Todos comentan que no se enteró de su destitución hasta pocos minutos antes de que Zapatero anunciara los cambios en el Gobierno públicamente. El día anterior, incluso, Mercedes Cabrera, ya ex ministra de Educación, Política Social y Deporte, aseguró a la prensa "no tener ni idea" de una reorganización de los servicios sociales, y afirmó estar a disposición total del Gobierno. Pero la eterna polémica en torno a la asignatura de Educación para la Ciudadanía y una Ley de Dependencia que no progresa según las expectativas han pasado factura a la sobrina del que fue presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo-Sotelo.
Cabrera no pudo evitar las lágrimas, como era de esperar, durante la toma de posesión del nuevo ministro de Educación, Ángel Gabilondo, que tendrá que tomar las riendas lo antes posible de una cartera marcada por el fracaso escolar, y también, tras heredar las competencias en Universidades, lidiar con la batalla de Bolonia.
Aunque guardó la compostura durante su discurso de agradecimiento y de bienvenida al nuevo ministro ante una sala abarrotada de personalidades, amigos y periodistas, Cabrera tuvo que contenerse cuando después, detrás de las cámaras y micrófonos, una larga fila de conocidos aguardaban para despedir a la que durante tres años se encargó de la Educación de nuestro país. "Gracias de verdad a todos los que han trabajado conmigo en los últimos tres años, en todas las etapas. Ha sido un placer trabajar con todos vosotros. Bienvenido Gabilondo", pronunció Cabrera, conteniendo la emoción, para despedirse para siempre, por el momento, de su cartera.
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