Entre 2009 y 2013, creó más de 3.600 nuevos espacios de acogida donde se atendieron a 4,1 millones de personas el último año
La Memoria de Actividades que la Conferencia Episcopal presenta cada año al Gobierno para dar cuenta del destino de los fondos que recibe a través de la asignación tributaria se ha convertido en una muestra irrefutable de la enorme relevancia que esta institución sigue teniendo para la sociedad. Su labor en campos tan diversos como la educación, la cultura o la asistencia a los más desfavorecidos supone además un importante ahorro para el Estado.
Así lo refleja la Memoria de Actividades 2013 auditada por tercer año consecutivo por la consultora PWC. Durante la presentación del balance, el vicesecretario para Asuntos Económicos de la Conferencia Episcopal, Fernando Giménez Barriocanal, agradeció el apoyo de los nueve millones de contribuyentes que marcan la casilla de la Iglesia en su declaración de la Renta y que permitió que en 2013 esta institución recibiera 247,1 millones de euros, el 23% de la financiación total de las diócesis. La mayor parte de esos fondos fueron destinados a financiar actividades pastorales y asistenciales (26%), conservación de edificios y gastos de funcionamiento (25%), retribución del clero (20%), etc.
A pie de calle con los pobres
La crisis ha demostrado la eficacia de la Iglesia en la atención a los más necesitados. Durante 2013, sus más de 8.400 centros sociales atendieron las necesidades básicas de 4,1 millones de personas. Las diócesis destinaron más de 48,25 millones de euros a programas para mitigar la pobreza, un 3% más que el año anterior. El aumento de la demanda provocó que los lugares donde se presta ayuda a las personas más vulnerables se incrementaran en más del 76% desde 2009, pasando de los 4.861 a 8.490 en 2013, casi el doble.
Educación concertada, fuente de ahorro
Alrededor de 1,4 millones de alumnos se forman en colegios concertados católicos. Esta red de centros, que emplea a 123.229 personas, suponen un ahorro para el Estado de 2.850 millones de euros anuales por la diferencia de coste entre una plaza en un centro concertado y una en un centro público, tomando como base datos del Ministerio de Educación. Además, el 65% de los jóvenes españoles estudian en alguna de las 14 universidades eclesiales o de inspiración católica.
49 millones de horas de trabajo
Según la Memoria anual de Actividades –un compromiso de transparencia que asumió el Episcopado tras el acuerdo de financiación alcanzado con el Gobierno socialista en 2006– la Iglesia dedicó 48,35 millones de horas al servicio de la sociedad, ya sea para atender a los enfermos o acompañar a las personas en los sacramentos, en distintas actividades pastorales o en la catequesis. Esta labor supone la activación de una gran cantidad de recursos humanos y materiales, que de ser contratadas en el mercado supondría un coste de 2.038 millones de euros y que, sin embargo, la Iglesia desarrolla con 886 millones de euros.
Dentro y fuera de nuestras fronteras
Detrás de la labor pastoral de la Iglesia hay una extraordinaria cantidad de recursos humanos. Dentro de nuestras fronteras, casi 60.000 religiosos, 106.000 catequistas y 20.000 sacerdotes son los responsables de acompañar a la personas y transmitirles el Evangelio, muchos de ellos en el ámbito rural. Otros tantos capellanes (147) y más de 3.000 voluntarios asistieron en 2013 a los presos en las cárceles. Pero sin duda, los 13.000 misioneros españoles repartidos por los rincones más olvidados del planeta es el mayor orgullo de la Iglesia. «Forman parte también de nuestra marca España», recordó Giménez Barriocanal.
Nueve millones de eucaristías
El dinero que ingresa la Iglesia a través de la asignación tributaria junto a la aportación de los fieles permite el sostenimiento de las actividades de las más de 23.000 parroquias que existen en las 70 diócesis españolas. En ellas se celebran nueve millones de eucaristías al año a las que asisten más de 10 millones de personas.
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