La ministra de Educación lo justifica en que “la Constitución declara que España es un estado aconfesional”, confundiéndolo con el término ‘laico’
En la SER, a la ministra de Educación, Mercedes Cabrera Calvo-Sotelo, se le ha preguntado si está a favor o en contra de la presencia de símbolos religiosos en los colegios públicos, a raíz de la sentencia de un juez que ha ordenado quitar las cruces de un colegio público ante la reclamación de unos padres. Esta vez, a diferencia de ayer, cuando dijo que eso lo tenía que decidir cada comunidad escolar, ha respondido la ministra a la manera laicista: “esta es una discusión que zanjamos en la Constitución, la Constitución declara que España es un estado aconfesional, por tanto, en los lugares públicos, cualquier símbolo que pueda agredir o crear sensación de agresión a cualquiera de los que circulan por él debería ser quitado de en medio”.
“Además, en los centros escolares ha habido un proceso de desaparición de símbolos prácticamente generalizado. Acontecimientos como este nos remiten al pasado y nos plantean debates que están un tanto periclitados”. Lo ha dicho la propia ministra pero lo ha interpretado mal: la Constitución declara España como un estado aconfesional, pero no laicista, ni laico, como Francia. Además, la Constitución tiene en cuenta las creencias mayoritarias de los españoles. Si el 80% de los españoles se declara católico, ¿no puede haber un símbolo como la Cruz, que es, además de religioso, un símbolo de paz, en las escuelas? Por tanto, puede haber símbolos religiosos en edificios públicos. Además, la ministra aduce que hay que quitar los símbolos que agredan a alguien: ¿a quién agrede la Cruz? Al 80% de los españoles no. ¿Hay que hacer caso al 80% o al 20%? ¿No estamos en democracia? La política del Gobierno socialista, una vez más, es laicista, o sea, beligerante contra la religión y las creencias de los españoles.
Preguntada también la ministra de Educación, en boca de un oyente muy tolerante, que por qué no se quita la asignatura de religión que nos hace aparecer como ‘meapilas’ a los ojos de Europa, así decía el muy demócrata oyente, ha respondido Cabrera: “entiendo este tipo de comentarios, tenemos unos acuerdos internacionales con la Santa Sede que nos obligan a ofrecer la asignatura de religión. La legislación educativa respeta y garantiza la libertad de los padres para que sus hijos estudien o no religión. Plantearlo en esos términos es plantearlo de manera incorrecta.
La Ley Orgánica de Educación respeta el derecho de los padres, tanto de los que quieren educación religiosa para sus hijos como la de los que no la quieren. Esto debería ser tenido en cuenta también”.
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