Desde hace algunos años nos han repetido que una preocupación trienal de nuestras administraciones educativas venía siendo el informe PISA (Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes), llevado a cabo por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo) y que analiza el rendimiento de estudiantes con el fin de determinar la valoración internacional de los alumnos.
Dejando a un lado las críticas que recibe el programa, los decepcionantes resultados de los estudiantes españoles deben dejar paso a una situación vital más compleja y tal vez más importante en una bien estructurada escala de valores; situación que hay que atajar de inmediato por su proyección y con todos los medios al alcance.
Esta situación de emergencia a la que me refiero, la ha puesto de relieve el centro Reina Sofía, sobre adolescencia y juventud, que ha publicado en el mes de febrero de 2015, un monográfico con el título "Jóvenes y Género. El estado de la cuestión", cuyo objeto es analizar las actitudes y los comportamientos de los y las jóvenes, así como diferentes elementos del contexto en que se socializan, desde una perspectiva de género.
Nos indican, que a partir de una mirada amplia y comprensiva, se trata de conocer en qué medida existen diferencias entre chicos y chicas en cuestiones relacionadas con la salud, las relaciones familiares, la sexualidad, la educación y el acceso al empleo, lo valores, el uso del tiempo libre, el uso de las TIC o la violencia de género, poniendo de manifiesto los elementos de inequidad y desequilibrio en las relaciones intergéneros, es decir, que en la actualidad la igualdad entre los jóvenes (hombres y mujeres) es más aparente que real.
El informe evidencia que es mucho más frecuente dejar el empleo o pasar a un trabajo de tiempo parcial para cuidar a algún familiar, ya sean niños, discapacitados o mayores en las mujeres que en los hombres jóvenes (63% vs 37%); pero también el estudio hace notar la diferencia salarial entre los hombres y mujeres jóvenes, con niveles de preparación y de experiencia muy similares, ganando las mujeres una media de 100 euros menos que los hombres, con salarios medios masculinos de 889 euros y de 786 euros el femenino.
En relación con los valores sociales, los intereses de unos y otras son parecidos, aunque los chicos se muestran más interesados por el deporte y las chicas más por temas culturales y sociales.
Respecto a los valores morales (justificación de comportamientos), se hace notar la conocida tolerancia de la sociedad española, jóvenes incluidos, por las conductas pertenecientes al ámbito de la moral privada y su mucha mayor rigidez a la hora de sancionar las conductas reprochables en relación al colectivo. Un rasgo significativo es la aceptación generalizada de las relaciones homosexuales, algo mayor entre las mujeres que entre los varones, así como la aceptación de las parejas del mismo sexo, y que estas puedan adoptar hijos.
Pero causa sorpresa y estupor, que si bien el comportamiento sexual de los jóvenes es de mayor libertad, los estereotipos sexistas tradicionales no han desaparecido y podemos advertirlo en formas diferentes de valorar la conducta en las relaciones de pareja, llegándose a justificar el sexismo y la violencia por jóvenes y adolescentes (12-24 años) en porcentajes alarmantes, estando algo, bastante o muy de acuerdo con afirmaciones como “el hombre que parece agresivo es más atractivo” un 28.1% de chicas y un 33.7 de chicos. Aún mucho peor es la siguiente valoración: “Cuando una mujer es agredida por su marido, algo habrá hecho ella para provocarlo”, con un porcentaje de algo, bastante o muy de acuerdo de 11.3% en chicas y un ¡29.8%! de chicos.
A lo anterior, y no es baladí, hay que añadirlas cualidades que en ambos sexos son más valoradas, siendo en las masculinas el poder, la fuerza, la valentía, la firmeza, la autosuficiencia, la competitividad. En las femeninas se valora la sensibilidad, la capacidad de perdón y comprensión, la generosidad, la pasividad y dependencia afectiva; y se prefiere que no hagan tan manifiesta su sexualidad. Por encima de todo, la cualidad más valorada en las mujeres por los hombres es la del atractivo físico.
Una de las curiosidades del informe, es que pese a lo dicho con anterioridad, en relación a la ubicación ideológica, la mayoría de chicos y chicas de 15 a 29 se consideran de izquierda.
Estos resultados tan sorprendentes como alarmantes, tienen que hacernos reflexionar y concienciarnos sobre qué queremos para nuestros jóvenes y a qué educación aspiramos para ellos.
No deja de ser paradójico que las administraciones educativas, voceros de una espantosa demagogia, hayan elegido, exclusivamente, el “refuerzo” de las materias instrumentales como las matemáticas y lengua, ignorando e incluso despreciando las materias que forman en valores, entre ellas, la religión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario