizaban los catecúmenos las semanas anteriores a recibir el bautismo, sacramento que se practicaba cada 6 de enero en ocasión de la fiesta de la Epifanía. Paulatinamente, la celebración de la Navidad cobró más importancia que el bautismo de Jesús pero el período de expiación y renuncia se mantuvo.
Finalmente, el Papa Gregorio I (590-604) estableció este tiempo en cuatro semanas de duración, instituyendo una misa dominical cada uno de los cuatro domingo anteriores a la Navidad.

4. El Pesebre, una humilde cuna 

La bella costumbre de adorar una cuna que simboliza el lecho que acogió al Niño Jesús después de su nacimiento, se remonta al siglo VII. Las referencias de los Evangelios a este pesebre incentivó un fervor por recuperar como reliquias los elementos originales, tan así que el Papa Teodoro I (642-649) hizo traer de Belén los restos que allí quedaban y los ubicó en la Iglesia de Santa María la Mayor de Roma. A partir de allí, no hubo iglesia, abadía o catedral que no tuviera un pesebre en el tiempo de Navidad, y la cuna se convirtió en el primer elemento navideño que tuvo representación en las casas y templos de la cristiandad y fue el origen de los belenes.

5. La Misa del Gallo

La noche del 24 de diciembre, después de una cena austera que coronaba el período de preparación del Adviento, se generalizó la práctica de acudir a la iglesia, entre cantos, flautas, tambores y silbatos para celebrar la misa que se realizaba a la medianoche, preciso momento en que se creía que había nacido Jesús.
La celebración combinaba momentos de recogimiento y oración, y otros de regocijo en que se intercalaban representaciones teatrales del nacimiento e infancia de Jesús. El momento de mayor expectación lo constituía la adoración del Niño Jesús, situación en la cual la gente hacía sonar los instrumentos que había llevado y se liberaban pequeños pájaros capturados para soltar en esa ocasión.
A este oficio litúrgico se le llamó «del gallo» por diversas razones. Por entonces era popular una leyenda según la cual al momento de nacer el Salvador, un gallo habría sido el primer animal en anunciar el salvífico acontecimiento. Además, durante el Medioevo esta ave era símbolo de renacimiento y fecundidad. Sin embargo, otros especialistas afirman que la caracterización correspondió a la hora en que se celebraba la misa, momento al que los romanos llamaban «canto del Gallo».

6. El Belén y San Francisco

La historia que se esconde detrás de nuestros belenes hunde sus raíces en la Edad Media y tiene como personaje destacado a San Francisco de Asís. En vísperas de una Navidad de 1223, Francisco le pidió a un noble con el que tenía buena relación que se encargara de organizar una representación del nacimiento de Jesús. Así se armó un establo en una gruta, un pesebre con paja y se confeccionó un niño de madera mientras José, María, los pastores, los ángeles y los Reyes Magos eran representados por campesinos.
Según la tradición, San Francisco, conmovido con la situación, tomó al niño de madera, lo puso en alto y este cobró vida y naturaleza humana por un instante. El suceso se divulgó por las poblaciones vecinas, concluyendo que Dios había manifestado su deseo de ser adorado también a través de la representación de imágenes. Así, a partir del siglo XIII y con la especial promoción de franciscanos y hermanas clarisas, comenzaron a elaborarse figuras de la Navidad que ocuparon un lugar privilegiado en todos los hogares y parroquias.

7. San Nicolás, la chimenea y los regalos

Este célebre santo tan asociado a los festejos navideños, vivió en el siglo III y fue muy conocido por sus obras de caridad y auxilio a familias pobres y niños, a los que obsequiaba juguetes que él mismo fabricaba.
A la figura de San Nicolás se asoció prontamente una leyenda que terminó por dar sustento a la imagen navideña. En Patara, ciudad de nacimiento del santo, ubicada en la actual Turquía, había una familia pobre con tres hijas. Como el padre no tenía dinero para pagar la dote matrimonial de cada una de ellas, a las mujeres no les esperaba otro futuro que prostituirse a su mayoría de edad. Enterado de esta triste situación, San Nicolás, sin develar su identidad, ayudó a cada una de ellas arrojando por la noche y a través de una ventana, una bolsa de monedas equivalente a la dote, con tal puntería que en cada ocasión las bolsas cayeron en unos calcetines que se estaban secando en la chimenea.
Durante la Edad Media, sufrió un proceso de metamorfosis al unirse a la figura de San Nicolás, leyendas locales y cualidades de figuras paganas tales como el Padre Invierno de los escandinavos o los gnomos de la naturaleza de los celtas. Estos personajes de la mitología pagana no solo tenían una función simbólica en sus culturas, sino que también eran conocidos por hacer regalos a los niños con la llegada del invierno. Alguna de las versiones nacionales de este santo fueron Kolya en Rusia, Sinter Klaas en los Países Bajos y Father Christmas en Gran Bretaña.
Desde mediados del siglo XIII, se hizo común entregar regalos a los niños la noche del 5 al 6 de diciembre. En el siglo XVII, esta costumbre se trasladó al 25 de diciembre, haciendo coincidir la práctica con la Navidad.

8. El árbol de Navidad

Las antiguas culturas europeas tenían a los árboles como objetos de culto y los consideraban proveedores de buena suerte y de protección para sus familias, ganados y cosechas. Al parecer, cuenta que la historia que san Bonifacio (680-754), el evangelizador de la regiones de la actual Alemania, al percatarse de la devoción que los pueblos del norte de Europa tenían por los árboles, tomó un hacha y cortó uno en particular. Acto seguido, plantó en aquel lugar un pino y lo adornó con manzanas y velas que representaban el pecado original y la redención de Cristo, respectivamente.
En el Medioevo, el 24 de diciembre se celebraba el día de Adán y Eva, y en las recreaciones del jardín del Edén se representaba el Árbol del Paraíso. Esta práctica se fue generalizando y se hizo común adornar el árbol con manzanas que simbolizaban el fruto que Eva ofreció a Adán. Llegada la medianoche e iniciada la Navidad, el árbol del pecado se convertía en el árbol de la salvación, las ramas se iluminaban con velas y en la punta se colocaba la estrella de Belén.
Hacia el siglo VIII, siguiendo la iniciativa que trazara San Bonifacio, en Alemania se utilizó el primer abeto al que se llamó «Árbol del Niño Jesús» para celebrar la Navidad y este uso se hizo extensivo en otras regiones apareciendo plenamente definido hacia el siglo XIV.

9. Los bellos villancicos

El nacimiento de esta composición musical es un aporte original del Siglo de Oro español, es decir, de los siglos XVI y XVII.  Si bien sus orígenes no están claros, sí es conocido que en un comienzo no se trataba de canciones navideñas, sino de poemas amorosos musicalizados. Su nombre procedería de «villano», es decir, de las canciones propias de quienes vivían en las villas porque no eran hidalgos o nobles.
Gracias al éxito de esta modalidad de canto y su difusión popular, la Iglesia se dio cuenta que debidamente modificados, los villancicos podían ser un medio eficaz de evangelización. Su extensión se produjo paralela a la adopción de los belenes y con la colaboración de los frailes franciscanos y las hermanas clarisas. Paulatinamente, los villancicos desplazaron al canto gregoriano como parte de la liturgia y se asociaron especialmente a la Navidad ya en el siglo XVI.

10. El acebo en las puertas del hogar

La utilización del acebo en las decoraciones de las puertas de las casas fue promovida por la Iglesia para reemplazar el muérdago, planta que los pueblos europeos utilizaban desde la Antigüedad como forma de protección para sus casas y para atraer la prosperidad. El acebo no tenía esas connotaciones paganas y las púas de sus hojas y los frutos rojos, evocaban la corona de espinas de Cristo y el derramamiento de su sangre.
Si bien, el intento de cristianizar el acebo se rastrea en los siglos VII y VIII en el contexto de la evangelización de las islas británicas, recién en el siglo XIX hizo su aparición en los mercadillos navideños.   >>>

miércoles, 12 de diciembre de 2018

Navidad, símbolo y significado (II)

El periodo navideño está adornado de multitud de símbolos tradicionales que ya han pasado a formar parte de nuestra cultura. Cada uno de estos elementos esconde tras de sí un significado profundo cuyo conocimiento nos ayudará a vivir una buena Navidad.

La Navidad es el período más feliz del año. La gente sonríe con más facilidad. Da gusto ir caminando por las calles y ver tiendas llenas de regalos, anuncios felicitándonos por la Navidad y el año Nuevo, adornos, luces, estrellas, árboles de Navidad, Santa Claus, nacimientos o belenes… Todos encuentran motivo para sentirse más hermanos, para reunirse en familia y dejar los problemas para después. Cada uno de los símbolos que tanto ambiente crean y tanto regocijo nos dan tiene un significado muy profundo. Muchos lo desconocen y se quedan sólo en el adorno, sin llegar a la rico significado que hay detrás de él.

Por ejemplo, la historia del popular árbol de Navidad. Los antiguos pueblos nórdicos europeos tenían la costumbre de adornar ciertos árboles de hojas perennes durante los últimos días de diciembre, durante el invierno, cuando toda la naturaleza parece muerta y fría. Su verde perenne era símbolo de la inmortalidad. Al convertirse al Cristianismo, los primeros cristianos, que eran muchas veces provenientes de la cultura pagana, conservaron la tradición, pero cambiaron totalmente el significado, refiriéndolo a Cristo como “Nuevo árbol de Jesé (Is. 11, 1-3).

San Bonifacio (680-754; obispo y mártir), patrón y evangelizador de Alemania, llegó a la ciudad de Geismar la víspera de la Navidad y cortó de raíz una encina considerada sagrada. En su lugar, al día siguiente, día de Navidad, plantó un pinito verde, y lo señaló como símbolo del nacimiento del Hijo de Dios. A partir de entonces un árbol verde adornado con objetos brillantes alumbra las casas, símbolo de la vida eterna que Cristo nos trajo al mundo, la perpetua primavera de la gracia. Del norte de Europa la tradición se extendió a los Estados Unidos y de ahí, al mundo entero.

El famoso Santa Claus es en su origen san Nicolás de Mira. Vivió en el siglo IV en Mira (la actual Turquía). Existen numerosas leyendas sobre su persona y la fama de su nobleza y generosidad. Por ejemplo, cuando era joven, arrojó por la chimenea una cuantiosa suma de dinero a un padre que no podía casar a sus hijas porque no tenía dinero para la dote. Su cuerpo fue trasladado a Bari, (sur de Italia) en 1087. Su fama de extendió por toda Europa, hasta llegar a Rusia de donde es copatrono junto con san Andrés. Los holandeses levantaron muchos altares en su honor y se cree que fueron colonizadores neerlandeses los que llevaron la devoción del santo a los Estados Unidos donde se difundió la fama de Santa Claus (este nombre es la deformación del original San Nikolaus).

