El Curso “Sectas y educación cristiana” ha contado con 95 participantes provenientes de todos los rincones de la Región de Murcia. El sacerdote y experto en sectas Luis Santamaría, miembro de la RIES, ha dirigido las sesiones de jueves 25, viernes 26 y sábado 27. Durante el domingo 28, los participantes asistieron a la representación del musical ALMA a cargo de jóvenes de la Diócesis de Toledo en el Teatro Circo de la capital murciana.
El curso se dirigía al profesorado de Religión con el fin de clarificar conceptualmente el fenómeno sectario y todo lo relativo a la Nueva Era. Los adolescentes y jóvenes están fascinados por esta realidad y sus profesores necesitan formación y recursos para responder a este desafío educativo y pastoral.
Las sesiones teóricas desarrollaron hasta 19 cuestiones: 1. Contexto histórico, social, cultural y religioso; 2. Clarificación conceptual: hacia una definición; 3. Características y proceso de entrada; 4. Causas de surgimiento, crecimiento y atracción personal; 5. Tipología de las sectas; 6. Las sectas y los jóvenes; 7. Un desafío pastoral para la Iglesia; 8. La nueva era y el esoterismo, Contexto histórico, social, cultural y religioso; 9. Panorámica general de la Nueva Era y corrientes que la integran; 10. Imagen de Dios subyacente en la Nueva Era; 11. Consecuencias antropológicas de la Nueva Era; 12. Magia, ocultismo, espiritismo; 13. Cuando el Demonio mete el rabo; 14. Sectarismo de impronta cristiana: adventistas, testigos de Jehová, mormones; 15. El auge del orientalismo y de la meditación; 16. Métodos del Potencial Humano y Cinesiología; 17. Un ejemplo práctico de clarificación magisterial: el reiki; 18. ¿Hay sectas dentro de la Iglesia católica?; 19. Sectas, nueva religiosidad y Enseñanza Religiosa Escolar.
Clarificando las cosas
¿Por qué podemos caer en las redes de una secta? ¿A qué responde su auge? Todas las personas, y los jóvenes en particular, buscan respuestas a los grandes interrogantes de la vida, una identidad cultural, una pertenencia con un reconocimiento; todos clamamos, aun sin plena conciencia, por una trascendencia. La vivencia y la espiritualidad forman parte del ser humano que siempre necesita guía espiritual, participación y compromiso. Si se tienen en cuenta estos factores ya encontramos muchas pistas para entender el auge fenómeno sectario.
De especial interés para el profesorado resultó todo lo relativo a la Nueva Era y la mentalidad que lleva consigo, y también los temas relativos al ocultismo, espiritismo y lo satánico. Fue muy clarificador descubrir el magisterio de la Iglesia sobre asuntos como el Reiki y las respuestas dadas a la pregunta sobre si hay o no sectas “dentro de la Iglesia Católica”.
Sobre la Nueva Era se desgranaron sus manifestaciones (Esteticismo musical, Ciencia holonómica, microcósmica y ecológica, Nuevas dimensiones en psicología, Orientalismo y Esoterismo) y los rasgos de su espiritualidad (Una nueva divinidad, Reencarnación positiva, Autorrealización personal, Una nueva cristología, El Maestro interior y Una nueva antropología mística). Luis Santamaría aprovechó su estancia en Murcia para aportar su “agudeza visual” y mostrar fotográficamente muchas evidencias de la presencia de la Nueva Era en la ciudad; basta mirar un poco para encontrar rastros sectarios en diversos establecimientos y en toda suerte de reclamos y anuncios de la calle.
Sobre el Satanismo, la Magia y la Superstición se puso de manifiesto el “impresionante recrudecimiento de las prácticas mágicas” con millones de “clientes” cuya causa principal parecería ser la ignorancia religiosa. Se recordó que “la consulta de horóscopos, astrología, quiromancia, la interpretación de los presagios y las suertes, los fenómenos de adivinación, recurrir al médium ocultan una voluntad de dominio sobre el tiempo, sobre la historia y, por fin, sobre los hombres, y al mismo tiempo el deseo de hacer propicios poderes ocultos. Todo esto contradice al honor y el respeto, junto al temor filial, que se debe sólo a Dios”, tal como señala el Catecismo de la Iglesia Católica. La actitud pastoral siempre pasa por seis caminos: Evangelizar, Vigilar, Acoger, Catequizar, Santificar y Bendecir.
¿Hay sectas dentro de la Iglesia?
Una cuestión candente es plantear la existencia de sectas dentro de la Iglesia Católica. El ponente, Luis Santamaría, apoyado en un documento del cardenal Christoph Schönborn, arzobispo de Viena, con el siguiente subtítulo “Reflexiones sobre el concepto de Secta y respuesta a algunas acusaciones dirigidas a grupos católicos”, clarificó que en la Iglesia Católica no hay sectas porque “las sectas se encuentran fuera de la Iglesia (y también fuera de los compromisos ecuménicos). Las sectas se hallan aisladas y, por su auto-comprensión, no quieren verse sometidas a examen por parte de la autoridad eclesiástica. Por el contrario, las comunidades eclesiales reconocidas se mantienen en contacto continuo con los responsables en la Iglesia. Sus estatutos y su estilo de vida son examinados. Por ello, no es justo que ciertas instituciones, personas o medios de comunicación tachen de sectas a comunidades reconocidas por la Iglesia, o incluso que llamen ‘prácticas sectarias’ al estilo de vida que sigue los tres consejos evangélicos”.
También explicó que, en palabras de Schönborn, “corresponde a los obispos y a la Santa Sede el deber de examinar las nuevas comunidades y los nuevos movimientos… y, si es el caso, reconocer su autenticidad. La autoridad eclesiástica debe promover y sostener lo que el Espíritu suscita en la Iglesia. También debe intervenir y corregir, si se producen errores o desviaciones en la doctrina o en la praxis. Aquí radica la gran diferencia con una secta, la cual no tiene y no reconoce una autoridad exterior, mientras que los grupos eclesiales se someten consciente y libremente a la autoridad de la Iglesia, siempre dispuestos a aceptar las correcciones que pueda hacerles”.
No se puede tachar de sectas a los grupos y movimientos reconocidos por la Iglesia, pues la aprobación eclesiástica atestigua su arraigo en la Iglesia. En este asunto, afirmó Santamaría que “es preciso tener presente que se debe distinguir entre la doctrina y la actividad de estas comunidades, reconocidas por la Iglesia como carismas, y las debilidades de algunas personas y que la autoridad de la Iglesia debe intervenir donde se produzcan desviaciones”.
En cuanto a la Enseñanza Religiosa Escolar, se le considera un ámbito educativo y pastoral adecuado para la prevención de las sectas. El profesorado necesita formación para poder discernir la auténtica doctrina católica, así como un verdadero trabajo psicológico personal. Es vital cuidar la centralidad de la familia y una sana laicidad. La valoración del curso por parte de los participantes ha sido muy alta en cuanto a objetivos y contenidos desarrollados.
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