miércoles, 9 de junio de 2010

Periodistas santos y mártires con coraje

El totalitarismo nazi aportó al santoral varios comunicadores, laicos o clérigos, por la vía del martirio.

El periodista andaluz Manuel Lozano Garrido, «Lolo», será beatificado este sábado en Linares (Jaén). Es el único periodista moderno en los altares que no ha sido mártir. De él se destaca el coraje y alegría con que afrontó durante muchos años su durísima situación médica.
Tampoco les faltó el coraje a otros periodistas que subieron a los altares por la «vía rápida», el martirio. Ni carecían de valor «periodistas» más antiguos.


El primero en ser venerado fue San Lucas, autor griego del tercer evangelio y de los «Hechos de los Apóstoles», sin duda el «periodista» más leído de la historia y el más influyente. En el capítulo 20 de «Hechos» es cronista en primera persona de su viaje costero con San Pablo. Su evangelio se inicia así: «he investigado cuidadosamente todo desde los orígenes para hacer una narración ordenada». El patrón oficial de los periodistas es el obispo San Francisco de Sales (1567-1622), autor de textos que repartía casa por casa en zonas de mayoría protestante, prefiriendo predicar el amor en época de guerras religiosas. Su «Introducción a la vida devota» llegó a todo tipo de público.


Los nazis aportaron tres periodistas al santoral al martirizar a San Maximiliano Kolbe, al beato Titus Brandsma y al laico alemán Nikolaus Gross.


Kolbe murió de una inyección letal en Auschwitz, después de tres semanas sin alimento ninguno en un foso de castigo, sustituto voluntario de otro condenado. En 1927 en Polonia había puesto en marcha todo un complejo editorial, luego una radio, y siendo misionero en Japón, sin conocer el idioma, editó ocho revistas católicas y dos periódicos. «El caballero de la Inmaculada», en polaco, llegó a tirar casi un millón de ejemplares.


El carmelita y periodista Titus Brandsma animó a la prensa holandesa durante la ocupación nazi a no publicar la propaganda del régimen: lo ejecutaron en 1942. Pero ellos eran célibes, mientras que Nikolaus Gross era padre de familia numerosa. Sindicalista, director de un periódico católico, siguió publicando desde la clandestinidad y condenando el nazismo. Fue ahorcado en 1945 por «traición» a la patria.


Hay otros en proceso de beatificación, como Odoardo Focherini, periodista de Acción Católica que salvó numerosos judíos en Italia y fue asesinado por los nazis, o el director de «La Verdad» y alcalde de Murcia, Francisco Martínez, asesinado por milicianos en 1936 porque, dijo uno de ellos, «había pruebas de que era muy católico».


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