martes, 31 de octubre de 2017

¿Es positivo que los niños celebren Halloween?

Muchos pequeños se enfrentar por primera vez a la fiesta de los difuntos, pero un niño de seis años no necesita saberlo todo sobre la muerte


Durante estos días, las calles se llenan de carteles con imágenes de calabazas, esqueletos, calaveras, fantasmas sangrientos, telas de araña... Halloween ya está aquí. Inluso en los centros escolares cambian su imagen habitual y adornan sus aulas con estos elementos permitiendo que los alumnos vayan disfrazados con vestimentas y caretas, cuanto más terroríficas mejor.
Pero, ¿es adecuado que los niños se celebren Halloween? ¿Les ayuda esta «fiesta de la muerte» a despejar sus miedos o, por el contrario, fomenta que tengan pesadillas?
Según Àngels Ponce, terapeuta familiar, los padres que tengan ciertos temores a que sus hijos entren por primera vez en contacto con la palabra muerte por celebrar Halloween, no deben preocuparse «porque precisamente se trata de una fiesta para divertirse y debe tomarse de este modo. Los niños se entretienen disfrazándose y viendo los disfraces de los demás, les gusta asustar y se rien de ello».
El hecho de celebrarlo con sus amigos les otorga, además, cierta «normalidad» a verse con esa imagen terrorífica. No obstante, esta experta explica que esta fiesta tampoco es el momento adecuado para hablar a los niños de la muerte. «Es mucho mejor hacerlo con motivo de cualquier otro hecho cotidiano como puede ser ver un insecto muerto en el suelo, ver una película de dibujos en la que un personaje fallece, tras escuchar una determinada noticia en los informativos... 
La celebración de Todos los Santos también es un buen momento puesto que las familias suelen ir al cementerio y llevar flores y se puede aprovechar la ocasión para explicarles todo lo que significa y cómo se echa de menos a personas que ya no están».
Aun así, algunos padres, en un alarde de proteger a sus hijos de asuntos que les puedan hacer sufrir, se preguntarán: ¿qué necesidad hay de hablarles del tema si ellos no preguntan?
La respuesta es contundente: «Los niños, al igual que todo ser humano, no saben cuándo les va a sorprender la muerte de un ser querido. Si ellos han hablado con sus padres en alguna ocasión de forma natural sobre la muerte, la tendrán integrada en su vida. Si vive completamente ajeno al tema, cuando llegue el día de tener que despedirse supondrá un verdadero shock. Las consecuencias pueden ser muy negativas porque será incapaz de asumir el fallecimiento y será muy probable que necesite ayuda profesional para superar su forma de sentir», explica Àngels Ponce.


No obstante, en el momento en el que un ser querido muere es normal que los adultos se enfrenten a las preguntas «incómodas» de los más pequeños de la casa debido a que desde su curiosidad e ignorancia no comprenden qué ha ocurrido y sienten gran pena.
«En general los padres se manejan mal ante estas situaciones porque suponen una excepción dentro de las conversaciones con los hijos. La muerte no es un tema que se trate con frecuencia y naturalidad, sino que solo se aborda de manera esporádica cuando sucede dentro del seno familiar… y muchas veces se hace de puntillas, sin tratarlo en profundidad. Todos los padres desean poder ahorrarles el sufrimiento ante la pérdida de un ser querido, pero la mayoría de ellos no saben cómo hacerlo», asegura esta experta en terapia familiar y duelo.
Tener claras algunas ideas y aspectos a la hora de comunicar este tipo de sucesos a los más pequeños puede ser de gran utilidad para todos los miembros de la familia. Àngels Ponce apunta algunos de estos aspectos para hacer esa conversación más cómoda.

Es necesario transmitir y sentir tranquilidad
Cuando uno da una explicación suele hacerlo desde su propio estado emocional. Según esté esa persona, así será la forma en la que transmita la información al niño, contagiándole de sus emociones. «Es importante ser consciente de cómo nos encontramos nosotros mismos porque esa emoción se impregnará en el niño, así que si lo que quiero es transmitir tranquilidad debo sentirla y buscar un momento en calma», afirma la experta.
Se debe tener en cuenta que, junto a las palabras, el pequeño también observará la actitud y el lenguaje no-verbal del adulto, por lo que tiene que existir una coherencia entre lo que se dice, cómo se dice y cómo se actúa.
Es inevitable que estas situaciones de pérdida significativa provoquen emociones dolorosas y tristes, que pueden hacer perder la calma, pero es necesario encontrarla antes de ponerse cara a cara con el niño o la niña.
No se debe temer al uso de la palabra «muerte»
Es habitual que esta palabra se evite siempre que se habla frente a un menor, pero es necesario normalizar su uso. Muchos niños y niñas ya saben que existe la muerte, la conocen tras haberla leído en los cuentos, visto en películas o en la propia televisión.
La mayoría de ellos conocen a alguien a quien se le ha muerto algún familiar, algún amigo o alguna mascota muy querida. Es importante que el temor al uso de esta palabra desaparezca para de esa forma facilitar el entendimiento con el niño.

Ser sinceros y demostrar las emociones reales
«Si el niño tiene edad para entender lo que ha ocurrido no hay que recurrir a metáforas, tan sólo se debe decir la verdad», aconseja Ponce. Es importante enfrentarse a este tipo de situaciones siempre contando la verdad y no escondiendo lo que el adulto siente o lo que ha ocurrido.
Compartir con los niños la realidad y las emociones que acompañan a la pérdida de un ser querido, refuerza esas emociones y las normaliza.
Debemos transmitir que llorar, estar triste es normal o echarlos de menos es normal, de esta forma le damos permiso para que expresen y las compartan con nosotros. «Compartir con los niños lo que sentimos es la mejor manera de educarles emocionalmente», explica la experta.

Adaptar los argumentos y conceptos según la edad

Los niños entenderán la muerte mediante su experiencia y madurez, por lo que es muy importante adecuar el discurso a la edad del niño.
«Debemos tener en cuenta que un niño de 6 años, por ejemplo, no necesita saberlo todo acerca de la muerte», asegura Ponce.
En los casos en los que los niños son pequeños es aconsejable responder simplemente a las preguntas que ellos realicen, sin darle más explicaciones que las que ellos demandan.
Hablar con él de la persona fallecida puede ayudar a que el pequeño exprese sus sentimientos sobre lo que ha ocurrido y sobre la persona que no está, y podamos conocer más su estado emocional.
El niño puede reaccionar frente a la muerte de muchhttps://www.blogger.com/blogger.g?blogID=841143586980516970#allpostsas formas, dependiendo de los factores que le influyen, no sólo la edad que tiene, sino la manera en la que se relaciona con su entorno, el nivel de entendimiento, la experiencia o el propio vínculo que le unía con la persona fallecida.

lunes, 30 de octubre de 2017

CISNEROS: UN HOMBRE DE IGLESIA, UN HOMBRE DE ESTADO



Cisneros: Un hombre de iglesia, un hombre de estado
Con motivo del quinto centenario de la muerte del Cardenal Francisco Jiménez de Cisneros, la Universidad de Alcalá de Henares, en colaboración con Acción Cultural Española, recuerdan la figura de su fundador con una exposición que tiene como objetivo destacar y difundir a este gran personaje de la historia de España.  

Francisco Jiménez de Cisneros (1436-1517) constituye una de las personalidades más notables de la España de los Reyes Católicos y de la Historia de España en general. Confesor de la reina Isabel I de Castilla, Provincial de su Orden Franciscana, Arzobispo de Toledo y Primado de las Españas, Canciller Mayor, Cardenal e Inquisidor General, Regente de la Corona de Castilla en dos ocasiones, desplegará una incesante y grandiosa labor en su triple condición de religioso, estadista y mecenas de la cultura.

Su trayectoria biográfica es un reflejo de la coyuntura histórica que le tocó vivir en el periodo de transición entre la Edad Media y la Moderna. La clave ideológica de su actuación histórica se basa el servicio a Dios en primer lugar, el servicio a la Monarquía a continuación y en la consecución del bien y la paz de los reinos.

Su nombre está ligado a la realización de importantes empresas de alcance nacional llevadas a término con enorme eficacia: como religioso, es el instrumento de reforma de la Iglesia emprendida por los Reyes Católicos un cuarto de siglo antes que Lutero; como estadista, consigue salvar las dos primeras y más graves crisis políticas del Estado moderno a raíz de la muerte de sus creadores Isabel y Fernando; como mecenas de la Cultura, es el fundador de la Universidad de Alcalá y editor de la Biblia Políglota Complutense, el monumento humanístico más destacado de su tiempo. Nunca abandonó su condición de fraile reformador que vivió profundamente la religiosidad de san Francisco.

Esta Exposición constituye un homenaje a la figura de Cisneros y tiene como objetivo difundir su vida y las diferentes facetas de su obra.

#CisnerosExpo

INFORMACIÓN DE VISITA
Colegio Mayor de San Ildefonso – Rectorado, Primera planta
Plaza de San Diego, s/n.
28801 Alcalá de Henares (Madrid)

Horario de visitas
De martes a viernes, de 10:00 a 14:00 h. y tardes de sábados, domingos y festivos
Reservas en 91 885 6478 | visitas.guiadas@uah.es
Entrada gratuita.

'María, causa de nuestra alegría' - Fiesta de la Almudena 2017

domingo, 29 de octubre de 2017

«El TDAH no existe, y la medicación no es un tratamiento, sino un dopaje»

«No existe. El TDAH es un diagnóstico que carece de entidad clínica, y la medicación, lejos de ser propiamente un tratamiento es, en realidad, un dopaje». Esta es la sentencia de Marino Pérez, especialista en Psicología Clínica y catedrático de Psicopatología y Técnicas de Intervención en la Universidad de Oviedo, además de coautor, junto a Fernando García de Vinuesa y Héctor González Pardo de «Volviendo a la normalidad», un libro donde dedican 363 páginas a desmitificar de forma demoledora y con todo tipo de referencias bibliográficas el Trastorno por Déficit de Atención con y sin hiperactividad y el Trastorno Bipolar infantil. Lo que sí que existe, y es a su juicio muy preocupante, es el fenómeno de la «patologización de problemas normales de la infancia, convertidos en supuestos diagnósticos a medicar».
—En «Volviendo a la normalidad», ustedes ponen el dedo en la llaga, al asegurar que el llamado Trastorno por Déficit de Atención, con o sin Hiperactividad (TDAH), no existe.
—El TDAH es un diagnóstico, cada vez más popularizado, que carece de entidad clínica. Para empezar, no se establece sobre criterios objetivos que permitan diferenciar el comportamiento normal del supuestamente patológico, sino que se basa en apreciaciones subjetivas, en estimaciones de los padres del tipo de si «a menudo» el niño se distrae y se mueve mucho. Más que nada, el diagnóstico es tautológico. Si un padre preguntara al clínico por qué su hijo es tan desatento e inquieto, probablemente le respondería porque tiene TDAH, y si le preguntara ahora cómo sabe que tiene TDAH, le diría porque es desatento e inquieto. Por lo demás, insisto, no existe ninguna condición neurobiológica ni genética indenficada, y sí muchas familias donde no se asume que la educación de los niños es más difícil de lo que se pensaba.
—¿Quiere decir que no hay ninguna prueba médica que lo demuestre?
—No. No existen pruebas clínicas ni de neuroimagen (como TC, RM, PET, etc) ni neurofisiológicas (EEG, ERP) o test psicológicos que de forma específica sirvan para el diagnóstico. Lo que nosotros decimos en esta obra, con toda seguridad, es que no hay ningún biomarcador que distinga a los niños TDAH. No se niega que tengan problemas, pero son niños, que tienen curiosidad y quieren atender a lo que sea, moverse... A sentarse es algo que hay que aprender. No existe ninguna alteración en el cerebro.
—Pero los expertos en TDAH afirman que este trastorno mental/psiquiátrico del neurodesarrollo conlleva ciertas particularidades cerebrales, y niveles anormales de sustancias neurotransmisoras...
—Pudiera haber diferencias en el cerebro, como es distinto el cerebro de un músico al de otro que no lo es. Incluso el de un pianista a un violinista. Pero esa diferencia del cerebro no es la causa. El cerebro es plástico y puede variar su estructura y su funcionamiento dependiendo de las exigencias y condiciones de vida. Un ejemplo muy famoso es del hipocampo cerebral de los taxistas de Londres. Cuantos más años de profesionalidad, más alterada es esa estructura cerebral. ¿Por qué? Porque está relacionada con el recuerdo y la memoria espacial, como es requerido para ser taxista en una ciudad de 25.000 calles como Londres. Lo que se pueda observar diferencial en el cerebro de quien sea, en este caso de niños a los que se diagnostica TDAH, no explica que esa sea la causa del supuesto trastorno, si no que los niños sean más activos e inquietos. Pero algunos padres se agarran o podrían estar interesados en encontrar una diferencia cerebral en los niños que les justifique o exima de responsabilidad en lo que le pasa al niño. Insisto, no hay ningún clínico ni ninguna prueba de neuroimagen que pueda validar un diagnóstico, como no hay evidencia que demuestre que los niveles cerebrales de dopamina o noradrelina sean anormales en niños con este diagnóstico.
—Ustedes también recogen en su obra que muchos clínicos, y hasta laboratorios farmacéuticos, que reconocen que no hay biomarcadores específicos.
—Cualquiera que esté al tanto de las investigaciones no puede dejar de reconocer que en realidad no hay biomarcadores específicos por los que se pueda diagnosticar ese TDAH como una entidad clínica diferencia. En España hay multitud de expertos en el tema que después de defender que es un trastorno bioneurológico, reconocen que no hay bases neurológicas establecidas para el diagnóstico. Y sin embargo mantienen ese discurso. Casualmente, suelen ser personas con conflictos de intereses reconocidos y declarados, que han recibido y está recibiendo ayudas y subvenciones y todo tipo de privilegios de diversos laboratorios. Es decir, muy a menudo los defensores del TDAH mantienen esa retórica a pesar de que no hay evidencia, por un conflicto de intereses que les lleva a sesgar la información por el lado de lo que desean que hubiera en base a los intereses de hacer pasar el trastorno como si fuera una enfermedad que hubiera que medicar.
—La realidad es que el TDAH se acaba de reconocer en la flamente Ley orgánica para la mejora educativa (LOMCE).
—Las instancias políticas, empezando por el Parlamento Europeo, con su «libro blanco» sobre el TDAH, y terminando por su inclusión en la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), puede que estén dando carta de naturaleza a algo cuya naturaleza, valga la redundancia, está por determinar y que, de hecho, es controvertida. Se está reclamando que se hagan las dotaciones adecuadas que contempla la ley como son ayudas, subvenciones, e incluso rebajas para la adquisición de los libros de texto, ventajas para acceder a becas, quien sabe si hasta para acceder a la Universidad. Mientras, los lobbies de la industria farmacéutica se estarán frotando las manos, viendo como los políticos «trabajan» a su favor. Los políticos creerán que han hecho lo políticamente correcto pero, de acuerdo con lo dicho, sería incorrecto científicamente.
—Usted augura que, a partir de este reconocimiento, habrá muchos interesados en que el niño reciba un diagnostico formal de TDAH.
—Si. Esto mismo que ha pasado en España, de que la Ley otorgue cobertura legal al TDAH, se vio con anterioridad en 1997 en Quebec (Canadá). Allí hicieron un estudio de seguimiento de diagnósticos durante los 14 años siguientes y se encontró que en esa provincia canadiense en concreto, y a diferencia del resto de Canadá, había aumentado exponencialmente el número de niños medicados. Un crecimiento que no se observó en otras enfermedades propiamente infantiles como el asma, donde el porcentaje se mantuvo el resto del tiempo. Además, los niños que tomaban medicación de forma continuada tenían un rendimiento más bajo a largo plazo. Y tenían a su vez otros comportamientos y otras alteraciones como ansiedad y depresión.
—Los efectos secundarios de la medicación es algo que ustedes también citan en esta obra, al señalar que los padres no son muy conscientes de los mismos.
—La utilidad de la medicación, hasta donde lo es, no se debe a que esté corrigiendo supuestos desequilibrios neuroquímicos causantes del problema, como se da a entender, sino a que el propio efecto psicoactivo de la droga estimulante puede aumentar la atención o concentración, como también lo hacen el café o las bebidas tipo Red Bull. La medicación para el TDAH no es, en rigor, un tratamiento específico, sino un dopaje: es la administración de fármacos o sustancias estimulantes para potenciar artificialmente el rendimiento. En cuanto a la salud, estas anfetaminas lo que producen es un efecto inmediato (si es continuado) de aumento de la presión sanguínea y cardiaca, que les puede llevar a tener a la larga más riesgos cardiovasculares. Tampoco les debería sorprender su efecto sobre el retraso del crecimiento. La cuestión es saber que pasa tras años de medicación.
—Si el TDAH no es un cuadro clínico, pero sí un problema de conducta, ¿qué pueden hacer los padres afectados?
—Lo dificil hoy en día es que los padres puedan tener una atención más continuada y sosegada con los niños. Pero la atención y la actividad se pueden aprender, y mejorar. Hay estudios hechos y publicados en la versión americana de Mente y Cerebro con niños pequeños abocados o candidatos a recibir el diagnóstico. Se les enseñaba a los padres a realizar diversas tareas con esos pequeños, con el objeto de educar la atención y su impulsividad. Y se ha comprobado que con estas actividades consistentes en juegos tipo «Simon dice», donde uno tiene que esperar a responder cuando se le pide algo, se ha logrado que los niños mejoren y controlen la impulsividad o los comportamientos que les abocaba al TDAH.
—Mientras tanto, usted señala que las asociaciones de afectados tienen publicidad en sus webs de los laboratorios farmacéuticos implicados en la fabricación de los medicamentos.
—Si usted echa un vistazo a alguna de ellas lo podrá comprobar por usted misma. En mi opinión, las asociaciones de padres y afectados por el TDAH, si no quieren hacerle el juego a otros intereses, debieran tener prohibido en sus estatutos recibir financiación de los fabricantes de medicación, y utilizar como divulgación sus explicaciones y panfletos. Es como si ponemos al lobo a cuidar de las ovejas. Aunque los laboratorios reciban cuantiosas multas por la inapropiada promoción de sus preparados y afirmaciones engañosas acerca de su eficacia, como los 56.5 millones de dólares que tendrá que pagar el principal fabricante de medicamentos para el TDAH, no será nada comparado con los 1.200 millones de dólares que tiene previsto ganar en 2017 con uno de ellos. De estas cosas también hay que hablar cuando se habla de TDAH.

viernes, 27 de octubre de 2017

Ayudas al desplazamiento para el curso 2016-2017 de profesores de Religión


A4
Unión Sindical Independiente de Trabajadores
Empleados Públicos
C/ Bravo Murillo 39 (E), Escalera 50
Local sindical  - 28015 Madrid
Teléfono 91 594 55 60 - Fax 91 593 80 77
                                              
                      Madrid, 25 octubre de 2017


Estimadas/os compañeras/os:

En el día de hoy, ha salido publicada la Resolución de 24 de octubre de 2017, del Director General de Recursos Humanos, por la que se hacen públicas las relaciones provisionales de excluidos y de adjudicatarios de las «Ayudas al desplazamiento para el curso 2016-2017 de profesores de Religión y otro personal docente al servicio de la Comunidad de Madrid. Relaciones provisionales. Tramo II».

En caso de error u omisión, el plazo de presentación de la solicitud de subsanación es de 26 de octubre a 10 de noviembre de 2017, ambos inclusive.

Los participantes que figuran en el listado de excluidos por la causa “Por defecto de forma en la presentación de la solicitud”, podrán subsanar la exclusión mediante la presentación de una nueva solicitud cumplimentada por medios electrónicos, a través del portalwww.madrid.org, pestaña “Gestiones y Trámites”, donde se encuentran todas las utilidades propias de la Administración Electrónica de la Comunidad de Madrid. Se podrá acceder siguiendo la secuencia:
www.madrid.org/edu_rrhh, “Otro personal docente”, “Ayudas”.

Podéis comprobar los listados en NOVEDADES: http://usitep.es
                                            
                                                    USIT-EP

miércoles, 25 de octubre de 2017

Ayudas desplazamiento tramo II

A4
Unión Sindical Independiente de Trabajadores
Empleados Públicos
C/ Bravo Murillo 39 (E), Escalera 50
Local sindical  - 28015 Madrid
Teléfono 91 594 55 60 - Fax 91 593 80 77
                                              
                      Madrid, 25 octubre de 2017


Estimadas/os compañeras/os:

En el día de hoy, ha salido publicada la Resolución de 24 de octubre de 2017, del Director General de Recursos Humanos, por la que se hacen públicas las relaciones provisionales de excluidos y de adjudicatarios de las «Ayudas al desplazamiento para el curso 2016-2017 de profesores de Religión y otro personal docente al servicio de la Comunidad de Madrid. Relaciones provisionales. Tramo II».

En caso de error u omisión, el plazo de presentación de la solicitud de subsanación es de 26 de octubre a 10 de noviembre de 2017, ambos inclusive.

Los participantes que figuran en el listado de excluidos por la causa “Por defecto de forma en la presentación de la solicitud”, podrán subsanar la exclusión mediante la presentación de una nueva solicitud cumplimentada por medios electrónicos, a través del portalwww.madrid.org, pestaña “Gestiones y Trámites”, donde se encuentran todas las utilidades propias de la Administración Electrónica de la Comunidad de Madrid. Se podrá acceder siguiendo la secuencia:
www.madrid.org/edu_rrhh, “Otro personal docente”, “Ayudas”.