La gran generosidad de la que hizo gala toda su vida le valió ser el simpático personaje que regala juguetes a los niños. Al inicio se le representaba con traje de obispo, como era en la realidad. La imaginación popular y la mercadotecnia han añadido el rubicundo anciano de barba larga y blanca, con un costal lleno de regalos a la espalda, la tronante y alegre risa, y el trineo volátil tirado por renos.

Es más evidente y en sí inmediato el significado religioso de los Nacimientos (en América Latina) o Belenes (en España). San Francisco de Asís fue el que instituyó esta costumbre. En la víspera de Navidad del 1223, movido por el deseo de revivir el nacimiento del Señor en el establo, montó el primer Nacimiento del que se tenga noticia en una cueva del bosque de Greccio (aldea italiana en la región toscana) con personas y animales reales.

El hecho obtiene simpatía entre la gente. La costumbre de representar la cueva de Belén en el período navideño se extiende por toda Europa y América. Esta tradición adquiere fuerza sobre todo en los países de cultura latina. En algunas partes hay concursos de belenes, donde se hacen verdaderas obras de arte.

La misma fecha de Navidad, el 25 de diciembre, tiene un origen peculiar. En la Roma pagana, anterior al Cristianismo, se celebraba la fiesta del nacimiento del sol invicto: natalis solis invicti en latín. Esta fecha era celebrada también por los celtas, germanos y otros pueblos antiguos. La fiesta tenía un significado religioso y psicológico. El 25 de diciembre coincide con el solsticio de invierno, el momento en el que el sol alumbra menos, pero empieza a su vez la prolongación de su imperio.

El astro de la luz había descendido en ese momento a su punto más débil, lo cual infundía al hombre primitivo terror de que las tinieblas pudieran apagarlo. Sin embargo, a partir del solsticio, el sol volvía a crecer en luz y calor, invicto e invencible. Celebrar ese resurgimiento tenía el significado de contraponer la luz a las sombras, la vida a la muerte. Los primeros cristianos vivían en la cultura romana, y conocían esos ritos.

El Cristianismo, que respeta lo que de positivo hay en las culturas, tomó el aspecto positivo de la fiesta. Jesús mismo se definió la “Luz del mundo”. Además, la misma posición del sol ayudó a cristianizar la celebración. Los paganos veían el oriente como el origen de la luz y de la vida, lux ex oriente, decían los latinos.

El Cristianismo, nacido en oriente respecto al antiguo mundo clásico aprovechó estos elementos de cultura y religiosidad para anunciar más fácilmente el mensaje cristiano. A partir de ahora el “sol” que nace será Cristo, y con Él la luz que ilumina nuestras almas en el camino a la salvación. Este mismo significado de la luz lo tienen las innumerables velas y luces que bellamente adornan el entorno navideño.

El mismo nombre de la celebración, Navidad, es la deformación castellana del latín nativitas, que propiamente significa nacimiento, nacimiento del Salvador. Hemos visto cómo muchas de las tradiciones han venido de ambiente pagano y se han cristianizado, pero el proceso que se verifica ahora es justo el contrario: tradiciones cristianas que se paganizan. El sentido de la Navidad ha desaparecido frente a las grandes ofertas navideñas. La gente prepara con semanas de antelación sus vacaciones navideñas, pero pocos saben lo que se celebra.

No es malo disfrutar de un buen descanso durante este período, que se goce de una buena cena, de unos buenos regalos y de la compañía de los seres queridos. Como cristianos, no somos ni materialistas ni maniqueos. Cristo vino a redimir al hombre entero, en su cuerpo y en su alma. Todos estos bienes materiales y sensibles son buenos y legítimos. Pero lo que no podemos aceptar es que el sentido de la Navidad se reduzca a ello. Hay tanta felicidad en el período navideño porque hay Uno que vino a salvarnos y esta es la fuente de la alegría y la celebración.

Dios quiera que esta Navidad sea diferente a las demás. Cuando veamos el árbol navideño, las luces, el Santa Claus, los belenes o nacimientos, que no nos quedemos en qué bonita decoración o qué bien se ve, sino que penetremos en el rico significado que quieren darnos: Jesucristo nace para darnos la luz y la vida inmortales.

Un período navideño vivido así, nos traerá más prosperidad y sosiego que los simples regalos y vacaciones. A la celebración material añadamos la celebración espiritual y tendremos un período plenamente feliz. Que al centro de las celebraciones, esté el celebrado y que no nos olvidemos del festejado en su fiesta. Si toda la fiesta la centramos en su significado espiritual, tendremos las navidades más felices y fecundas de nuestra vida.


martes, 11 de diciembre de 2018

¿Sabes lo que significan los símbolos de la Navidad?

Conoce el significado de algunos símbolos de Navidad: pesebre, vela, regalos, árbol de navidad, estrella...

Pesebre
La palabra viene del hebreo y significa comedero, establo. A final del siglo II ya existían representaciones del pesebre. Al principio se pintaban en las catacumbas de Roma.
Buey y Burro
Esta representación que nos llega de los escritos apócrifos (obra cuya autenticidad no fue probada), es una bella leyenda de los primeros tiempos del cristianismo. Ninguno de los textos del Evangelio hablan de la presencia de estos animales. Sería una reminiscencia del texto del profeta Habacuc, que dice que “el Mesías se manifestará entre los animales”.
Un bello texto del siglo VI, conocido como el Evangelio de pseudo-Mateos, describe la escena del buey y el burro. Este evangelio apócrifo tuvo gran impacto en el imaginario popular. Estos animales representan el calor de la creación que quiere ver vivo todo lo que nace y debe vivir.
Ángeles cantores
Los ángeles cantores anuncian una buena noticia: “Gloria en el cielo y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”. Los ángeles, es decir, los mensajeros, llegan del cielo para confirmar el nacimiento del Hijo de Dios. Los ángeles en la tradición cristiana natalicia son representados con trazos infantiles, como señal de inocencia y pureza.
Estrella
La estrella tiene 4 puntas y una cola luminosa. Las 4 puntas representan las 4 direcciones de la tierra: norte, sur, este y oeste, de donde vienen los hombres para adorar la gran luz que es el Hijo de Dios, además de recordar que Él vino por todos.
Los tres reyes magos
El Evangelio de Mateos es el único que relata la venida de los sabios de Oriente. En el siglo V, Orígenes y San León Magno propusieron llamarlos reyes magos. En el siglo VII obtuvieron nombres populares Baltazar (derivación de Baal-Shur-Usur-Baal, que protege la vida del rey), Melchor y Gaspar. Ellos llevan oro, incienso y mirra al niño rey, Dios y Salvador. En el siglo XV, se les atribuyeron etnias: Melchor de raza blanca, Gaspar, amarillo y Baltazar, negro, para simbolizar el conjunto de la humanidad que ve y conoce al Salvador.
Árbol de Navidad
La tradición nació en la Edad Media, de base cristiana, y reúne dos símbolos religiosos: la luz y la vida. Las piezas religiosas eran representadas con gran éxito popular en las iglesias, haciendo siempre alusión al paraíso, representado plásticamente por un árbol cargado de frutos. Este árbol del paraíso quedó como uno de los símbolos de las fiestas de Navidad celebradas a partir del siglo XI. El árbol de navidad actual apareció en Alsacia en el siglo XVI y en el siglo siguiente se propagó el hábito de iluminarlo con velas. En 1912, en Boston, Estados Unidos, se inauguró un árbol iluminado en una de las plazas centrales de la ciudad, y eso se expandió por todo el planeta, incluso en los países no cristianos. El árbol de navidad muestra que incluso en el invierno más duro, el verde de sus ramas resiste y las manzanas siguen sabrosas y comestibles incluso después de la llegada de la nueva y ruda estación con la nieve y las constantes heladas. Las manzanas, hoy esferas rojas, atadas a las ramas del árbol son distintas señales de vida. Muchos ponen sobre el árbol frutos secos y cristalizados para mostrar el otro lado de la vida. Solamente a partir del siglo XX, comenzamos a usar el árbol como símbolo de los vegetales que jamás pierden sus hojas frente a la dureza del invierno del hemisferio norte.
Velas
Encender velas nos remite a la fiesta judía de Jánuca, que celebra la recuperación de la ciudad de Jerusalén por los hermanos macabeos de manos de los griegos. En la llama de la vela están presentes todas las fuerzas de la naturaleza. La vela encendida es símbolo de individuación y nuestros años vividos. Muchas velas, muchos años. Y un soplo puede apagarlas para que de nuevo podamos reencenderlas al año siguiente. Para los cristianos, las velas simbolizan la fe y el amor consumido en favor de la causa del Reino de Dios. Las velas son como vidas entregadas para vivir.
Campanas natalicias
Los renos llevan campanas de anuncio y convocatoria. Las campanas simbolizan el respeto al llamado divino y evoca, cuando se encuentran colgando de las torres, todo lo que está suspendido entre el cielo y la tierra y, por lo tanto, son el punto de comunicación entre ambos.
Nieve
El toque mágico de la Navidad viene con la blancura y el frío de la nieve en el hemisferio norte que exige de las personas resguardo de las calles y pasar más tiempo en sus casas.
Tarjetas, regalos y cena de navidad
La cena nos recuerda el acto de amor de Jesús. Recuerda también nuestro origen judío en cuanto religión que celebra la fe alrededor de una mesa familiar.
Papá Noel
San Nicolás, llamado Santa Claus, fue obispo de Mira, en Licia antigua, al suroeste de Asia Menor, de la actual Turquía. Durante el siglo IV, este hombre de fuerte fe fue transformado legendariamente en este papá universal y proveniente que ofrece a los niños regalos, juguetes y cariño por parte de la tercera edad. El actual Papa Noel, con ropa roja y saco a cuestas, nació en Estados Unidos a mitad del siglo XIX, como un San Nicolás transformado en gnomo o duende y, luego enseguida fue transformado en un simpático viejito. Él fue introducido en Europa después de la Primera Guerra Mundial y se impuso poco a poco por la presión comercial de aquellos que querían festejar la Navidad sin referencias religiosas.

