En lo que hace referencia a las universidades españolas, las buenas noticias no son demasiado numerosas. La mayoría de los titulares que aparecen en los medios hacen referencia a su mínima presencia en los rankings de calidad que se publican en el mundo, el porcentaje de licenciados que no encuentran trabajo (o que acceden a profesiones de menor nivel que el que corresponde a sus estudios) o la endogamia en la selección del profesorado.
Por eso, la noticia de que un centro español se colaba en una clasificación de las mejores universidades del mundo, junto a instituciones como Harvard, Stanford, Oxford, MIT o Chicago, fue muy comentada hace unos días. El informe Global University Rankings 2015, elaborado por Youth Incorporated, Education Times y Rediff.com, sitúa a IE University en la 14ª posición a nivel mundial (4ª en Europa). No es habitual y, por eso, habrá muchos que piensen, ¿qué tiene de diferente esta universidad?
Los 'rankings'
Lo primero que habría que explicar es la fuente de la información, esos famosos rankings internacionales que tantos quebraderos de cabeza causan a nuestras facultades. Los miembros de la comunidad universitaria española se quejan de que estas clasificaciones no hacen justicia y benefician a los centros del mundo anglosajón. La mayoría de las listas puntúan en función de criterios como el número de publicaciones de profesores o exalumnos en revistas científicas de prestigio, los premios internacionales que reciben profesores o antiguos alumnos, o las citas que reciben los trabajos de cada universidad. Éste sería el caso del ranking de la Universidad de Shanghai, uno de los más reconocidos del mundo.
En este sentido, hay que decir que es cierto que estas clasificaciones le dan mucho peso a la parte investigadora en detrimento de la académica y que puede haber un cierto sesgo que favorezca a los trabajos y publicaciones del mundo anglosajón. Además, son listas en las que es complicado entrar en el corto plazo. Una universidad que tenga una mala puntuación y quiera mejorarla sabe que necesitará de varias décadas para conseguirlo. Ése es el tiempo que tardarán sus alumnos actuales en empezar a publicar artículos, obtener premios internacionales o ser reconocidos en su campo científico.
Pero esta excusa no debería servir para todo. Que un ranking penalice a los centros no ingleses, no justifica que la primera institución española esté por detrás del puesto 150 (la Universidad de Barcelona). La primera alemana, otro país que podría aducir parecidos argumentos, aparece en el puesto 49, más de 100 puestos por encima de la mejor española. De entre todos los países de Europa Occidental, sólo Italia presenta peores resultados.
Además, tampoco si medimos otros parámetros parece que los centros de enseñanza superior españoles lo estén haciendo especialmente bien. El argumento de que las universidades en España se centran en la parte académica frente a la investigadora sale malparado cuando nos enfrentamos a las estadísticas sobre paro de los licenciados a los cinco años de su titulación, productividad de los estudios en término de retorno para los alumnos, período de tiempo trabajado antes de llegar a los 30 años, sobrecualificación en el puesto de trabajo,...
Entre la LSE y Cambridge
Con todo esto en la cabeza, sorprende aún más que una universidad muy nueva (el IE se hizo cargo de la licencia en 2008) y con apenas 1.500 alumnos de grado se cuele en el 14º puesto de una lista internacional, apenas un par de puestos por detrás de la London School of Economics y dos por delante de la mítica Universidad de Cambridge. ¿Qué es lo que hace tan especial al IE?
Lo primero que hay que tener en cuenta que la IE University no sale de la nada. Como su propio nombre indica es la hermana pequeña (por ahora) de la escuela de negocio IE. En este sentido, hay que recordar que la educación superior española no sufre una maldición bíblica por razones históricas, culturales o sociales. Las escuelas de negocio de nuestro país (las más conocidas son IE, IESE o ESADE, y no son las únicas que están haciendo un gran trabajo en sus sectores) aparecen año tras año en las listas de las mejores del mundo. No hay ningún ámbito académico con más competencia. Y está dirigido a la élite del alumnado internacional. Pues bien, en ese entorno ultracompetitivo, España es el país europeo mejor situado. Por ejemplo, ni Francia, ni Alemania, ni siquiera Reino Unido tienen tres centros entre los 20 mejores del ranking Global MBA del Financial Times.