Podéis comprobar los listados en NOVEDADES: http://usitep.es
                                            
                                                    USIT-EP

domingo, 22 de octubre de 2017

Ser profesor en España

Invitado: Enrique Dans 
Me gustaría compartir una pequeña reflexión personal sobre la educación en España, y el posible impacto que puede tener en algunas de las características que tenemos como país. Hoy llegué a un evento en el que participaba como ponente, y me encontré una escena muy típica, que estoy seguro que habréis visto: un salón razonablemente lleno, en el que las filas de aproximadamente el primer tercio de la sala estaban casi vacías, la primera fila estaba reservada para los ponentes, y la gran mayoría de los asistentes se habían acomodado… en la parte de atrás. Lo comenté en Twitter, y a juzgar por el volumen de actividad, no es una percepción únicamente mía.
¿Qué problema hay en nuestro sistema educativo que nos lleva a huir de manera sistemática de las primeras filas? ¿Por qué en la mayoría de los eventos la sala empieza a llenarse siempre por la parte de atrás? ¿Qué hace que no nos sintamos cómodos llegando a una sala y ocupando esas filas de delante en las que generalmente se ve y se oye mejor? El fenómeno no es exclusivo de nuestro país, pero sí creo que se da en él de manera más habitual o más evidente, y que seguramente – intuyo, aunque no tengo evidencias sólidas al respecto – tiene que ver con la falta de esquemas participativos en una gran parte de nuestro sistema educativo. ¿Tenemos algún tipo de prevención psicológica a estar cerca del ponente? ¿Miedo de que nos llame o nos pregunte? ¿De vernos interpelados? ¿De no poder salir discretamente si queremos? Como ponente, la verdad es que la sensación es extraña: vas a un sitio porque se supone que vas a contar algo que interesa y que por eso te han pedido que vayas, pero los asistentes, aunque suficientemente interesados como para acudir, prefieren sentarse de la mitad de las sala hacia atrás…
Relacionado: hace veintisiete años que soy profesor. Llegué a la educación casi por accidente y después de haberme negado a seguir una de las rutas habituales para llegar a la enseñanza, hacer el Curso de Adaptación Pedagógica (CAP) que había que cursar tras graduarse en la universidad para poder ser profesor en enseñanza secundaria. Desde hace veintisiete años, todo aquel que me pregunta a qué me dedico recibe una respuesta invariable: soy profesor. Y además, encantado de serlo, porque considero que el mundo académico me proporciona unos grados de libertad que no me ofrecería prácticamente ninguna otra dedicación de las que conozco.
Ahora, desde hace aproximadamente un año, soy también Senior Advisor para Transformación Digital e Innovación en la misma institución para la que llevo trabajando todos esos años. Aunque la responsabilidad sea muy interesante y tenga sentido para mí, el título se las trae: es larguísimo, e incómodo de utilizar. Además, es a todas luces evidente que, como puesto staff que es, ocupa un porcentaje de mi tiempo muchísimo más pequeño que mi labor principal, la de profesor: dar clase, evaluar, investigar, escribir, publicar, etc. Por eso, aunque valore esa responsabilidad, no he publicitado ese título prácticamente nada: no lo he puesto en mi tarjeta de visita, en la que sigue poniendo que soy profesor, me sigo presentando siempre como profesor, y aunque he añadido el nuevo cargo a LinkedIn y lo comenté brevemente cuando felicité las navidades el pasado diciembre, no considero que sea algo que me defina en absoluto: soy profesor, y que ahora esté como Senior Advisor no implica nada más que el que mi compañía piense que puedo contribuir con ideas en ese ámbito, pero mi dedicación principal sigue siendo, claramente, la de profesor. Sin embargo, durante este año, me he encontrado con algo muy curioso: en casi todos los eventos a los que voy me presentan con ese cargo en lugar de hacerlo con el que realmente me identifico, el de profesor.
¿Qué pasa en España con los profesores? En Finlandia, ser profesor es un motivo de orgullo, una señal de prestigio, una profesión envidiada, cuidada y razonablemente bien pagada. Es altamente selectiva: solo el 7% de los que intentan llegar a profesores consiguen serlo, y se considera una opción altamente respetada a la que solo pueden optar los mejores perfiles. En España, en cambio, si pueden presentarte con alguna otra ocupación que no sea la de profesor, tienden a optar por ella, porque los profesores están… ¿qué? ¿Mal vistos? Lo único que suele comentarse con envidia en España respecto a los profesores es “que tienen muchas vacaciones”. Obviamente, no preparamos ni exigimos a la mayoría de nuestros profesores lo que les exigen en Finlandia, pero a algunos niveles, la profesión no solo es extremadamente gratificante, sino que además, otorga una gran libertad creativa, muchas posibilidades de desarrollo profesional, y está bastante bien pagada en el contexto de un entorno, además, sumamente competitivo. De acuerdo, los profesores a ese nivel podemos considerarnos privilegiados dentro de la norma general en la profesión, pero aún así, todo indica que la percepción del profesor en España no se acerca, ni de lejos, a los niveles de otros países. Que alguien para presentarme prefiera utilizar un título largo y de staff en lugar de decir simplemente que soy profesor no es algo que me moleste especialmente… pero sí me parece un curioso síntoma. Y si lo percibo yo, que soy un auténtico privilegiado en ese sentido, ¿que no ocurrirá con los profesores a otros niveles?
¿Qué habría que cambiar en el sistema educativo español para elevar el estatus percibido del profesor, para convertir la actividad en una profesión respetada? ¿Cómo de importante es esto? A algunos niveles educativos, el profesor está cuestionado, quemado y acosado, en gran medida debido precisamente a esa ausencia de una percepción positiva sobre la importancia de su papel y su responsabilidad en la sociedad. ¿Cómo podemos aspirar a cambiar las metodologías educativas, a evolucionar la educación para adaptarla a los tiempos que vivimos, si partimos de una profesión desprestigiada y con pocos estímulos más allá de la vocación? ¿Cuánto podría contribuir algo así – que obviamente, no se consigue de la noche a la mañana y conlleva no pocas decisiones y acciones para ponerlo en práctica de manera efectiva – a la mejora del sistema educativo? ¿Podríamos partir de una transformación digital de la actividad educativa, y de un trabajo serio de desarrollo profesional, de inversión en formación, para obtener una mayor cualificación en los docentes y mejorar la percepción de su profesión? ¿Es difícil, es complejo, o es directamente imposible? ¿Qué habría que hacer para que un profesor fuese considerado, en España, como un elemento fundamental en el funcionamiento y el desarrollo de la sociedad?

jueves, 19 de octubre de 2017

domingo, 15 de octubre de 2017

4 grandes lecciones que nos deja Jesús Maestro sobre ser profesores

Invitado: 
¿Cómo hacer para recuperar el auténtico ideal del maestro, a saber, el de ser capaz de conducir o educar (del latín ex=desde/ducere=conducir), al discípulo en la verdad de sí mismo y por ende de su misión en la tierra? Quizá el secreto esté en recordarles a los maestros que alguna vez ellos también fueron discípulos, y que en realidad nunca dejaron de serlo. Cuando leemos los Evangelios nos encontramos con la palabra mathetés (“discípulo”) que deriva del verbomanthano, que quiere decir a su vez aprender, comprender, recordar. El verdadero discípulo, en ese sentido, es aquel que sabe  com-prender y re-cordar (del latín cor/cordis, o sea, poner de nuevo en el corazón) lo que el maestro ha transmitido, no solo con sus palabras, sino sobre todo, con su vida. No es casualidad que en inglés y en francés para referirse a “aprender de memoria” se usen respectivamente las expresiones “par cœur” y “by heart” (aprender de corazón). El discípulo auténtico hace suyo lo aprendido no solo con la cabeza, sino especialmente con el corazón. De hecho, las raíces de estas palabras (math-, manth) tienen que ver con la actividad mental, pero no en el sentido reductivo que le damos hoy, porque en la antigüedad, sea griega que latina, la mens (mente) hacía más bien referencia al principio vital de toda la persona (sede de las pasiones y de la voluntad). En ese sentido, podríamos concluir poéticamente que el discípulo genuino es aquel capaz de adquirir y hacer suyos en lo más profundo de su interior el modo de sentir y de pensar del maestro, o sea, es capaz de hacer suyos su mente y su corazón. Es un aprendizaje que tiene mucho más de ético y místico que de cognoscitivo.
Ahora bien, dicho esto quisiéramos proponer cuatro grandes enseñanzas que nos ha dejado el Maestro por antonomasia, Aquel al cual todo maestro, que se quiera considerar auténticamente tal, se debería conformar, o como decíamos hacerse uno con su corazón.

1. El auténtico maestro es  manso y humilde de corazón

«Sócrates, otro gran maestro, ya lo había intuido: “S0lo sé que nada sé”– sentenció y, aceptando con humildad sus límites, se convirtió en el hombre más sabio de la polis. Sin duda podemos afirmar que «la humildad es la condición epistemológica de determinadas percepciones» (Nicolás Gómez Dávila, EII, 294a), tal vez de las más determinantes para alcanzar la sabiduría; pues «hay que considerar que la verdad misma siempre va a estar más allá de nuestro alcance. Podemos buscarla y acercarnos a ella, pero no podemos poseerla del todo: más bien, es ella la que nos posee a nosotros y la que nos motiva. En el ejercicio intelectual y docente, la humildad es asimismo una virtud indispensable, que protege de la vanidad que cierra el acceso a la verdad. No debemos atraer a los estudiantes a nosotros mismos, sino encaminarlos hacia esa verdad que todos buscamos. A esto os ayudará el Señor, que os propone ser sencillos y eficaces como la sal, o como la lámpara, que da luz sin hacer ruido (cf. Mt 5,13-15)» (Benedicto XVI, mensaje a la diócesis de Roma sobre la tarea urgente de la educación). En ese sentido, el Maestro por excelencia, llevó esta intuición a su plenitud: «Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra» (Mt5,5), «Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón».
«¿En qué consiste este «yugo», que en lugar de pesar aligera, y en lugar de aplastar alivia? El «yugo» de Cristo es la ley del amor, es su mandamiento, que ha dejado a sus discípulos (cf. Jn 13, 34; 15, 12). El verdadero remedio para las heridas de la humanidad —sea las materiales, como el hambre y las injusticias, sea las psicológicas y morales, causadas por un falso bienestar— es una regla de vida basada en el amor fraterno, que tiene su manantial en el amor de Dios. Por esto es necesario abandonar el camino de la arrogancia, de la violencia utilizada para ganar posiciones de poder cada vez mayor, para asegurarse el éxito a toda costa. También por respeto al medio ambiente es necesario renunciar al estilo agresivo que ha dominado en los últimos siglos y adoptar una razonable «mansedumbre». Pero sobre todo en las relaciones humanas, interpersonales, sociales, la norma del respeto y de la no violencia, es decir, la fuerza de la verdad contra todo abuso, es la que puede asegurar un futuro digno del hombre» (Benedicto XVI, ángelus 3 julio 2011).

