Destaca el caso de Chicago, donde 126 de las 658 escuelas públicas funcionan bajo esta fórmula de gestión privada.
Minnesota se convirtió hace algo más de dos décadas en el primer territorio de Estados Unidos que permitió la creación de escuelas charter. Estos centros educativos, presentes también en países comoCanadá, Chile, Reino Unido o Suecia, forman parte de la oferta educativa pública. Sin embargo, aunque su financiación proviene de los presupuestos del Estado, la gestión es plenamente autónoma e independiente, a cargo de fundaciones, empresas, universidades…
Esta fórmula de gestión privada ha ganado terreno conforme han pasado los años. En el caso de EEUU, la necesidad de reducir el fracaso escolar en comunidades desfavorecidas ha sido un factor clave para explicar el progresivo avance de las escuelas charter, que ya están presentes en más de cuarenta Estados de la Unión. Entre 2006 y 2012, el número de niños que acude a estos colegios creció a una tasa anual del 7,5%. Si hablamos del número total de escuelas charter, los datos también son positivos: de 1.500 en el año 2000 a más de 6.000 en la actualidad.
Cierto es que la penetración de las escuelas charter aún no resulta significativa: hablamos de algo más de dos millones de alumnos, lo que supone alrededor del 5% del total. Sin embargo, hay territorios en los que las cifras ya son muy significativas (casi 50% en Washington DC, alrededor del 65% en Nueva Orleáns…).
El sueño de Friedman
La idea de introducir un mayor grado de libertad y flexibilidad en el sistema educativo empezó a ganar fuerza en EEUU a raíz de los escritos de Milton Friedman, quien ya en 1955 reivindicó este tipo de medidas. El economista de la Escuela de Chicago favorecía diferentes mecanismos capaces de desarrollar la libertad de elección en la educación, vía escuelas charter, programas de cheque escolar y otras iniciativas similares.
En esta línea, la Fundación Friedman para la Libertad de Elección en la Educación ha analizado el impacto de estos programas a lo largo de los años. Los resultados son claros: allí donde se desarrollan programas como las escuelas charter o el cheque escolar, los resultados académicos son mejores, el coste para los contribuyentes es menor, la integración educativa de las minorías va a más…
El ejemplo de Chicago
The Economist publicó este mismo año un informe sobre el desempeño de las escuelas charter en diferentes territorios de Estados Unidos. Uno de los casos más destacados es el de Chicago, donde 126 de las 658 escuelas públicas funcionan bajo esta fórmula de gestión privada.
Un estudio de la Universidad de Stanford ha determinado que llevar a un niño a estos colegios y no a los centros públicos tradicionales supone, en la práctica, dos semanas más de formación en comprensión lectora y un mes más de enseñanza matemática. Analizando casos concretos, podemos comprobar el poder transformador de las escuelas charter:
- En primer lugar, tenemos el caso de la Noble Network, una cadena de Chicago que gestiona catorce institutos adscritos a la fórmula charter. Según explica The Economist, "el 36% de los 9.000 jóvenes que acuden a estos centros llegan a la universidad y consiguen su licenciatura. Hablamos de alumnos que, en gran medida, provienen de entornos socioeconómicos empobrecidos. Para dicha categoría, la tasa de consecución de titulaciones universitarias suele quedarse en el 11%".
- En segundo lugar, encontramos el caso de Youth Connection, una escuela charter que, por sí sola, ha conseguido que el abandono escolar de toda la ciudad se reduzca un 7% en apenas una década. Este celebrado centro fue creado en 1997 y ya llega a 3.500 alumnos, repartidos en 23 sedes educativas diferentes.
El progresivo avance de las escuelas charter ya se percibe en las grandes encuestas nacionales dedicadas a cuestiones políticas. Concretamente, la última consulta de Gallup sobre este tema subraya que siete de cada diez estadounidenses apoyan el desarrollo de un mayor grado de escuelas charter. Hay más motivos para el optimismo:
- En el Estado de Florida, aquellos jóvenes que pasan por escuelas charter ganan después un 12,7% más que aquellos jóvenes comparables que, no obstante, acudieron a escuelas públicas convencionales.
- En plena crisis, muchos colegios católicos han evitado el cierre o la depauperación de sus programas educativos optando porreconvertirse en escuelas charter.
- Urbes como Detroit, Los Ángeles o Nueva York han vivido grandes aumentos en el número de jóvenes que pasa de los centros públicos corrientes a las escuelas charter.
- Los informes de la Universidad de Arkansas han determinado que, de media, el coste por alumno en las escuelas charter es un 28% menor al gasto derivado del resto de escuelas públicas.
- El Centro para la Investigación de los Resultados Educativos ha determinado que las escuelas charter mejoran el acceso a la educación de aquellos alumnos que provienen de situaciones familiares más adversas. A esto se unen más datos sobre la mejora de los resultados académicos que han registrado estos colegios.
Sin embargo, el avance de esta fórmula educativa sigue lidiando con un auténtico Miura: la pinza regulatoria que forman los sindicatos de profesores con los políticos que buscan apoyos entre el electorado más hostil a las reformas liberales. Un ejemplo lo tenemos en Nueva York, donde el alcalde, Bill De Blasio, del Partido Demócrata, ha inaugurado su periplo como burgomaestre con fuertes ataques a las escuelas charter.
Cierto es que la retórica del alcalde neoyorquino ha ido evolucionando hacia posiciones menos hostiles. Sin embargo, el principal motivo por el que De Blasio ha empezado a cambiar de opinión han sido las manifestaciones y protestas públicas que se han convocado para defender el desarrollo de las escuelas charter en Nueva York. Incluso el Gobernador del estado, el demócrata Andrew Cuomo, se ha comprometido públicamente con la causa, complicando más aún la postura del alcalde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario