Bajo el título de “Me enseñarás el camino de la vida. Desafíos contemporáneos de la educación”, los obispos recordaron que “la tarea educativa implica a todos los elementos que configuran la vida social. La familia constituye la fuente originaria de la misma”.
El texto está firmado por el Arzobispo de Pamplona y Tudela, Mons. Francisco Pérez González; el Obispo de Bilbao, Mons. Mario Iceta; de San Sebastián, Mons. José Ignacio Munilla; de Vitoria, Mons. Juan Carlos Elizalde; y del Obispo auxiliar de Pamplona y Tudela, Mons. Juan Antonio Aznárez.
La Carta consta de 10 capítulos que tratan sobre “Algunos Desafíos Educativos en la Actualidad”, “Jesús el Maestro como Paradigma de la Educación”, “Educación en el Magisterio reciente de la Iglesia”; “Persona y la Educación”, “Familia, Sujeto originario de la Educación, “Educador y la Comunidad Educativa”, “Principios y Contenidos fundamentales de la Educación”, “Escuela y Universidad Católica”, “Educación Extraescolar y Social, Informal y de Tiempo Libre”, y finalmente “Dimensiones Sociales y Políticas de la Educación”.
Los obispos afirmaron que “no hay tarea más hermosa ni, al mismo tiempo, más delicada y exigente” que la educación, por ello, no se la puede dejar “al albur de modas, de vaivenes políticos ni de intereses ideológicos. Lo que nos jugamos (como sociedad) es demasiado grande”.
La carta advierte de “una ‘emergencia educativa’, confirmada por los fracasos en los que en determinados casos acaban nuestros esfuerzos por formar personas y transmitir a las nuevas generaciones nuestros valores culturales”. Sin embargo, lanzaron un mensaje de “confianza y esperanza para afrontar el desafío, que no es sino expresión de la libertad humana”.
“La Iglesia siempre ha favorecido la creación de verdaderas comunidades educativas y pastorales que viven la experiencia concreta humana y cristiana y proporcionan una educación personalizada y comunitaria. Vivimos un tiempo que demanda una auténtica educación basada en la experiencia fundante del amor”, la búsqueda de la verdad sobre la vida y “el equilibrio adecuado entre libertad y disciplina”.
Los obispos también defendieron el derecho de los padres a elegir la educación que consideran mejor para sus hijos y recordaron a los centros católicos que “no deben relegar ni delegar en agentes que no comparten ni testimonian vitalmente el ideario del centro aspectos fundamentales de la educación”.
Entre estos aspectos fundamentales, indicaron, están “la dimensión espiritual, la igual dignidad del hombre y la mujer, el valor y dignidad de la vida en todo su recorrido, la dimensión afectivo-sexual, la dimensión de servicio a los pobres, excluidos, inmigrantes, el fomento de la justicia y la misericordia, el perdón y la paz…”.
Jesús, recordaron, es “maestro y modelo de aquellos que responden generosamente a la vocación de entregarse a la educación de nuestros niños y jóvenes”. Además, a lo largo de los siglos la Iglesia “ha estado y está muy presente en el campo educativo ofreciendo lo mejor de sí misma” a través de “innumerables congregaciones religiosas e iniciativas en todos los niveles, desde pequeños centros educativos parroquiales hasta prestigiosas universidades”.
Los obispos culminaron el texto alentando a pedir a Dios que “nos dejemos iluminar y enseñar por Él; que nos ayude en esta vocación y misión”.
“Pedimos su bendición y la intercesión materna de la Virgen María en este hermoso campo de la educación, haciendo nuestras, humildemente, las palabras del salmista: ‘Me enseñarás el camino de la vida’”.
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