Invitado: ÓSCAR ELÍA MAÑÚ
A la izquierda no le interesa la psicología del individuo, sino la social. No está reconociendo realidades individuales, sino modelando la sociedad, proponiendo una determinada manera de entender la familia, la sexualidad o la educación. Así que, más vale no engañarse: para oponerse con eficacia al progresismo izquierdista lo más eficaz es acudir a las fuentes psicológicas, antropológicas y morales. En España, este camino no se ha recorrido. Sí lo ha hecho, en cambio, Tony Anatrella en el libro que nos ocupa: La diferencia prohibida.
Profesor de las Facultades Libres de Filosofía y de Psicología de París (IPC), Anatrella, consultor de los consejos Pontificio para la Familia y Pontificio para la Pastoral de la Salud, es un cercano colaborador de Benedicto XVI (como antes lo fue de Juan Pablo II). Hablamos, pues, de una persona con una trayectoria de ésas que hielan la sangre del izquierdismo español, lo que ya representa toda una garantía para el lector liberal.
"Al multiplicar los grupos minoritarios mediante ficciones identitarias, parece que nuestra sociedad tolera la diferencia cuando lo que hace es negarla", escribe Anatrella, para a continuación sostener que tal política contiene el germen innumerables problemas. Determinados comportamientos y patologías psíquicas son producto directo de unas políticas basadas en las mamarrachadas sesentayochistas.
Anatrella aborda aquí cuestiones psicológicas de primer orden –como las relacionadas con la desestabilización y crisis de la familia, la corrupción de la educación y el sexo– desde la prohibición de la diferencia en nombre de la... diferencia y desde la conciencia psicológica, afectiva y moral del individuo que vive, y padece, la sociedad contemporánea.
En relación a la familia, más vale no llamarse a engaño. Como afirma nuestro autor, padre escamoteado, familia desestabilizada. Para Anatrella, uno de los rasgos que caracterizan a la sociedad actual es la ausencia del padre. No se refiere a la ausencia física, sino a la moral y psíquica. En la sociedad actual falta una figura paterna que complemente y se oponga a la materna. Es está una ausencia dramática porque, a juicio de Anatrella, es en la oposición padre-madre donde el niño descubre nociones familiares básicas, la autoridad, la feminidad, la masculinidad, la diferencia, y se descubre a sí mismo. Anatrella analiza fríamente las características psicológicas que se esconden bajo las distintas formas de familia: el concubinato, el matrimonio provisional, las familias monoparentales. La desestabilización familiar alentada por la sociedad actual provoca inestabilidad, inmadurez, que el niño, cuando se haga adulto, se muestre incapaz de actuar como tal.
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