Palabra que cuando yo hablaba del padre Gabilondo (el periodista de PRISA, Iñaki) y de su parecido con los sermones dominicales, parecido muy resaltado desde que lidera el telediario estrella del canal Cuatro, desconocía que Iñaki no había cantado misa pero, según me informa un lector de Hispanidad, sí había llegado a novicio -seminario de Alsasua- en la congregación de los Hermanos del Sagrado Corazón. Debió ser un curioso seminario, porque Alsasua constituye hoy uno de los feudos de los proetarras navarros.
Pero aún me he quedado más de piedra al saber que su hermano, el nuevo ministro de Educación, Ángel Gabilondo, sí tomó los hábitos y ejerció su magisterio durante una década, como sacerdote de la misma congregación. Lo explica muy bien el periodista asturiano Javier Neira, en La Nueva España, y nos cuenta que el hoy gran defensor de Educación para la Ciudadanía escribió obra tales como “Mes del Corazón del Cristo: 30 celebraciones de la palabra” o “Enséñanos a amar. Catecismo del Sagrado Corazón”.
La izquierda siempre dijo que no hay nada más tonto que un obrero de derechas, la evolución de los tiempos hacia el progresismo, obligó a modificar el aforismo: sí, todavía hay algo más tonto que un obrero de derechas: un varón feminista. Pero, dada la evolución del Progresismo -recuerden que el futuro ya no es lo que era- habrá que concluir que todavía hay algo más tonto que un varón feminista: un cura progresista.
Quizás para evitar tamaña comparación, el ministro Gabilondo ha decidido censurar Wikipedia, donde aparecía su pasado clerical y su autoría.
Todos sabíamos que Wikipedia es una estructura progre y censurable, donde se practican los borrados de historia, como en el universo orwelliano de 1984. Pero llegados a este punto, a lo que mejor hay que reinventar Wikipedia.
No podemos privara a nuestros jóvenes de un catecismo elaborado por un ministro de Educación. Además, si lo recuperamos, podrá impartirse en los colegios, dentro de Educación para la Ciudadanía (EpC) o de Ciencias para el Mundo Contemporáneo (CMC). Sobre todo, cuando llevamos años ofreciéndoles el anticlericalismo universitario del padre Gabilondo y el periodismo cristófobo del novicio Gabilondo.
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