CECE es una organización muy plural, con un profundo compromiso social, donde queremos ser la voz de un amplio espectro de personas e instituciones muy implicadas en la educación. Nos gustaría que el debate sobre la educación se centrara en las cuestiones más esenciales, más significativas, es decir, aquellas de las que dependen las cosas importantes, como el fracaso escolar, el abandono temprano, el desempleo juvenil, la falta de equidad, el bajo nivel de idiomas, la falta de oportunidades para acceder a la excelencia, etc.
Entendemos que el pacto no es solo el álgebra de votos en el Congreso de los Diputados para aprobar una nueva ley orgánica de educación. El espíritu de acuerdo del que hablamos debe llegar a todos los niveles y ámbitos. Todos debemos poder mirar a la cara a la gente y decirles que ponemos la educación en primer lugar, que queremos llegar a acuerdos porque queremos servir a los intereses de nuestra sociedad y que tenemos un papel importante en ayudar a las nuevas generaciones a estar a la altura de los retos que tenemos en el horizonte.
Queremos aportar nuestro apoyo para construir un gran Pacto de Estado Social y Político por la Educación. Nuestro esfuerzo debe centrarse en estimular el trabajo de todos. Oponer la enseñanza pública a la concertada es un atavismo que solo se mantiene ya en muy pocos países, donde a algunos todavía les parece que solo el Estado puede gestionar honestamente lo público. Igual que la iniciativa privada gestiona el espacio político, y el espacio sindical (porque no olvidemos que los partidos y los sindicatos son entidades privadas, y que afortunadamente ya no hay partidos ni sindicatos públicos), ¿por qué tanta oposición para que suceda lo mismo en la enseñanza?
Urge atraer talento a la educación, no hostigarlo. Trabajar sin frentismos, sin querer excluir a nadie, ni legislar contra nadie, porque nadie sobra para mejorar la educación. La enseñanza concertada no existe para llegar a donde no llega la pública, o porque sea más barata, sino para que todos puedan elegir escuela financiada dentro de una oferta plural. Por eso debe atenderse a la demanda social para efectuar la planificación educativa de cada curso escolar.
Estamos a favor de la evaluación porque debe haber una rendición de cuentas: del dinero público invertido, y sobre todo de la responsabilidad que supone asumir la educación de personas. Una evaluación bien hecha, que ayude a cerrar las brechas sociales.
Estamos a favor de diseñar un ?MIR educativo? que ayude a revalorizar el trabajo docente, que mejore los procesos de selección, de formación y de evaluación, y que permita elevar el prestigio social del profesor.
Defendemos que haya oferta de religión en la escuela, como sucede en casi todo el mundo occidental. Pensamos que pueden encontrarse nuevos espacios de acuerdo: por ejemplo, que sea evaluable, como cualquier asignatura, pero que no sea computable para becas o promoción de curso.
La sociedad está cansada de la ideologización del debate educativo y de los frentismos políticos. Las principales barreras contra ese pacto provienen de intereses ajenos a la educación, y es preciso dejarlos en segundo plano y centrarse con generosidad en lo que de verdad necesita la educación.
Elaborado por Alfonso Aguiló, CECE
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