viernes, 10 de enero de 2014

¿Cómo hablar de Dios hoy? Anti-manual de evangelización

¿Puede ser Dios un tema de conversación? ¿Se le puede mencionar entre los resultados de la Champions y la predicción meteorológica? ¿No sería mucho mejor disertar sabiamente sobre él, colocándolo entre las antinomias de Kant y las genealogías de Nietzsche? ¿La misma boca que acaba de decir “¡Pásame la sal!”, o “Eres muy guapa, Mónica, ¿puedo subir a tomarme una copa contigo?”, podría decir algo acerca de la divinidad? Además, ¿la palabra “Dios” no es quizás una más entre otras dentro de nuestras frases, aunque lleve inicial mayúscula? ¿Acaso el Infinito se sostiene sobre cuatro letras corrientes (como el hombre finito en cinco)? ¿No lo rebajamos hablando de él cuando pretendemos exaltarlo? ¿No lo honramos hablando de él cuando queremos liberarnos para siempre de su presencia?
Hay al menos dos clases de personas que no se asustan ante estas dificultades: el fundamentalista y el ateo. Ambos hablan de Dios a diestro y siniestro. Eso hace que otros dos tipos se rebelen contra tanta arrogancia: el agnóstico y el criptocristiano. Ambos deciden no hablar de Dios para nada. Y luego están aquellos que no se encuentran en ninguna de estas cuatro facciones. Aquellos que creen que no pueden hablar de Dios, pero que menos aún pueden callar. Y ahí los tenemos tartamudeando, farfullando, balbuceando, como payasos que han de dar testimonio de algo que los supera… Son enviados como heraldos del “Reino”, y van a hacer la compra a los almacenes Leclerc. Son llamados “la luz del mundo”, y buscan a tientas el interruptor de su habitación. Finalmente, se saben hijos del Dios infinito y, no obstante, hijos de Lucette y de Ferdinand, finitos, extremadamente finitos…
Sobre el autor
nació en Nanterre en 1971 de padres de ascendencia judía e ideología maoísta. Vivió su infancia entre Túnez y Francia. Ahora reside en la Provenza francesa, donde ejerce como profesor de Filosofía y Literatura. Convertido al catolicismo en 1998, a veces se presenta a sí mismo como "un judío de nombre árabe y de confesión católica". Es ensayista y dramaturgo, está casado con la actriz de teatro Siffreine Michel, de la que tiene cuatro hijas y actualmente enseña en el instituto privado Sainte-Jeanne d'Arc y en el Seminario de Toulon.

No hay comentarios: