Hoy toca entrada en formato “querido diario”: el pasado jueves 26, en el curso de “IT and Innovation”que imparto al IE – Brown Executive MBA, probamos una metodología de “clase twitteada“, precisamente para una sesión dedicada a hablar de la estrategia de Twitter. La propuesta venía del departamento de Marketing, que obviamente buscaba exponer las metodologías utilizadas en una clase a potenciales candidatos, pero me sirvió además para dotar a la clase de un dinamismo muy interesante en la discusión: utilizando los dos monitores del aula, mantuve la presentación que utilizaba como guión de contenido en una de ellas, y dejé el hashtag #ieLIVEclass en la otra para ser utilizada por los alumnos y por cualquiera que quisiese aportar algo a la discusión.
El resultado, desde un punto de vista puramente comercial, fue muy interesante: 101tweets procedentes de 21 cuentas, con exposición teórica a 216,093 personas. Los resultados están recogidos en este Storify. Además, puse en práctica otra innovación que llevo algún tiempo practicando: pedir a una persona de la compañía, en este caso Alex Gibelalde, director de marketing de Twitter España, que se pasase por la clase en la última media hora (de sorpresa :-) para complementar algunos aspectos de la discusión – discusión que llevaba desde el principio de la clase siguiendo a través delhashtag. Específicamente, pedí a Alex que se centrase en definir la oferta comercial de Twitter, algo en lo que una perspectiva interna enriquecía sensiblemente la información que yo – que no he utilizado nunca Twitter como soporte publicitario – podía dar como profesor.
Me interesa el efecto que produce que un caso que está siendo discutido en clase se “materialice” de repente con la entrada de un invitado, que va mucho más allá del simple “efecto espectáculo”: desde hace un cierto tiempo, vengo introduciendo muchos más “mini-casos”, un par de páginas de contexto al que se añade un conjunto de enlaces a temas específicos, en lugar de casos tradicionales habitualmente bastante más largos. En mi caso, el motivo es claro: los casos, en mi área, tienden a quedarse desactualizados a gran velocidad, lo que me desincentiva claramente su uso. Esto me lleva a una dinámica de elección de casos mucho más ágil – en algunos cursos incluso llego a “negociar” con los alumnos los casos a utilizar en el curso – y a la posibilidad de plantear una preparación de los mismos basada en situaciones que están teniendo lugar prácticamente en el momento de la discusión: si además se complementa con un invitado – algo que evidentemente no puede hacerse en todas las sesiones y que depende, lógicamente, de numerosos factores logísticos – la experiencia de los alumnos, desde un punto de vista puramente didáctico, mejora sensiblemente.
Para terminar de complementar la experiencia, el examen que tuve hoy con este mismo grupo tuvo también un componente práctico: tras plantear la lectura de un mini-caso de dos páginas que ilustraba un proceso de toma de decisiones en BigML, empresa puntera en el área del machine learning con la que colaboro, los alumnos tuvieron la oportunidad de conocer a través de un hangout a Francisco Martín, cofundador y CEO de la compañía, que intervino desde Corvallis (Oregón) y mantuvo una sesión de algo más de media hora de preguntas y respuestas. Una forma de plantear un examen como una experiencia de aprendizaje más: las preguntas planteadas por la empresa corresponden a una situación real, en la que potencialmente podrían beneficiarse del análisis llevado a cabo por los alumnos, y los alumnos responden a ellas en ese mismo contexto de realidad.
Formas de adecuar las metodologías de clases presenciales a un entorno en el que la tecnología permite, cada día más, extender su alcance y relevancia. Qué bonito es tu trabajo cuando te dejan hacer estas cosas… :-)
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