sábado, 8 de diciembre de 2018

Significado de algunos nombres bíblicos

Los significados de los nombres, Sandra es una forma abreviada del femenino del nombre griego Alejandro, que significa “defensor del hombre.”
O el nombre Kyle, que proviene del griego kalós, que significa hermoso o bueno.
En cada uno de estos casos encontramos ejemplos de seres humanos que reciben el nombre de las más elevadas aspiraciones: defensor del hombre, la belleza, etc. Y el hecho de que se empleen tales nombres evidencia nuestro anhelo de lo bueno, lo verdadero y lo bello.
Sabiendo esto, el Señor nos habla a través de los nombres de las personas en la historia de la salvación.
Los nombres más notables son los que el Señor mismo impuso: Abraham (padre de muchas naciones), Sara (dama, princesa), Israel (el que forcejea con Dios) e Isaac (hijo de la risa) porque su madre se reía de la perspectiva de tener un hijo en su vejez).
Simón se llamará Pedro (Roca), otorgado por Jesús, y el arcángel Gabriel impondrá los nombres de Juan (el Señor es benigno) y Jesús (el Señor es la salvación).
Más allá de los vivientes directamente nombradas por Dios, tenemos otros cuyo nombre Dios lo utiliza para revelar Su intimidad: por ejemplo, Zacarías (el Señor se acuerda), Jonatán (el Señor ha dado), Elías (mi Dios es el Señor), Eliseo (mi Dios es la salvación).
Se podría continuar sobre el significado teológico de los nombres Bíblicos, pero en particular merecen nuestra atención tres nombres en este día de su fiesta: los Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael.
Primero, está San Miguel, cuyo nombre significa “¿Quién como Dios?” Este arcángel aparece primero en el Antiguo Testamento, en el Libro del Profeta Daniel.
Los pasajes muestran a San Miguel un espíritu fiel por medio del cual Dios protege a sus elegidos.
En el Nuevo Testamento, concretamente en el libro del Apocalipsis, aparecen “Miguel y sus ángeles luchando contra el dragón.” (Apocalipsis 12, 7).
San Miguel, en su misión, proclama la victoria y el poder de Dios mediante la pregunta que da origen a su nombre: ¿Quién como Dios? La respuesta es clara: nadie es como Dios, sino el Señor. San Miguel nos brinda una lección de humildad y de fe: no creer en otro Dios que no sea el Señor.
En segundo lugar, tenemos a San Rafael. San Gregorio traduce su nombre como “Medicina de Dios,” pero también se puede expresar en una forma verbal: “Dios sana.”
San Rafael fue enviado desde el cielo “para ungir y curar las pupilas blancas de los ojos de Tobías y para dar a Sara, hija de Ragüel, en matrimonio a Tobías hijo, e igualmente para atacar a Asmodeo, el demonio malo.”(Tobías 3,17).
La misión de Rafael es una invitación al pueblo de Dios al ejercicio de la esperanza y la paciencia, porque Dios no nos abandona en nuestras pruebas, sino que responde a nuestra plegaria cuando pedimos Su ayuda.
Por último, está San Gabriel, el arcángel enviado al profeta Daniel, así como a Zacarías y a la Santísima Virgen María. Gabriel significa “Dios es mi héroe” (literalmente “fortaleza de Dios”). Todos los mensajes de Gabriel enseñan lo que su nombre declara: Dios es mi héroe.
Según Daniel, Gabriel interpreta una visión que muestra la venida de Cristo.
Gabriel anuncia el Nacimiento de Jesús, la culminación de la visión de Daniel. El nombre de Gabriel nos recuerda el amor salvífico y heroico de Dios para con nosotros: un amor que nos enseña a devolver amor por amor.

viernes, 7 de diciembre de 2018

REFLEXIONES DE UN PROFESOR DE RELIGIÓN TRAS LAS RECIENTES ELECCIONES SINDICALES DE FUNCIONARIOS DOCENTES

Leo en las publicaciones de algunos compañeros los resultados de la elecciones sindicales del pasado día 3 de diciembre; así como la celebración de algunos profesores de religión porque su sindicato de funcionarios docentes ha ganado o mejorado resultados en tal o cual provincia... 

Y me quedo perplejo cuando a continuación releo las propuestas o programas que en las semanas anteriores nos fueron dejando sobre las mesas de nuestras salas de profesores, o pinchadas en algún tablón de anuncios. Ninguno de los que cuando se dirigen al profesorado de religión van de "sindicatos cat´licos o afines a los valores o principios del humanismo cristiano", incluso repartiendo libritos con "encíclicas" o recursos didacticos varios para las clases de religión, ninguno -repito- incluye la defensa de la asignatura de religión en la escuela pública, ni mejoras laborales para su profesorado. Somos, para estos sindicatos de funcionarios, como los antaño llamados "hijos tontos o retrasados" a los que se ocultaba por vergüenza, las figuras siempre ocultas de sus programas sindicales. No vaya a ser que se les tache de "sindicatos fachas"...

Por el contrario, quienes abiertamente nos rechazan no se guardan ni avergüenzan de pedir una escuela laica, sin religión... Y, llegado el caso, como otras muchas veces, hasta interpondrán demandas para sacarla fuera del currículum escolar. Entonces también, quienes en tiempo electoral se nos acercan con regalos y lisonjas y hasta revestido con algún carguito o responsabilidad diocesana, así como de quienes (aunque con mayor disimulo) tienen puesto su interés principal en la enseñanza concertada, darán la callada por respuesta; o con un susurro inaudible entre el ruidoso bla, bla, de lo que afecta al conjunto del resto de materias y sus funcionarios. Ninguno gastará tiempo, ni sobre todo dinero, para que sus servicios jurídicos pleiteen en nuestra defensa frente a los sindicatos o grupos políticos más laicista que quieren borrarnos del mapa de la escuela pública. Algo que siempre, y cuan Llanero Solitario, hemos venido haciendo desde USIT-EP.

