En ninguno de ellos han recibido los directores ninguna clase de instrucción sobre la eventual aplicación de esa letra pequeña del convenio de asistencia religiosa en hospitales -y en aeropuertos, centros de enseñanza, instalaciones militares, etc-, como una consecuencia más del viejo Concordato, en su renovada versión de 1979 (y en un convenio firmado en Madrid por Legina). Y mucho menos en relación con los cuidados paliativos en fases terminales de un enfermo. Pero esa es la impresión que se ha trasladado (desde el gobierno y desde la SER).
Cosa distinta son los comités de ética asistencial, creados por real decreto en 1987 al servicio de los derechos del paciente en asuntos de bioética. Nacen como órganos de asesoramiento de la dirección, nunca vinculantes, en hospitales y centros de asistencia primaria. Se les confiere un carácter "independiente", "plural", "voluntario" y "multidisciplinar". Su función principal es la de intervenir en supuestos de "consentimiento informado" para casos de actividad "invasiva" en el cuerpo del enfermo. El enfermo, o el familiar si acaso aquel está incapacitado para decidir, da el consentimiento. Y quien lo informa -lo motiva, lo justifica-, a petición de la dirección del centro hospitalario, es el Comité de Ética Asistencial.
Como consecuencia de la difusión de una noticia que sugiere la presencia obligatoria de sacerdotes en esos comités, se ha creado un clima artificial de opinión absolutamente desconectado con la realidad. Cualquiera puede comprobarlo si se toma la molestia de consultar con profesionales de la dirección o la asistencia en los distintos centros hospitalarios de Madrid. O los del resto de España (solo en Cataluña, 48, por ejemplo), pues el funcionamiento de los llamados Comités de Ética Asistencial es de alcance nacional y responde a lo establecido en la Ley de Autonomía del Paciente, en la que no se contempla la presencia de sacerdotes en esos órganos de defensa de los derechos del enfermo.
Los curas sólo pueden formar parte de los mismos en uno de estos dos casos: como personal de plantilla del hospital, si acaso son médicos, enfermeros, trabajadores sociales, además de "magíster" en Biotética (una especie de máster que imparten las Universidades), o como "legos", es decir, como representantes de la ciudadanía, la opinión pública, la sociedad, no vinculada a la actividad de un determinado centro hospitalario, que también han hecho el mencionado curso de Bioética.
Un ejemplo: en estos momentos hay una monja que forma parte del comité de Ética Asistencial del Hospital Clínico de Madrid. Pero no por ser religiosa, sino por ser profesora de Bioética. En su condición de religiosa -o la de sacerdote, en el caso de un hombre-, la única forma de pertenecer al comité, en virtud de un eventual acuerdo del Arzobispado y la Comunidad de Madrid, sería como miembro "lego", o sea, ajeno al centro hospitalario en cuestión.
Y en ningún caso su opinión tendría carácter vinculante. Ni la suya ni la del resto de los componentes. Otra cosa es la asistencia religiosa que voluntariamente, en función de sus creencias, un enfermo, terminal o no, puede reclamar de un sacerdote. Ese servicio sí está disponible en todos los hospitales en virtud de los Acuerdos del Estado Español con la Santa Sede. Pero eso ya es harina de otro costal.
¿es otra cortina de humo de Prisa para ocultar los problemas reales?
No hay comentarios:
Publicar un comentario