martes, 15 de enero de 2013

Wert y el mal Mayor


Invitado:@CarlosEstebanRD

Mayor: “Quienes estudian religión no estudian valores”; ¿de dónde cree que vienen los ‘valores’ en que se basa la civilización?
El narcisismo, esa verdadera peste negra de nuestro siglo, no es una condición imprescindible para ser progresista, pero qué duda cabe que ayuda.
“Federico Mayor Zaragoza (Barcelona, 1934) considera que su obligación es no callarse”, leo en El País (“La reforma de Wert es un retroceso sobre lo conseguido”). Quien conozca al personaje –y en estas páginas ya hemos tenido ocasión de toparnos con él– sabe que si “su obligación es no callarse”, su obsesión es no apearse del estrado. 
SuperMayorMayor Zaragoza, rector tardofranquista de la Universidad de Granada, ex director general de la Unesco, presidente de la Fundación Cultura de Paz, cuyo objeto es la nada absoluta, el buenrollismo hueco, es un vampiro al revés, en el sentido que no es la luz, sino la oscuridad la que parece matarle. 
Se trata de una entrevista, y la primera respuesta retrata al hombre, lean: “Es mi obligación como español que ha tenido la posibilidad de ser profesor, rector, ministro y director de la Unesco. Cuando un ciudadano cree que el Gobierno necesita un gran acuerdo en algunas iniciativas, no puede permanecer de espectador. A nadie le debe extrañar que una persona con responsabilidades educativas a escala mundial vea también problemas en su país”. Así es mi Fede: mundial. 
Mayor nos ve en peligro y lo deja todo –todas esas mundialidades que ocupan para bien del planeta todo su talento– para salvarnos. De Wert, que hasta tiene apellido de malvado de película de James Bond. 
PISA da risaYa sé, ya sé: usted está pensando que, dada la calamidad universal que es nuestra educación, como indican los baremos internacionales –ahí está el Informe PISA–, es raro que alguien tan mundial como nuestro Mayor haya permanecido indiferente ante el desastre y se movilice, en cambio, ante el primer intento de arreglar la cosa. Pero es no conocer a nuestro Federico, quien, dice la introducción a la enjabonada entrevista, “prefiere la Declaración Universal de los Derechos Humanos a evaluaciones como el Informe PISA”.
Caramba, un ministro violando los derechos humanos. ¿Y cómo así? Escuchemos reverentes: “Anuncia una serie de aspectos que son sinceramente un retroceso sobre lo logrado: la segregación escolar, la religión como asignatura… Conste que soy creyente, pero la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que los niños deben estudiar las creencias e ideologías que sus padres decidan hasta su emancipación sin que estén obligatoriamente impuestas por el sistema escolar. La religión no debe ser una disciplina. Y no me parece bien que se sustituya Educación para la Ciudadanía por otra asignatura y que la alternativa a la religión sean los valores, porque los que estudian religión no estudian valores”.
Miedo da pensar que alguien de pensamiento tan confuso haya dado clase, no digamos que haya ocupado el cargo de rector. Habla nuestro hombre de que la Declaración Universal reconoce “que los niños deben estudiar las creencias e ideologías que sus padres decidan”, pero que no deben ser impuestas en el sistema escolar. ¿Y ahora se impone, don Federico? ¿Le suena la expresión “asignatura optativa”? 
Asimismo nos explica que “los que estudian religión no estudian valores”. Exactamente de dónde cree don Federico que vienen los “valores” en que se basa toda la Civilización Occidental y, por ende, la modernidad, es un verdadero misterio. Pero le daré una pista: empieza por “Cris” y acaba por “tianismo”.
Mayor es el prototipo de hombre de izquierdas: vacío, pomposo, irresponsable y siempre afortunado. Y en nada tanto como en su visión de la enseñanza como adoctrinamiento, con un mal disimulado desprecio por las disciplinas difíciles de manipular: “Puedes evaluar a un niño y puede saber muchas matemáticas, pero ser un maleducado. Una cosa es saber inglés o matemáticas, eso que tanto preocupa por los resultados en los informes PISA, que son informes de instituciones económicas, como la OCDE, que no tienen nada que ver con una institución estrictamente pedagógica... Cuando veo que el presidente Rajoy habla del informe de la OCDE… Hábleme usted de la Declaración Universal de Derechos Humanos, de la Convención Internacional de los Derechos del Niño”.
Pobres, pobres sociatasHábleme, por favor, de esos bonitos textos que pergeñamos los políticos, no de esa cosa tan aburrida y antipática –y, sobre todo, reaccionaria– que es la realidad.Curiosamente –o no– don Federico se abona a la gran coartada de la izquierda para no responder de sus apoteósicos fracasos: nunca manda realmente. “Ángel Gabilondo [ex responsable de Educación con el Gobierno del PSOE] fue un gran ministro. Intentó el pacto y no lo consiguió porque tenía una oposición muy fuerte. Ahora es igual, pero al revés. El Gobierno es fuerte”.
¿No recuerdan las huelgas salvajes a las que tuvo que enfrentarse Ángel Gabilondo un día sí y otro también, a los estudiantes y profesores en pie de guerra, las marchas multitudinarias, las... ? Ah, no, que eso es la oposición débil a la que se enfrenta este Gobierno...

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