Hace unos años, el sociólogo estadounidense Bradford Wilcox y su colega Elizabeth Marquardt mostraron que el declive del matrimonio en Estados Unidos está afectando más a los que no tienen estudios universitarios, lo que a su vez agrava la brecha social. Ahora Wilcox perfila su tesis en un nuevo estudio: los hijos de familias intactas de padre y madre casados tienen más probabilidades de progresar en la educación y la economía que los de padres divorciados o madres solteras. Y los beneficios son mayores entre las familia modestas.
En su estudio de 2010, Wilcox y Marquardt pusieron de relieve que en la sociedad estadounidense se está consolidando una “desigualdad matrimonial”: la cohabitación, el divorcio, los nacimientos extramatrimoniales y la insatisfacción en la vida conyugal crecen sobre todo entre los que no completaron la secundaria (cfr. Aceprensa, 29-12-2010 y 19-06-2012).
El informe advertía también que el debilitamiento del matrimonio entre los norteamericanos de niveles socioeconómicos inferiores estaba alejando a muchos del “sueño americano”, ya que a menudo tenían que enfrentarse a rupturas, problemas económicos, fracaso escolar, maternidad en solitario…
De ahí algunos concluyeron que el matrimonio es un artículo de lujo que hace más ricos a los ricos. Pero Wilcox lo ve de otra manera: aunque es cierto que en la sociedad estadounidense el matrimonio goza de más estabilidad entre personas acomodadas, es asequible a todos y a la larga beneficia a quienes permanecen casados, ricos o pobres.
Su nuevo estudio revela que los beneficios del matrimonio se notan más en los hogares modestos, definidos como aquellos en los que la madre no tiene título universitario.
Progresos en la economía y la educación
La base de datos del National Longitudinal Study of Adolescent Health, que recopila información de 12.105 jóvenes norteamericanos que en 1995 tenían entre 12 y 18 años, permite a Wilcox seguirlos hasta 2008, fecha en que tenían entre 25 y 31 años. Sus conclusiones aparecen divulgadas por el propio Wilcox en un artículo publicado enThe Atlantic (1).
Frente a los hogares de padres divorciados o de madres solas, en las familias intactas –constituidas por los padres biológicos, casados– la probabilidad de graduarse de los chicos aumenta un 73% y la de las chicas un 57% cuando la madre no tiene título universitario; si lo tiene, el aumento es del 47% para los chicos y del 44% para las chicas.
También se observan notables diferencias en los ingresos. Cuando la madre no tiene título universitario, tanto los hijos como las hijas criados en familias intactas suelen ganar unos 4.000 dólares más que los criados en hogares de padres divorciados o de madres solas. En cambio, no hay una correlación tan clara si la madre estudió en la universidad.
Además, las hijas y los hijos criados en familias intactas tienen un 40% menos de probabilidad de ser padres fuera del matrimonio. Según otro estudio citado por Wilcox, esto es importante ya que las relaciones entre parejas no casadas se rompen antes que los matrimonios, aun cuando hay hijos. Lo que supone problemas emocionales y sociales que a la larga repercuten en la situación económica.
La conclusión de Wilcox completa la que formuló en su estudio de 2010: “La familia intacta de padre y madre casados parece particularmente importante para los hijos criados en hogares modestos, y se presenta como un factor clave de la movilidad social en aquellas comunidades donde está extendida la estabilidad matrimonial”.>>>
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