Por todo ello y con el aval de los hechos probados (que como los milagros, sólo lo son para quienes quieren ver y oir , y molestarse en informarse y leer libre de prejuicios), cuando algún compañero me habla o escribe sobre esas recientes elecciones sindicales, yo me digo:
¡Y a mí (profesor de religión) qué!.. Porque como diría Umbral: ¿qué hay de mi libro?... Cuando se reúnan la próxima semana con la Ministra Isabel Celaá hablará cada quien de su programa, el que alguno ha compartido en su Facebook o los que hemos podido ver en nuestros centros, donde nada se dice de mi/nuestro libro; como por otra parte históricamente han venido haciendo. Claro que, de ser ciertas las declaraciones de la ministra Celaá, tras su reunión con los obispos el pasado día 3 y publicadas por ABC el día 4, afirmando que la Iglesia "entendia" que la Religión no computase y no tuviera asignatura espejo, ¿cómo extrañarse que dichos sindicatos claudiquen ante las pretensiones del gobierno sobre la Religión?.... Su mayor interés radicará en poder engordar sus cuotas de representacion sindical (cuando lleguen las elecciones sindicales para los Comités de Empresa de profes de Reli), que sumadas a las ahora obtenidas entre los funcionarios o, en su momento, entre los docentes de la concertada, incrementará la asignacion publica que reciben como sindicatos de mayor implantacion.
Pero ni los unos ni los otros depende de este trabajo de docentes de religión, ni ellos ni sus familias; pues con sus aulas o sus catedrales más o menos llenas o medio vacías, seguirán cobrando el mismo sueldo.

Falta que se hable de mi/nuestro libro, el que interesa de verdad a los miembros de este colectivo: de la asignatura y del profesorado de religión...
Pero lamentablemente ese es un libro para un muy minoritario público, que es lo que somos para esos grandes sindicatos de funcionarios docentes. Y como buenos empresarios editores, cuando se sienten a hablar con los representantes del MECD lo harán sobre lo que realmente importe a la mayoría de sus clientes que son los funcionarios docentes, o los trabajadores de la concertada. Porque son ellos los que mantienen y engordan sus empresa de servicios sindicales. Y entonces, como al Humpfrey Bogar de "Casablanca", que siempre le "quedaba París", a estos grandes sindicatos de funcionarios docentes (y nosotros no lo somos) siempre les queda el consabido latiguillo: "El asunto de la Religión no entraba en el Orden del día". O como en alguna vez nos han dicho algunos de sus colegas en las Mesa Sectorial de funcionarios docentes, "cuando se iba a tocar ese asunto de la Religión, o a votar alguna propuesta referida a la misma, vuestros "católicos sindicalistas" suelen arreglárselas para salir a hacer pis y no mojarse"...

Entre tanto, de "mi/nuestro libro" ¿qué?... Y sigo esperando también, como agua de mayo, que desde la CEE alguien desmienta la referida información de la ministra Celaá, para poder quitarme la espina de ser nuevamente "moneda de cambio" o víctima colateral del fuego amigo.

miércoles, 5 de diciembre de 2018

La creciente usurpación del derecho de los padres a la educación de sus hijos

El derecho preferente de los padres a la educación de sus hijos no depende de que esté reconocido o no en una norma positiva, ni es una concesión de los poderes públicos. Es un derecho primario de la persona. No obstante, está incluido, como se sabe, en la Declaración de Derechos Humanos. Los padres son los primeros y principales educadores de sus hijos.
En las democracias se suele reconocer ese derecho de los padres, pero nunca en los totalitarismos. Por ejemplo, donde impera el socialismo comunista, es el Estado, y no los padres, quien controla a los niños (sin educarlos); desde su nacimiento han de ser entregados a instituciones públicas, donde serán adoctrinados con la ideología partidista dominante.
¿Cuál debe ser función educativa del Estado? Dado que no posee la titularidad del derecho a educar, le corresponde solamente ayudar a la iniciativa privada con carácter subsidiario. Únicamente en el caso de que la familia no cumpla su tarea educativa, puede intervenir el Estado supliendo lo que los padres no hacen.
¿En qué se fundamenta el derecho preferente de los padres a educar a sus hijos?
En primer lugar, en que en la familia se da la mayor proximidad entre el educador y el educando. Los padres, por estar más próximos del niño que tiene derecho a ser educado, son los responsables y titulares del derecho y deber de educar. En la familia no sólo hay la proximidad física propia de convivir bajo el mismo techo, sino también proximidad biológica y proximidad espiritual. Esta última surge del trato personal en el ámbito de intimidad que es la familia.
En segundo lugar, el derecho de los padres se fundamenta en que la educación es el complemento natural de la generación de la prole. Quienes generan la vida son los más indicados para sostenerla y cuidarla, tanto en lo material como en lo espiritual. Eso es la educación.
Los titulares del derecho a educar a los hijos no pueden ni deben hacer dejación de esa responsabilidad, porque ello sería dejar la puerta abierta a la invasión del Estado en su labor educativa, usurpando así el derecho de los padres.
El escritor Juan Manuel De Prada lo explica de esta forma: “Ese proceso no hubiera sido posible si previamente la familia no se hubiese convertido en una institución dimisionaria, extremadamente débil, incapaz de asumir ya las obligaciones que tradicionalmente aceptaba como propias. Mientras la familia no cobre conciencia plena de sus responsabilidades, no podrá recuperar el “derecho a la educación” que le ha sido usurpado. Los espacios que el poder político coloniza son, con frecuencia, aquellos que la comunidad humana abandona, por desistimiento o negligencia”.
Un ejemplo actual es incluir en el currículum escolar una asignatura nueva y obligatoria sobre educación (¿) sexual, llamada SKOLAE. Con la coartada de la supuesta “igualdad” entre los sexos, los padres son sustituidos por sexólogos, que se limitan a adoctrinar grupalmente a los niños en la “ideología de género” desde la primera infancia y a ofrecerles, nada menos, que una posible reorientación del mismo.
La educación relacionada con el origen de la vida corresponde a los coautores de esa vida, los padres, en el contexto de la educación para el amor, la familia. La defensa del derecho de los padres a la educación de los hijos, frente a la extralimitación de los poderes públicos es el núcleo de la  libertad de enseñanza o libertad de educación. Es el mismo derecho natural de los padres visto desde la perspectiva de las relaciones con el Estado.
La libertad de enseñanza es imposible cuando la escuela deja de actuar como delegada de los padres para hacerlo como agente ideológico del poder estatal.
¿Existe libertad de enseñanza en España?
La Constitución Española de 1978 reconoce, en su artículo 27, dos derechos fundamentales en materia educativa: el derecho a la educación y la libertad de enseñanza. Pero esa libertad de derecho no se cumple de hecho en algunos casos, por motivos ideológicos partidistas.
Existe una normativa restrictiva con respeto al Ideario de los colegios no estatales y, por tanto, en el ejercicio de la libertad de enseñanza. Por otra parte, se ha promovido un debate social sesgado, basado en clichés y prejuicios sin fundamento, tachando a la escuela diferenciada y concertada de elitista y discriminadora, mientras se presenta a la escuela pública como modelo excluyente. Si hay un único modelo no cabe ninguna elección por lo que no se puede sostener que en España existe libertad de enseñanza y educación.
Padres y profesores tiene actualmente el reto de despolitizar la escuela, aunque sólo sea por el bien de los alumnos.
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lunes, 3 de diciembre de 2018

Los obispos defienden ante Celaá la Constitución y los Acuerdos Iglesia-Estado como marco para el diálogo en educación


Los obispos españoles han defendido este lunes en una reunión con la ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá, que la Constitución, de la que en estos días se celebra su 40 aniversario, y los Acuerdos Iglesia-Estado de 1979 "siguen siendo el marco de referencia para el diálogo sobre el pacto educativo o para cualquier modificación de la legislación vigente".

Desde este marco, han manifestado su criterio sobre la enseñanza religiosa escolar y la escuela concertada de iniciativa católica, según han informado en un comunicado tras la reunión mantenida en la sede del ministerio para abordar la reforma educativa que prepara el Gobierno.

Por parte de la Conferencia Episcopal han asistido el secretario general de la Conferencia Episcopal Luis Argüello; César Franco, presidente de la Comisión Episcopal de Enseñanza; y José Miguel García, director de la Comisión Episcopal de Enseñanza. Por parte del ministerio, estaban presentes, además de la ministra, el secretario de Estado de Educación y Formación Profesional, Alejandro Tiana y el subsecretario de Educación y Formación Profesional, Fernando Gurrea.

En la reunión, que según los obispos se ha desarrollado en un ambiente "franco y cordial", los representantes de la Conferencia Episcopal han expuesto sus criterios y preocupaciones ante el anunciado anteproyecto de Ley Orgánica. En este sentido, han manifestado, tal y como aseguran, la necesidad de un pacto educativo estable que "evite los continuos cambios legislativos en la enseñanza en España".

Al término de la reunión, han acordado seguir trabajado conjuntamente para alcanzar acuerdos básicos que permitan ofrecer un mejor servicio al derecho de los padres a la educación de sus hijos, según concluye la CEE.

domingo, 2 de diciembre de 2018

Los números en la Biblia

En la Biblia los números tienen tres significados distintos: cantidad, simbolismo y mensaje
Fuente: www.buzoncatolico.es 


Para nosotros los números tienen un significado muy distinto a los números que leemos en la Biblia.

En la Biblia los números tienen tres significados distintos: cantidad, simbolismo y mensaje.


Primer sentido: LA CANTIDAD
Es un significado parecido al nuestro. Por ejemplo veamos: 1Rey 18, 1 2Rey 22,1 1 Rey 4, 7 Jn 11,18 . Estos números no son simbólicos ni encierran ningún mensaje oculto. Simple y llanamente se refieren a la cantidad de años, personas o distancia mencionadas en el texto.

En este significado no hay lugar para la confusión: lo que el número dice es lo que quería decir el autor.

Segundo sentido: EL SIMBOLISMO
Un número simbólico es aquel que no indica una cantidad, sino que expresa una idea, un mensaje distinto de él, que lo supera y lo desborda.

No siempre es posible saber por qué tal número significa "tal" cosa. La asociación entre ambas realidades a veces es desconocida. Para nosotros los occidentales esto es difícil de entender, pero los semitas los usaban con toda naturalidad para transmitir ideas, mensajes o claves.

La Biblia no explica nunca qué simboliza cada número, pero los estudiosos han llegado a averiguar algunos de sus simbolismos y han podido aclarar muchos episodios bíblicos.

El número 1 simboliza a Dios, que es único. Por ello indica exclusividad, primado, excelencia: Mt 19,17 Mt 19,17 Mt 19,6 Jn 10,30 Gál 3,28 Ef 4,5 En todos estos casos, el uno simboliza el ámbito divino.

El número 2 representa al hombre, pues en él hay siempre dualidad, división interior por culpa del pecado. Mt 20,30 Mt 26,60

El número 3 representa "totalidad", quizá porque 3 son las dimensiones del tiempo: pasado, presente y futuro. Decir 3 equivale a decir "la totalidad" o "siempre". Gn 6,10 Mt 26,34 Is 6,3

El número 4 en la Biblia simboliza el cosmos, el mundo, ya que son 4 los puntos cardinales. Cuando se dice que en el Paraíso había 4 ríos (Gn 4,10) significa que todo el cosmos era un Paraíso antes del pecado de Adán y Eva. O sea, no se trata de un sitio determinado, aunque algunos continúen buscando dónde estaba. Ez 37,9 Apoc 4,6 

El número 5 significa "algunos", "unos cuantos", una cantidad indefinida. Así, se dice que en la multiplicación de los panes Jesús tomó 5 panes (=algunos panes). Que en el mercado se venden 5 pajarillos por dos monedas (=algunos pajaritos)... 1 Cor 14,19

El número 7 tiene el simbolismo más conocido de todos. Representa la perfección. Por eso Jesús dirá a Pedro que debe perdonar a su hermano hasta 70 veces 7. También puede expresar la perfección del mal, o el sumo mal, como cuando Jesús enseña que si un espíritu inmundo sale de un hombre puede regresar con otros 7 espíritus peores, o cuando el evangelio cuenta que el Señor expulsó 7 demonios de la Magdalena.
El Apocalipsis es el que más lo emplea: 54 veces para describir simbólicamente las realidades divinas: las 7 Iglesia del Asia, los 7 espíritus del trono de Dios, las 7 trompetas, los 7 candeleros, los 7 cuernos, etc.

