Para la omnipresente publicidad, los grandes protagonistas de la “vuelta al cole” son los niños; mejor dicho, sus uniformes, sus zapatos, sus mochilas, su ropa, su material escolar… La “vuelta al cole” no es sino una campaña más de las muchas que conforman los dientes puntiagudos de la rueda del consumo, la cual mueve la gran cadena de la economía.
Por supuesto, las campañas de la “vuelta al cole” apelan a los padres, que son los que pagan los uniformes, la ropa y el material escolar de sus hijos; sin embargo, se olvidan por completo de los otros protagonistas: los maestros. Lógicamente, los maestros no tienen ningún interés desde el punto de vista económico y, por consecuencia, publicitario; así que quedan excluidos de esa “vuelta al cole” tan mediática y tan fantasiosa.
No obstante, los maestros y profesores tienen un protagonismo que no se puede contabilizar en volumen de ventas. Ellos son los otros protagonistas de la “vuelta al cole”, de los cuales no podemos prescindir, porque de ellos depende lo más valioso que tiene una sociedad: la educación.
George Steiner, en la obra que dedica a los maestros (Lecciones de los maestros), escribía que “una sociedad como la del beneficio desenfrenado, que no honra a sus maestros, es una sociedad fallida”. Y tenía razón. Podemos entender que la publicidad ignore a los maestros; pero no podemos permitirnos el lujo, como sociedad, de olvidarlos. Sería un lujo demasiado caro que nos haría dramáticamente pobres.
Para una sociedad, honrar a sus maestros debería ser un mandamiento sagrado, pues son ellos los que, en cuanto forman a los ciudadanos, la hacen posible. Los padres son los primeros educadores y, por lo tanto, los responsables últimos de la educación de sus hijos, pero ellos no pueden tomarse esta labor primordial como un trabajo, pues no están preparados para ello. Como bien dice José Félix Pérez-Orive, “la dificultad de ser padres es una tarea de dirección para la que no estamos preparados y en la que tocamos de oído. Esa labor en ningún momento es un trabajo. Educar a los hijos no es una profesión, educar a los hijos de los demás, sí” (La lección imprescindible). Esta noble profesión es la de los maestros, esos otros protagonistas de la “vuelta al cole”.
El mítico entrenador de baloncesto, John Robert Wooden, decía que “la profesión del educador contribuye más al futuro de la sociedad que cualquier otra profesión”. ¡Feliz vuelta al colé!
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