Arranca el curso más flojo para evitar la desbandada
El nuevo curso académico comienza con recortes en Educación, protestas de profesores y con una nueva reforma sobre la mesa que afecta a la Formación Profesional y a 4º de ESO que las autonomías que lo deseen pueden aplicar ya, aunque no serán de obligado cumplimiento hasta el año que viene.En definitiva, se trata de dos reformas que ofrecen «atajos» y vías alternativas (algunas menos exigentes) para conseguir que los alumnos salgan con un título bajo el brazo, evitar que se desenganchen del sistema educativo o bien «repescar» a los que dejaron prematuramente las aulas y de este modo reducir, o maquillar, las altas tasas de abandono escolar en España (del 28,4%), que duplican la media europea. Aunque no hay que olvidar que estos cambios que modifican la LOE, aprobados hace un mes por el Gobierno, y a menos de dos meses de unas elecciones generales, bien podrían ser derogadas por el próximo Gobierno antes de que acabe el año. De ahí que el portavoz de Educación del PP en el Congreso, Juan Antonio Gómez Trinidad, lamente la «política a impulsos del disparate y la improvisación del Gobierno al final de la legislatura».
4º de la ESO (se estudia con 15 años) es uno de los cursos que sufren retoques para orientarlo a los estudios posteriores que quiere cursar el alumno. Se introducen nuevas asignaturas (Alimentación Nutrición y Salud, Ciencias Aplicadas a la Actividad Profesional y Orientación Profesional e Iniciativa Emprendedora) y el alumno puede hacerse prácticamente un curso «a la carta» de tal manera que algunas materias que tradicionalmente han tenido más peso en el currículum académico pueden ser sustituidas por otras más «livianas», si el alumno quiere.
Educación «cívica» para todos
Todos los alumnos deberán estudiar unas asignaturas obligatorias: Educación Ético-Cívica (la versión de Secundaria de Educación para la Ciudadanía), Educación Física, Ciencias Sociales, Geografía e Historia, Lengua Castellana y Literatura, Lengua cooficial (si la hubiere), Matemáticas y Primera Lengua Extranjera.
En total, los estudiantes tendrán que cursar once asignaturas entre las que se encuentran estas obligatorias. Luego podrán elegir entre las materias de tres ramas distintas: una enfocada al Bachillerato de Letras (Educación Plástica y Visual, Latín y Música); otra hacia el Bachillerato de Ciencias (Bilogía y Geología, Física y Química y Tecnología); y la última hacia la Formación Profesional (Alimentación, Nutrición y Salud, Ciencias Aplicadas a la Actividad Profesional y Tecnología).
De todas estas opciones, el alumno podrá escoger las tres materias de la rama, o dos solamente y otra más a elegir entre Informática, Orientación Profesional e Iniciativa Emprendedora y Segunda Lengua Extranjera.
Así, puede ocurrir que un alumno de la rama de letras pueda sustituir el Latín, una asignatura de peso para los que se inclinan por esta vía, por Orientación Profesional, por ejemplo. El caso es que sea cual sea el puzzle de asignaturas que haga el alumno «el título de ESO que se logre tendrá el mismo valor», según el Ministerio. El cambio, no obstante, ya ha recibido críticas de la Confederación de Padres de Alumnos, que creen que las opciones «servirán para separar a los alumnos según sus capacidades».
Otro de los cambios importantes afecta a los Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI), destinados a aquellos alumnos que tienen más dificultades para obtener el título de la ESO, ya que se calcula que el 26 por ciento de los que cursan Secundaria no alcanzan el título de graduado. Se amplían a dos años y se adelantan a los estudiantes de 15 años ya que muchos de ellos aguantaban a duras penas en el aula hasta los 16 años antes de ir a un PCPI.
Tendrán dos años de duración e incluirán módulos voluntarios y obligatorios. Si el alumno supera los obligatorios, podrá acceder directamente a la FP de Grado Medio y si supera los obligatorios y los voluntarios, el alumno conseguirá el título de Secundaria.
Cómo reengancharse
En cualquier caso, los alumnos que al finalizar la ESO no obtienen el título, recibirán un certificado sobre los conocimientos y asignaturas superadas que tendrá validez en toda España. Esto les será de utilidad en el futuro si deciden reengancharse a los estudios de FP o sacarse el título de ESO.
El Gobierno también ha emprendido la reforma de la FP. Se amplían las enseñanzas, de tal manera que habrá cursos de especialización y otros dirigidos a jóvenes mayores de 17 años que abandonaron prematuramente los estudios sin ninguna cualificación profesional. Estos cursos se podrán realizar en centros o mediante acuerdos con empresas en los que una parte de la formación se desarrolle en los centros y otra parte en las empresas.
También se ha ampliado la oferta para poder estudiar la FP a distancia o con la modalidad semi presencial y muchos adultos que han trabajado en un oficio durante años podrán «canjear» experiencia laboral por módulos.
Todos los matriculados en FP recibirán un certificado de los módulos superados. CC OO y UGT creen que estas medidas ayudarán a los jóvenes a no desengancharse del sistema educativo, mientras que otros, como ANPE, consideran que sigue siendo necesaria una gran reforma del sistema educativo.
La selectividad estrena examen oral de inglés
Una de las novedades que trae consigo el nuevo curso académico es la implantación del examen oral de lengua extranjera en la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU), más conocida como Selectividad. El examen podrá ser de inglés, francés, alemán, italiano o portugués, si bien la inmensa mayoría de los alumnos de Bachillerato cursa inglés como Primera Lengua Extranjera.
Hasta ahora, los alumnos sólo se enfrentaban a una prueba escrita, en la que también se evaluaba su comprensión lectora de un texto en el idioma que hubieran estudiado. Ahora sólo falta que Educación y las comunidades autónomas establezcan los detalles sobre cómo se realizará la prueba, pero es previsible que la elevada cifra de alumnos que se presenta haga que se precise de numerosos profesores para examinar.
4º de la ESO (se estudia con 15 años) es uno de los cursos que sufren retoques para orientarlo a los estudios posteriores que quiere cursar el alumno. Se introducen nuevas asignaturas (Alimentación Nutrición y Salud, Ciencias Aplicadas a la Actividad Profesional y Orientación Profesional e Iniciativa Emprendedora) y el alumno puede hacerse prácticamente un curso «a la carta» de tal manera que algunas materias que tradicionalmente han tenido más peso en el currículum académico pueden ser sustituidas por otras más «livianas», si el alumno quiere.
Educación «cívica» para todos
Todos los alumnos deberán estudiar unas asignaturas obligatorias: Educación Ético-Cívica (la versión de Secundaria de Educación para la Ciudadanía), Educación Física, Ciencias Sociales, Geografía e Historia, Lengua Castellana y Literatura, Lengua cooficial (si la hubiere), Matemáticas y Primera Lengua Extranjera.
En total, los estudiantes tendrán que cursar once asignaturas entre las que se encuentran estas obligatorias. Luego podrán elegir entre las materias de tres ramas distintas: una enfocada al Bachillerato de Letras (Educación Plástica y Visual, Latín y Música); otra hacia el Bachillerato de Ciencias (Bilogía y Geología, Física y Química y Tecnología); y la última hacia la Formación Profesional (Alimentación, Nutrición y Salud, Ciencias Aplicadas a la Actividad Profesional y Tecnología).
De todas estas opciones, el alumno podrá escoger las tres materias de la rama, o dos solamente y otra más a elegir entre Informática, Orientación Profesional e Iniciativa Emprendedora y Segunda Lengua Extranjera.
Así, puede ocurrir que un alumno de la rama de letras pueda sustituir el Latín, una asignatura de peso para los que se inclinan por esta vía, por Orientación Profesional, por ejemplo. El caso es que sea cual sea el puzzle de asignaturas que haga el alumno «el título de ESO que se logre tendrá el mismo valor», según el Ministerio. El cambio, no obstante, ya ha recibido críticas de la Confederación de Padres de Alumnos, que creen que las opciones «servirán para separar a los alumnos según sus capacidades».
Otro de los cambios importantes afecta a los Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI), destinados a aquellos alumnos que tienen más dificultades para obtener el título de la ESO, ya que se calcula que el 26 por ciento de los que cursan Secundaria no alcanzan el título de graduado. Se amplían a dos años y se adelantan a los estudiantes de 15 años ya que muchos de ellos aguantaban a duras penas en el aula hasta los 16 años antes de ir a un PCPI.
Tendrán dos años de duración e incluirán módulos voluntarios y obligatorios. Si el alumno supera los obligatorios, podrá acceder directamente a la FP de Grado Medio y si supera los obligatorios y los voluntarios, el alumno conseguirá el título de Secundaria.
Cómo reengancharse
En cualquier caso, los alumnos que al finalizar la ESO no obtienen el título, recibirán un certificado sobre los conocimientos y asignaturas superadas que tendrá validez en toda España. Esto les será de utilidad en el futuro si deciden reengancharse a los estudios de FP o sacarse el título de ESO.
El Gobierno también ha emprendido la reforma de la FP. Se amplían las enseñanzas, de tal manera que habrá cursos de especialización y otros dirigidos a jóvenes mayores de 17 años que abandonaron prematuramente los estudios sin ninguna cualificación profesional. Estos cursos se podrán realizar en centros o mediante acuerdos con empresas en los que una parte de la formación se desarrolle en los centros y otra parte en las empresas.
También se ha ampliado la oferta para poder estudiar la FP a distancia o con la modalidad semi presencial y muchos adultos que han trabajado en un oficio durante años podrán «canjear» experiencia laboral por módulos.
Todos los matriculados en FP recibirán un certificado de los módulos superados. CC OO y UGT creen que estas medidas ayudarán a los jóvenes a no desengancharse del sistema educativo, mientras que otros, como ANPE, consideran que sigue siendo necesaria una gran reforma del sistema educativo.
La selectividad estrena examen oral de inglés
Una de las novedades que trae consigo el nuevo curso académico es la implantación del examen oral de lengua extranjera en la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU), más conocida como Selectividad. El examen podrá ser de inglés, francés, alemán, italiano o portugués, si bien la inmensa mayoría de los alumnos de Bachillerato cursa inglés como Primera Lengua Extranjera.
Hasta ahora, los alumnos sólo se enfrentaban a una prueba escrita, en la que también se evaluaba su comprensión lectora de un texto en el idioma que hubieran estudiado. Ahora sólo falta que Educación y las comunidades autónomas establezcan los detalles sobre cómo se realizará la prueba, pero es previsible que la elevada cifra de alumnos que se presenta haga que se precise de numerosos profesores para examinar.
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