En la hoja parroquial de esta semana, el obispo de Segorbe-Castellón denuncia una situación que tiene lugar en su diócesis, pero que es bastante general en el resto de España.
Al abrirse el proceso de matrícula para el próximo curso, Casimiro López Llorenterecuerda a los padres que son ellos "quienes han de pedir expresamente la inscripción de sus hijos a la asignatura de religión y moral católica... Es un derecho que les asiste. Pero además es su responsabilidad como padres católicos. Ellos son los primeros educadores de sus hijos, también de su formación cristiana y de su educación en la fe y desde la fe. A ello se comprometieron ante la Iglesia y ante sus hijos, cuando pidieron el bautismo para sus hijos".
Sin embargo, monseñor López Llorente reconoce y denuncia las dificultades artificiales que se ponen al ejercicio de ese derecho y deber: "La misma legislación ha venido poniendo trabas a la clase de religión al no equipararla al resto de las asignaturas fundamentales como está acordado con la Santa Sede, para concretar el derecho constitucional de los padres a educar a sus hijos conforme a sus convicciones religiosas".
El problema no está sólo en la ley, también en el reglamento: "Es clara la discriminación que sufren los alumnos que cursan esta asignatura cuando no existe una verdadera alternativa a la clase de religión para el resto de los alumnos; una discriminación que aumenta cuando la clase de Religión se pone al comienzo o al final del horario escolar".
Y está, por último la presión social de los sectores laicistas, en ocasiones con abuso de posición dominante: "Según me indican los mismos padres y alumnos, en algún colegio público se intenta disuadir a los padres que piden religión para sus hijos y existen profesores que se mofan de ellos porque cursan esta asignatura".
¿Qué hacer? "Ante esta situación antidemocrática, sacerdotes, profesores de religión y profesores cristianos, catequistas hemos de ayudar a los padres católicos para que valoren la clase de religión y no se dejen amedrentar por los intentos de que sus hijos no reciban formación religiosa en la escuela o por la facilidad de tener una asignatura menos", afirma monseñor López Llorente.
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