Desde Euronews me pidieron que respondiese en español a algunas preguntas para su sección Learning World sobre la decisión finlandesa de restringir la dedicación de los niños al aprendizaje de la caligrafía para privilegiar más la enseñanza del teclado (de la que hemos hablado anteriormente), y lo han integrado en un reportaje de diez minutos, titulado “A sign of the times: why some schools are erasing cursive writing“, en el que aportan opiniones de profesores finlandeses, y contraponen mi opinión a la de la profesora canadiense Isabelle Montésinos-Gelet.
Mi intento fue el de explicar que estamos, en general, tratando de justificar decisiones de hoy apoyadas en un escenario de futuro que, si bien está próximo, no está aquí aún, y ese es precisamente el motivo por el que a algunos les parecen extravagantes o criticables. Cuando el escenario se complete con un curriculum educativo mucho más adaptado al entorno, muchas de esas críticas sobre “la terrible carencia que supone no enseñar la caligrafía para el desarrollo de la psicomotricidad fina” resultarán tan poco creíbles como aquella de “el ferrocarril, con su velocidad excesiva, provocará muertes muy dolorosas en los viajeros debido al desplazamiento interno de los órganos del cuerpo”. No, ni la caligrafía es una capacidad “natural” (es fruto de un escenario tecnológico determinado y de sus limitaciones) ni poner menos foco en ella para dedicarlo al aprendizaje de otras cuestiones resultará en ningún tipo de pérdida irrecuperable. O al menos, igual de “irrecuperable” como lo fue el dejar de aprender a escribir con plumilla, tinta y secante. Las habilidades que desarrollamos en la enseñanza tienen que cambiar para adaptarse a los escenarios tecnológicos en que vivimos.
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