viernes, 8 de septiembre de 2017

Aprendizaje Cooperativo en Clase de Religión

Muchos trabajos que el alumnado realiza, en clase de Religión Católica, es en grupo. Pero no todos los trabajos en grupo puede considerarse Aprendizaje Cooperativo. El trabajo cooperativo tiene muchas ventajas y siempre nos enriquece en el aprendizaje realizado entre todos. 
El Aprendizaje Cooperativo (AC) es un método de aprendizaje basado en el trabajo en equipo de los estudiantes.  Incluye diversas y numerosas técnicas en las que el alumnado trabaja conjuntamente para lograr determinados objetivos comunes de los que son responsables todos los miembros del equipo.
Antes de profundizar en el concepto de AC, puede ser interesante hacer alusión a otro concepto que últimamente es muy utilizado: aprendizaje colaborativo. Muchos autores no hacen diferencias entre el AC y el aprendizaje colaborativo y los utilizan como sinónimos.

Elementos Básicos del Aprendizaje Cooperativo

Johnson, Johnson y Holubec (1999) señalan que son cinco los elementos básicos que forman el AC:
1. La interdependencia positiva: puede definirse como el sentimiento de necesidad hacia el trabajo de los demás. Cuando los miembros del grupo perciben que están vinculados entre sí para realizar una tarea y que no pueden tener éxito a menos que cada uno de ellos lo logre. Si todos consiguen sus objetivos, se logrará el objetivo final de la tarea. Pero si uno falla, será imposible alcanzar el objetivo final. De este modo todos necesitarán a los demás y, a la vez, se sentirán parte importante para la consecución de la tarea.
2. La interacción “cara a cara” o simultánea: en el AC, los estudiantes tienen que trabajar juntos, “aprender con otros” (Prieto, 2007: 49), favoreciendo, de esta manera, que compartan conocimientos, recursos, ayuda o apoyo. Discutir sobre los distintos puntos de vista, sobre la manera de enfocar determinada actividad, explicar a los demás lo que cada uno va aprendiendo, etc. son acciones que se tienen que llevar a cabo con todos los miembros del grupo para poder lograr los objetivos previstos.
3. La responsabilidad individual: cada miembro, individualmente, tiene que asumir la responsabilidad de conseguir las metas que se le han asignado. Por tanto, realmente, cada persona es, y debe sentirse, responsable del resultado final del grupo. Este concepto sintoniza y complementa al de interdependencia positiva. Sentir que algo depende de uno mismo y que los demás confían en la propia capacidad de trabajo (y viceversa) aumenta la motivación hacia la tarea y el rendimiento individual y grupal. Prieto (2007: 45) señala que la responsabilidad individual “implica, por un lado, que cada uno sea responsable de contribuir de algún modo al aprendizaje y al éxito del grupo. Por otro se requiere que el estudiante individual sea capaz de demostrar públicamente su competencia”.
4. Las habilidades sociales: necesarias para el buen funcionamiento y armonía del grupo, en lo referente al aprendizaje y también vinculadas a las relaciones entre los miembros. Los roles que cada persona vaya ejerciendo en el equipo (líder, organizador, animador, el “pasota”, etc.), su aceptación o no por parte del resto de compañeros, la gestión que hagan de los posibles conflictos que surjan, el ambiente general que existe en el mismo,… son temas que los estudiantes tienen que aprender a manejar.
5. La autoevaluación del grupo: implica, que al alumnado se les de la oportunidad y que sean capaces de evaluar el proceso de aprendizaje que ha seguido su grupo. Esta evaluación guiada por el profesorado es muy importante para tomar decisiones para futuros trabajos y para, que cada miembro, pueda llevar a cabo un análisis de la actuación que ha desempeñado en el.
Estos cinco elementos característicos que configuran una actividad cooperativa.

Tipos de Grupos

Grupos de aprendizaje: formales, informales y de base.
Esquemas o estructuras de aprendizaje:
Grupos formales: funcionan durante un periodo que va de una hora a varias semanas de clase. En estos grupos, los estudiantes trabajan juntos para lograr objetivos comunes, asegurándose de que ellos y sus compañeros de grupo completen la tarea de aprendizaje asignada.
Tareas del docente:
a) especificar los objetivos de la clase
b) tomar una serie de decisiones previas a la enseñanza
c) explicar la tarea y la interdependencia positiva a los alumnos
d) supervisar el aprendizaje
e) evaluar el aprendizaje de los estudiantes y ayudarlos a determinar el nivel de eficacia con que funcionó su grupo
Grupos informales: estos grupos trabajan durante unos pocos minutos hasta una hora de clase. Su composición puede ser homogénea o heterogénea en cuanto a características, rendimiento y capacidad de sus miembros. nº alumnos: mínimo 2 o 3, máximo 6 u 8.
Ejemplos:
a-Durante una sesión de clase podrían trabajar juntos dos o tres alumnos/as para que uno de ellos explique al otro o a los demás algo que no saben (Tutoría entre iguales),
b- O pueden trabajar juntos los alumnos que ya dominan la técnica o el procedimiento que el profesor les está enseñando, mientras éste se reúne con los que aún no la dominan para explicarla de nuevo y ayudarles a superar las dificultades.
C-Otras veces puede ser una charla de 3 o 5 minutos entre alumnos antes y después de una clase o diálogos de 2 a 3 minutos entre pares de estudiantes durante el transcurso de una clase magistral.
Grupos de base: tienen un funcionamiento a largo plazo (muchas veces todo un curso académico) y son grupos de aprendizaje heterogéneos, con miembros permanentes. Su principal objetivo es posibilitar que sus integrantes se brinden el apoyo, la ayuda, el aliento y el respaldo que cada uno de ellos necesita para tener un buen rendimiento escolar. Permite que se entablen relaciones responsables y duraderas y favorece el cumplimiento de obligaciones escolares y el desarrollo cognitivo y social.
El número de alumnos/as ideal es 4; aunque puede variar por alguna circunstancia y nunca superior a 6.

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