En este sentido, hay que apuntar que el informe de Youth Incorporated, Education Times y Rediff se centra en cuestiones diferentes a las de otras listas. Los factores que se miden están más cercanos al mercado laboral y a cuestiones académicas. Esto hace que la juventud de IE Univesrsity, que penaliza en otros rankings, no tenga tanta trascendencia. En este caso, lo que se tiene en cuenta es: carreras profesionales y viabilidad en el mercado de trabajo de los licenciados (55%); diversidad y visión internacional (10%); innovación académica (10%); campus y programas extracurriculares (15%); satisfacción del alumno respecto al precio (10%).
Pues bien, con esto en consideración, IE University alcanza el 14º puesto en la lista total, 4º si sólo tenemos en cuenta a la UE y 1º de la Europa continental (los tres primeros del continente son centros británicos). En algunos de los subíndices, incluso está mejor clasificada: Business Programmes (3º puesto); Best Value for Money (8º puesto); Innovation in Teaching Methodologies (6º puesto); Student Satisfaction (6º puesto), Recruiter Satisfaction (5º puesto).
Para averiguar la clave de este éxito, Libre Mercado se ha acercado a sus dos campus, el de Madrid y el de Segovia. En este último, el Convento de Santa Cruz la Real reconvertido ahora en universidad, entrevistamos a David Goodman, director del Grado en Arquitectura de IE University y a Angel Metodiev Angelov, alumno del Grado en Comunicación de IE University. Ambos destacan dos cualidades que hacen muy diferentes a IE University: su "internacionalización" y la forma en la que se desarrollan sus clases.
En lo primero, llaman la atención las cifras: un 69% de los 1.500 alumnos de grado es extranjero (en el conjunto de la universidad española no llega al 4%). Y todas las clases son en inglés excepto en dos de los grados, que tienen algunas asignaturas en castellano en los primeros cursos. Metodiev explica que en su clase, "con 28 alumnos, hay trece nacionalidades diferentes". Goodman habla de "una comunidad diversa, con muchas voces y muchos puntos de vista diferente. Eso enriquece el ambiente. El aprendizaje no termina con el profesor, ir a clase es estar en una especie de ONU y ahí también se aprende".
La segunda clave está en los contenidos. Goodman cuenta cómo mezclan "prácticas con formación" desde los primeros cursos. Además, la metodología está muy alejada de la habitual. La memorización de temas de forma acrítica, tan habitual en las aulas españolas, no entra dentro del esquema del IE University. Sus clases se desarrollan de forma más parecida a las de las escuelas de negocio y las facultades internacionales: análisis de casos, mucho trabajo en grupo, debate abierto profesor-alumnos, evaluación continua... "Hay una forma innovadora de entender la docencia, hay debate y escuchamos a los alumnos. Lo que nosotros hacemos es juntar profesores interesante, con alumnos interesantes y dejarles que hagan cosas interesantes", explica este profesor.
Salvador Carmona, rector de IE University apunta en la misma dirección: "Una de nuestras señas de identidad es el carácter emprendedor de la universidad. No sólo porque todos los alumnos vayan a montar una empresa. El objetivo es que los alumnos intenten desarrollar sus propias ideas y no se acomoden allí donde estén, incluso si trabajan en el sector público".
Para los que se lo estén pensando, lo primero que hay que decir es que no saldrá barato. El curso escolar cuesta unos 18.000 euros (más la manutención en Segovia o Madrid para los de fuera de estas dos ciudades). Eso sí, en IE están orgullosos de su programa de becas y financiación para sus estudiantes. Su planteamiento es que el esfuerzo obtendrá recompensa a medio plazo, en forma de un mejor empleo e ingresos una vez dentro del mercado laboral. Y recuerdan que en otros países europeos, es relativamente habitual que los estudiantes adquieran créditos que luego deben pagar cuando encuentran un trabajo.
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