La tradición cristiana continuó este simbolismo del 7, y por eso fijó en 7 los sacramentos, los dones del Espíritu Santo, las virtudes.

El número 10 tiene un valor que sirve para recordar. Al ser 10 los dedos de las manos, resulta fácil recordar esta cifra. Por eso figuran como 10 los mandamientos que Yahvé dio a Moisés (podrían haber sido más), y 10 las plagas que azotaron a Egipto. También por esta razón se ponen sólo 10 antepasados entre Adán y Noé, y 10 entre Noé y Abraham, aun cuando sabemos que existieron muchos más.

El número 12 es también simbólico. Significa "elección". Por eso se hablará de las 12 tribus de Israel, cuando en realidad el Antiguo Testamento menciona más de 12; pero con esto se quiere decir que eran tribus "elegidas". Igualmente se agruparán en 12 a los profetas menores del Antiguo Testamento. También el Evangelio mencionará 12 apóstoles de Jesús, que resultan ser más de 12 si comparamos sus nombres; pero se los llama "Los Doce" porque son los elegidos del Señor. Asimismo Jesús asegura tener 12 legiones de ángeles a su disposición (Mt 26,53). El Apocalipsis hablará de 12 estrellas que coronan a la Mujer, 12 puertas de Jerusalén, 12 ángeles, 12 frutos del árbol de la vida.

El número 40 tiene también valor simbólico. Representa el "cambio", de un período a otro, los años de una generación. Por eso el diluvio dura 40 días y 40 noches (pues es el cambio hacia una nueva humanidad). Los israelitas están 40 años en el desierto (hasta que cambia la generación infiel por otra nueva). Moisés permanece 40 días en el monte Sinaí, y Elías peregrina otros 40 días hasta allí (a partir de lo cual sus vidas cambiarán). Jesús ayunará 40 días (porque es el cambio de su vida privada a su vida pública).

El número 1.000 significa multitud, gran cantidad: Dan 5,1 Salm 90 1 Rey 3,4 1 Rey 11,3. A veces este número puede entrar en combinación con otros. Así, en el Apocalipsis dice simbólicamente que al final del mundo se salvarán 144.000 elegidos, porque es la combinación de 12x12x1.000, y significan los elegidos del Antiguo Testamento (12), y los elegidos del Nuevo Testamento (12), en una gran cantidad (x1.000).

Quedan otros números simbólicos como el 70. San Lucas dice que Jesús eligió a 70 discípulos para enviarlos a todos los lugares y sitios por donde él tenía que pasar (Lc 10,1). No está dando una cifra real, sino simbólica, ya que según Gén 10, el total de los pueblos y naciones que existían en el mundo era 70. Cuando Lucas dice esto, lo que quiso decir es que los mandó para que el evangelio llegara a todas las naciones del mundo.

También vemos otra cifra en Jn 21,11 ¿Por qué tanto interés en dejar registrado el número de 153 peces? Es que en la antigüedad se creía, entre los pescadores, que 153 era el número de peces que existía en los mares. El mensaje es claro: Jesús vino a salvar a gente de todas las naciones, razas y pueblos del mundo.

No todos los números en la Biblia son simbólicos, ante cada cifra tenemos que preguntarnos ¿esta cifra indica cantidad o encierra un mensaje?

Tercer sentido: EL MENSAJE (sentido gemátrico)
En las lenguas hebrea y griega las letras tienen un valor numérico. Así el 1 sería la A, el 2 la B, etc.

El número obtenido con la combinación de letras se llama gemátrico. En cada cifra podía haber escondida una palabra. La Biblia trae varios ejemplos de estos números gemátricos.

Por ejemplo: Cuando salieron los israelitas de Egipto dicen que salieron 603.550 hombres, sin contar mujeres y niños, pero si sustituimos las letras de la frase "todos los hijos de Israel" (en hebreo: rs kl bny ysr´l) por sus correspondientes valores numéricos da precisamente 603.550, con lo cual lo que están diciendo es que salieron "todos los hijos de Israel".

Mt 1,17 divide a los antepasados de Jesús en tres series de 14 generaciones cada una. Pero esto es imposible. Mateo sólo pone tres nombres para cubrir los 430 años de esclavitud en Egipto. Lo que ocurrió fue que cogieron el nombre de David (D=4+V=6+D=4=14) Y como se esperaba que el Mesías fuera descendiente de David, el evangelista quiso decir que Jesús es el "triple David", el Mesías total, verdadero descendiente de David.

El más conocido de estos números gemátricos es el famoso 666 en Apocalipsis 13,18. El mismo libro aclara que se trata de la cifra de un hombre. Ese hombre es el emperador Nerón. Si transcribimos "Nerón César" en hebreo obtenemos: N=50+R=200+W=6+N=50+Q=100+S=60+R=200= 666.