2. El verdadero maestro enseña con autoridad que es servicio


El asombro de todos fue tan grande que se preguntaban unos a otros: «”¿Qué es esto? Un doctrina nueva, y ¡con qué autoridad! Miren cómo da órdenes a los espíritus malos ¡y le obedecen!”». Así fue como la fama de Jesús se extendió por todo el territorio de Galilea» (Cfr. Mc. 1, 21-28).
«¿Qué es realmente, para nosotros los cristianos, la autoridad? Las experiencias culturales, políticas e históricas del pasado reciente, sobre todo las dictaduras en Europa del este y del oeste en el siglo XX, han hecho al hombre contemporáneo desconfiado respecto a este concepto. Una desconfianza que, no pocas veces, se manifiesta sosteniendo como necesario el abandono de toda autoridad que no venga exclusivamente de los hombres y esté sometida a ellos, controlada por ellos. Pero precisamente la mirada sobre los regímenes que en el siglo pasado sembraron terror y muerte recuerda con fuerza que la autoridad, en todo ámbito, cuando se ejerce sin una referencia a lo trascendente, si prescinde de la autoridad suprema, que es Dios mismo, acaba inevitablemente por volverse contra el hombre. Es importante, por tanto, reconocer que la autoridad humana nunca es un fin, sino siempre y solo un medio, y que necesariamente, en toda época, el fin siempre es la persona, creada por Dios con su propia intangible dignidad y llamada a relacionarse con su creador, en el camino terreno de la existencia y en la vida eterna; es una autoridad ejercida en la responsabilidad delante de Dios, del Creador. Una autoridad entendida así, que tenga como único objetivo servir al verdadero bien de las personas y ser transparencia del único Sumo Bien que es Dios, no sólo no es extraña a los hombres, sino, al contrario, es una ayuda preciosa en el camino hacia la plena realización en Cristo, hacia la salvación.» (Benedicto XVI, audiencia general Miércoles 26 de mayo de 2010).
«(…) Así pues, la educación no puede prescindir del prestigio, que hace creíble el ejercicio de la autoridad. Es fruto de experiencia y competencia, pero se adquiere sobre todo con la coherencia de la propia vida y con la implicación personal, expresión del amor verdadero. Por consiguiente, el educador es un testigo de la verdad y del bien; ciertamente, también él es frágil y puede tener fallos, pero siempre tratará de ponerse de nuevo en sintonía con su misión» (Benedicto XVI, mensaje a la diócesis de Roma sobre la tarea urgente de la educación).

3. El auténtico maestro busca la Verdad integral que libera

Dijo el Maestro: «“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida”» (Jn14,6), «Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» (Jn8,31).
«A veces se piensa que la misión de un profesor universitario sea hoy exclusivamente la de formar profesionales competentes y eficaces que satisfagan la demanda laboral en cada preciso momento. También se dice que lo único que se debe privilegiar en la presente coyuntura es la mera capacitación técnica. […] Sin embargo, vosotros que habéis vivido como yo la Universidad, y que la vivís ahora como docentes, sentís sin duda el anhelo de algo más elevado que corresponda a todas las dimensiones que constituyen al hombre. Sabemos que cuando la sola utilidad y el pragmatismo inmediato se erigen como criterio principal, las pérdidas pueden ser dramáticas: desde los abusos de una ciencia sin límites, más allá de ella misma, hasta el totalitarismo político que se aviva fácilmente cuando se elimina toda referencia superior al mero cálculo de poder. En cambio, la genuina idea de Universidad es precisamente lo que nos preserva de esa visión reduccionista y sesgada de lo humano. […]La Universidad encarna, pues, un ideal que no debe desvirtuarse ni por ideologías cerradas al diálogo racional, ni por servilismos a una lógica utilitarista de simple mercado, que ve al hombre como mero consumidor. […]En este sentido, los jóvenes necesitan auténticos maestros; personas abiertas a la verdad total en las diferentes ramas del saber, sabiendo escuchar y viviendo en su propio interior ese diálogo interdisciplinar; personas convencidas, sobre todo, de la capacidad humana de avanzar en el camino hacia la verdad. La juventud es tiempo privilegiado para la búsqueda y el encuentro con la verdad. Como ya dijo Platón: “Busca la verdad mientras eres joven, pues si no lo haces, después se te escapará de entre las manos” (Parménides, 135d). Esta alta aspiración es la más valiosa que podéis transmitir personal y vitalmente a vuestros estudiantes, y no simplemente unas técnicas instrumentales y anónimas, o unos datos fríos, usados sólo funcionalmente» (Benedicto XVI, encuentro con los jóvenes profesores universitarios).

