viernes, 28 de junio de 2019

De segundo, calidad

Es tiempo de hacer muchas cosas que siempre apetecen, pero para las que nunca parezco encontrar el momento adecuado: leer alguna buena novela, ver alguna película pendiente, escribir a gente querida, hablar con los míos un poco más despacio… Si las vacaciones son largas, tal vez asomarme a espacios, realidades, gentes que normalmente no forman parte de mi vida… Es tiempo para recorrer espacios distintos.

También es tiempo para un poquito de calidad en la relación con Dios (porque si no, a veces parece que Dios cae en la parte del 'trabajo' o la 'obligación', cuando resulta que puede ser fuente de encuentro y plenitud). Por eso este verano puede ser un tiempo para intentar conocerle más (leer sobre él, pensar, rezar algún rato, tratar de releer su presencia en mi vida).

¿En qué medida puedo cuidar la relación con Dios este verano?

Los pies
Ya que no tengo alas,

me bastan

mis pies que danzan

y que no acaban

de recorrer el mundo.


Por praderas en flor

corrió mi pie ligero,

dejó su huella

en la húmeda arena,

buscó perdidos senderos,

holló las duras aceras

de las ciudades

y sube por escaleras

que no saben a dónde llegan.


Alaíde Foppa


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