Tras el triunfo electoral del Partido Socialista en Andalucía, la Presidenta electa de los andaluces, doña Susana Díaz, ya ha anunciado que gobernará en solitario. De este modo, el que era hasta ahora su socio de Gobierno, Izquierda Unida, saldrá del Ejecutivo y, por tanto, dejará de influir en la Consejería de Educación, que tantos quebraderos de cabeza ha dado a la escuela católica andaluza. Ahora, centros, profesores y padres confían en que estos cuatro años sean menos radicales. Aunque también hay suspicacias
Los resultados de las elecciones autonómicas en Andalucía del pasado domingo han dejado un escenario razonablemente esperanzador para la escuela andaluza. A pesar de haber obtenido 170.000 votos menos que en 2012, la victoria del Partido Socialista ha sido lo suficientemente holgada como para que la Presidenta electa de los andaluces, doña Susana Díaz, anunciase, el pasado lunes, que va a gobernar en solitario, pues ahora goza «de una estabilidad que antes no tenía», y el único escenario posible para desbancarla sería el de un nada probable pacto entre el Partido Popular y Podemos.
De este modo, Susana Díaz ya ha anunciado la salida del Ejecutivo andaluz del partido que hasta ahora había sido su socio de Gobierno, Izquierda Unida, cuyos resultados electorales han sido devastadores: IU ha pasado de 12 diputados a 5, y ha perdido más de 164.000 votos.
La salida de IU del Gobierno autonómico afectará especialmente a la Consejería de Educación, un área en la que, aunque la cartera la han ostentado dos socialistas (primero Mar Moreno y, después, Luciano Alonso), más se han notado las exigencias radicales de los neocomunistas.
Esperanza moderada
Ahora, los agente educativos de Andalucía confían en que puedan vivir los próximos cuatro años con más calma que hasta ahora. Según ha podido saber Alfa y Omega, los principales sindicatos del sector, las asociaciones de padres y las patronales de centros concertados han recibido con razonable optimismo la victoria, y esperan reunirse con la nueva Presidenta para garantizar la estabilidad de la enseñanza concertada, e incluso para buscar soluciones a la situación de los profesores de Religión, que en Andalucía ven peligrar el 50% de sus puestos de trabajo, tras un Decreto firmado la anterior legislatura y que recorta a la mitad su horario lectivo.
Un debate artificial y visceral
En esta misma línea se manifestó, la pasada semana, el Secretario General de Escuelas Católicas, don José María Alvira, durante el último Diálogo Educativo organizado por la Confederación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos COFAPA.
En su intervención, Alvira denunció que, «en España, el debate sobre el hecho religioso es visceral y se utiliza para atacar», como ha quedado demostrado con las críticas al nuevo currículo de la asignatura de Religión. Una polémica que «parte de un debate artificial, interesado y exagerado», y que, además, se ha producido en términos nada educativos, pues «ha sido vergonzoso el nivel intelectual de las críticas a la clase de Religión».
Alvira recordó también que tanto la elección de esta asignatura como la opción por la escuela concertada son derechos de los padres, no privilegios de la Iglesia, que en el caso de la clase de Religión ha tenido un respaldo, en este curso, del 63,5% de los alumnos.
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