Otro aspecto esencial de tan mala política educativa, durante tantos años, es haber creado la sensación de que todo el mundo tiene que ser universitario. En realidad, los países que mejor funcionan en este campo, como Alemania, cuidan mucho más la correcta elección vocacional según las capacidades de cada uno, y en concreto, fomentan la formación profesional.
En España, en 2009, el porcentaje de población entre 30 y 34 años que había alcanzado el nivel de formación en educación superior era del 39,4%; en Alemania, por el contrario, del 29,4% y en Austria del 23,5%. Y esto es compatible con que el abandono educativo temprano, en ese mismo año, sea del 31,2% en España y del 11,1 en Alemania.
¿Qué puede haber entre el abandono escolar y la enseñanza superior? Pues habría que pensar en la formación profesional. El mismo ministerio de Educación reacciona, también tarde, y hace dos semanas publicó un informe en el que decía que la formación profesional necesita crear en la próxima legislatura 200.000 nuevas plazas, «para dar respuesta a las demandas de la sociedad y de los diferentes sectores productivos».
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