Esto que diré es un poco fuerte, pero no es más que uno de los muchos casos de Ciberbulling. El padre de un adolescente me comentó un día sobre su hijo: “Mi hijo se conecta en el Facebook en el ordenador y lo deja abierto sin cerrar la sesión, y a veces lo hace desde el móvil de su madre. La cuestión es que todo lo que recibe en el ordenador lo veía su madre. Una vez mi mujer empieza a leer un diálogo de su hijo con otro tipo del colegio, un año mayor. Le presionó para que confesara su condición de que era de la otra acera, es decir homosexual, cosa totalmente falsa”. El niño tuvo que cambiar de ciudad. Se dio de baja de Facebook.
Las redes sociales tienen el peligro de que las personas no sepamos hablar cara a cara,de tú a tú. Mejor el chat (pensamos). Hay adolescentes que tienen 800 “amigos” en Facebook. ¿Los conoce? Ni hablar. No sabe quiénes son. Se comunica con extraños y los extraños se comunican con él.
Para hablar de problemas, también está el de los Phonbies. Todos podemos convertirnos en Phonbi, a causa del Phubbing, término aparecido el año 2007 junto con los teléfonos inteligentes. Se definen así aquellas personas que ignoran su entorno, y rompen una conversación porque “deben” atender al chat. La otra persona tiene que esperar que termine el chat para seguir hablando. “¿De qué estábamos hablando?”, pregunta. Se reinicia la conversación y a los tres minutos, otra vez “debe” atender al chat, y así otra vez, y la conversación se pierde.
¿Y cuando les suena el móvil en misa?:no pueden esperar y salen de la iglesia, y vuelven en el Padrenuestro. ¡No han asistido a Misa! ¿Podía esperar la llamada? En la gran mayoría de los casos, podía esperar.
Una chica de 15 años, muy correcta, con la cabeza en su sitio, le pregunté si tenía iPhone y si lo utilizaba mucho. “Poco –me dijo- porque mi madre no me lo deja en horas de trabajo y de estudio: por las mañanas hasta la hora de comer, y por las tardes no lo uso de las cinco a las ocho”. Pero esto es prohibir. “Mis padres dicen que ellos también tienen muchas prohibiciones, cosas que no pueden hacer y obtener en sus vidas”. Válida respuesta.
Otra madre, que veía que su hija perdía demasiado tiempo chateando, le quitó el aparato, y vio –horrorizada- que en dos horas y media había tenido 500 mensajes de wapp. ¿Cómo se puede concentrar así una persona?
Muchos padres dicen que no pueden hacer nada, y se rinden ante la exigencia de sus hijos. A veces será duro usar de la autoridad de los padres, pero educar a los hijos con responsabilidad es su obligación más importante.
Los hijos tienen un escaparate mundial en que hay de todo, como es Internet, en edades que no tienen defensas en su voluntad ni en sus conocimientos frente los inputs que vienen de fuera, hay que poner cortafuegos, no se puede mirar a otra parte.
Es como su tu hija o hijo, niño o adolescente, fuera a una farmacia y comprara sin aconsejarle pastillas para el dolor de cabeza, el ardor de estómago, la menstruación, la colitis, los granos en la cara, adelgazar, etc., sin pedir consejo ni siquiera al farmacéutico. ¿Cuál sería el resultado? ¡No tiene conocimiento ni experiencia!, diríamos. Por eso hay que enseñarles también el uso de las Tic.
Consejos
Para terminar unos cuantos consejos. Hay que ser prudentes y educar a la prudencia, enseñándoles lo que les puede pasar. Hay que tener en cuenta que para los adultos también van los beneficios y lo que no conviene de Internet. Por otro lado, no es aconsejable que las niñas y los niños tengan para su uso personal y “en abierto” un iPhone y ordenador hasta los 15-16 años, según la madurez.
Enseñar a los adolescentes a tener su propia intimidad y no manifestarla a todo el mundo en abierto, sabiendo además que aquellas imágenes pueden ser utilizadas por desaprensivos. Alguien que no tiene un mundointeriorle falta profundidad, solidez, estabilidad, no se autovalora. Y es incapaz de ser un amigo de verdad. No es capaz de darse, porque no se autoposee, no se ama. No se puede ventilar la propia vida como en un mercado público. Mostrar lo justo y “solo” a quien conoces o tienes claras referencias.
Respetar los tiempos de estudio y de trabajo, y formar a los adolescentes a la concentración en el estudio, en el silencio y en la oración, a mantener relaciones interpersonales, con los padres, los tutores, los amigos. Tener agallas para escribir: “estoy ocupada hasta las 20:00 horas”, a pesar de que alguna pesada escribe: “Tía, que no me respondes… !!! Qué mierda!!! Es urgenteeeeeee…!!!”. Nada hay tan urgente como cumplir con el propio deber en cada momento.
No contar cosas familiares, que a nadie más que a la familia interesan. Crean a veces curiosidades malsanas y morbo. En una tertulia entre clase y clase no se cuentan cosas familiares, amoríos, tristezas, meteduras de pata, la conversación íntima con una amiga (deja de ser íntima en el momento de contarla). En otras palabras: no ser ingenuo.
Ojo con las webcams: Bitdefender realizó un estudio. Para ello creó un perfil de una chica de 21 años muy guapa, rubia y que parecía ser sincera. Y envió la solicitud a 2.000 personas al azar con una edad entre 17 – 65 años, con diferentes estudios y puestos de trabajo. Pasada unasemana 1.872 ya habían aceptado la solicitud, es bastante probable que las demás personas no estén activas en la red social. Por lo tanto, consejo: saber decir que no.
Los padres deben “perder tiempo” con sus hijos viendo Internet juntos. El ordenador debe estar en un lugar público de la casa, y no dejar solo un niño en casa con el ordenador en marcha.
Controlar el uso de los iPhone e iPad, con configuraciones restrictivas como bloqueadores, filtros… Qustodio, AppLock, Canguronet, aunque no son fiables del todo. El dispositivo al que se conecten los aparatos debe estar en un lugar común y no en una habitación donde pueden encerrarse.
Los padres deben navegar junto con los hijos y que vean estos que ante determinadas propuestas de Internet digan, “esto es interesante”, o bien, “esto fuera”.
Al final, estamos igual que en cualquier época: los padres han de “perder tiempo” con los hijos para educarlos, pues tienen la obligación ineludible (nadie lo hará en su lugar) de la educación de sus hijos. ¿Es difícil? ¡Claro! Como son difíciles el trabajo de cada día y los avatares de la vida. Pero la familia es el corazón del amor, y cuando se pone amor todo es más fácil, todo cuesta menos, y… ¡vale la pena!.
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