4. El auténtico maestro es un discípulo que permanece, perseverando, en el amor del único Maestro

«En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: –“Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pediréis lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos”» (Jn 15,1-8).
Volviendo a las raíces que mencionábamos en relación a la palabra discípulo, «perseverancia» en el original es hypomoné, que es después traducido muchas veces como paciencia, aunque en realidad la etimología es mucho más rica. El el prefijo hypó– significa «bajo”, de esto surge el significado de «soportar», el verbo méno en cambio significa «permanacer», tomados en su conjunto podemos decir que la hypomoné consiste en aprender a permanecer soportando, en este caso gracias al amor. 
«La opción que se plantea nos hace comprender de forma insistente el significado fundamental de nuestra decisión de vida. Al mismo tiempo, la imagen de la vid es un signo de esperanza y confianza. Encarnándose, Cristo mismo ha venido a este mundo para ser nuestro fundamento. En cualquier necesidad y aridez, Él es la fuente de agua viva, que nos nutre y fortalece. Él en persona carga sobre sí el pecado, el miedo y el sufrimiento y, en definitiva, nos purifica y transforma misteriosamente en sarmientos buenos que dan vino bueno. En esos momentos de necesidad nos sentimos a veces aplastados bajo una prensa, como los racimos de uvas que son exprimidos completamente. Pero sabemos que, unidos a Cristo, nos convertimos en vino de solera. Dios sabe transformar en amor incluso las cosas difíciles y agobiantes de nuestra vida. Lo importante es que “permanezcamos” en la vid, en Cristo. En este breve pasaje, el evangelista usa la palabra “permanecer” una docena de veces. Este “permanecer-en-Cristo” caracteriza todo el discurso. En nuestro tiempo de inquietudes e indiferencia, en el que tanta gente pierde el rumbo y el fundamento; en el que la fidelidad del amor en el matrimonio y en la amistad se ha vuelto tan frágil y efímera; en el que desearíamos gritar, en medio de nuestras necesidades, como los discípulos de Emaús: “Señor, quédate con nosotros, porque anochece (cf. Lc 24, 29), sí, las tinieblas nos rodean”; el Señor resucitado nos ofrece en este tiempo un refugio, un lugar de luz, de esperanza y confianza, de paz y seguridad. Donde la aridez y la muerte amenazan a los sarmientos, allí en Cristo hay futuro, vida y alegría, allí hay siempre perdón y nuevo comienzo, transformación entrando en su amor» (Benedicto XVI, homilía Estadio Olímpico de Berlín Jueves 22 de septiembre de 2011).
«(…)Para esto, es preciso tener en cuenta, en primer lugar, que el camino hacia la verdad completa compromete también al ser humano por entero: es un camino de la inteligencia y del amor, de la razón y de la fe. No podemos avanzar en el conocimiento de algo si no nos mueve el amor; ni tampoco amar algo en lo que no vemos racionalidad: pues “no existe la inteligencia y después el amor: existe el amor rico en inteligencia y la inteligencia llena de amor” (Caritas in veritate, n. 30). Si verdad y bien están unidos, también lo están conocimiento y amor. De esta unidad deriva la coherencia de vida y pensamiento, la ejemplaridad que se exige a todo buen educador» (Benedicto XVI, mensaje a la diócesis de Roma sobre la tarea urgente de la educación).

Una educación que enseñe a obedecer

Invitado: Josefer

Está de moda decir lo contrario. Son las tendencias pendulares que vienen de lejos, de la escuela de la sumisión y de la bofetada, que yo al menos ni siquiera he conocido. Sé que defender otra cosa puede ser mal interpretada, por aquellos principalmente que o bien no están en la escuela, o bien no tienen nada que ver con el trabajo del aula, o bien no tienen siquiera hijos que educar. Lo bonito es decir “una escuela que no enseñe a obedecer”. Entiendo lo que quieren decir y comparto sus tesis de fondo; no sus palabras, como tampoco sus formas.
Obedecer proviene de la palabra “escuchar”. Es fácil encontrar la etimología por ahí. Algo que no han hecho los que tan mala prensa le dan. Pero más allá de los juegos de palabras, es una actitud fundamental en la vida. Por ejemplo, cuando alguien tiene que dirigir su propia vida obedeciéndose a sí mismo, cuando no obedeciendo y fiándose de aquellos que más nos quieren. No sé si alguien puede llegar a lo primero, a una sana y buena autonomía sin autosuficiencia, sin lo segundo, sin el cariño, la seguridad, la buena relación.
Agradezco a mi familia, maestros y profesores que me enseñaran a obedecer sin ser por ello un borrego, ni un pelele. Agradezco que me educaran para respetar la autoridad y a los demás, a confiar en que mis maestros buscaban mi bien y que debía esforzarme en ello. Agradezco que me enseñaran a escuchar, a saber qué es lo que otra persona me estaba diciendo, a entender sus razones aunque no supiera bien su importancia. Agradezco que supieran guiarme de este modo, que no me abandonasen en mis primeros años a “lo que quiera”, y en mi juventud rebelde no se cansasen de recordarme estas cosas tan fundamentales. Agradezco que me pusieran límites, para poder llegar a ser responsable y libre.
Creo sinceramente que estas críticas buenistas a la “obediencia” están confundiendo mucho, porque es muy distinto ejercer el poder que respetar la autoridad. Y me gustaría que se aclarase bien socialmente. Porque si el niño no puede confiar plenamente y de corazón en la familia y tampoco en los profesores, ¿sabéis en manos de quién queda?
Lo dicho, que quien haya llegado hasta aquí, se habrá dado cuenta de que lejos de mí defender una escuela de sumisión, o una educación del borreguismo. Tan lejos como una escuela de caprichosos y peleles, o una educación carente de autoridad en muchos sentidos. Y recuerdo algo fundamental, que la “obediencia” se relaciona directamente con la “escucha”, y sin ésta no hay diálogo, ni convivencia, ni cultura sostenible.