Cuando faltan pocas semanas para la visita de Benedicto XVI a Tierra Santa, el patriarca latino de Jerusalén, Su Beatitud Fouad Twal, ofrece a la Custodia Franciscana de Tierra Santa nuevas claves para comprender el objetivo del Papa.
--Beatitud, la peregrinación del Papa Benedicto XVI tiene lugar en un momento difícil para el país, y los mismos cristianos palestinos han manifestado, más que ninguno, su escepticismo, o mejor dicho, su incomprensión por esta elección. ¿Qué les puede decir?
--Su Beatitud Twal: Es cierto que la comunidad cristiana local, palestina, ha expresado y nos ha manifestado su contrariedad, sus interrogantes y sus temores. También nosotros, que hemos tenido conocimiento antes que ellos del proyecto de Su Santidad, nos hemos interrogado sobre la oportunidad de este viaje. El hecho de que el Santo Padre venga en un momento difícil a una región difícil, a encontrarse con un pueblo extremadamente sensible, nos ha hecho reflexionar. Hemos consultado a los organizadores, al mismo Santo Padre, y aquí en Jerusalén, a nuestros hermanos en el episcopado de la Asamblea de Ordinarios Católicos de Tierra Santa, los cuales tenían las mismas inquietudes que la comunidad cristiana local. Pero, tras nuestro intercambio, habiendo constatado que el programa de la peregrinación estaba muy equilibrado en sus momentos dedicados a Jordania, Palestina e Israel, hemos terminado por reconocer que este viaje no podía traer más que bien, una bendición para todos.
Las ansias --o quizá sería mejor decir las angustias-- que ha mencionado son, en cierto modo, legítimas, pero quisiera subrayar el hecho de que han sido, y en muchos casos lo siguen siendo, vividas en primera persona por los árabes cristianos que viven en los territorios y en Jerusalén. La realidad de los cristianos israelíes y la de los cristianos jordanos, es totalmente distinta. Ellos ven la visita del Papa bajo otro prisma. En una diócesis que vive realidades tan distintas nos debemos esforzar por tener una visión más amplia de esta visita y considerarla en todas sus dimensiones: la política, la social, la humana y la religiosa. Pero es innegable que estos tres puntos permanecen: el Santo Padre vendrá en un momento difícil -sobre todo tras la guerra de Gaza-, a una región difícil, para realizar una visita a una población muy sensible.
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