lunes, 26 de septiembre de 2011

La clase motivada, ¿una utopía?

“El primer día de clase abrí la puerta, saludé y empecé a explicar los temas que íbamos a dar durante el curso. Entonces uno de los chicos me interrumpió y dijo: -¿vamos a ver, pero tú quien eres? -Llevas razón, le dije. Salí de la clase, volví a entrar y me presenté. ¿Qué me había dado a entender ese muchacho, además de que había empezado mal? Que en esa clase él era uno de los líderes. Una de las cosas que debes observar siempre en una clase es quién es el líder”.

Vicente Lloret, profesor de fontanería con más de 15 años de experiencia en formación con adolescentes, nos muestra en el episodio de arriba una de las herramientas más importantes que puede usar un profesor para contar con una clase motivada y tranquila: tener al líder de su parte. “¿Y con el líder qué es lo que tienes que hacer? Llevártelo a tu terreno y que no esté enfrentado a ti. Tienes que hacer lo que tú quieres, pero contando con ella o él”, afirma Lloret.

La mayoría de los profesores coinciden en que sentir que un alumno ha aprendido “gracias a ti, a tu trabajo” es un momento muy satisfactorio. Pero para llegar a esto hace falta una condición necesaria: una clase en motivada, atenta y con ganas de participar.

Sin embargo, algunos profesores y maestros pasan buena parte de la clase intentando, simplemente, conseguir el clima apropiado para poder enseñar. Sin olvidar que el oficio de profesor tiene también un lado satisfactorio, Llanos Navarro, profesora con 17 años de experiencia sobre el terreno principalmente en institutos de secundaria, nos cuenta cuáles son las dificultades más frecuentes en lo relativo a la actitud de los alumnos: “desmotivación, interrupciones constantes y faltas de respeto al profesor.Otros problemas menos frecuentes experimentados por profesores son agresividad con los compañeros, con el profesor, o el autoaislamiento del alumno”. ¿Qué se puede hacer para evitarlos?

Para muchos docentes es difícil lidiar con estas dificultades en un sistema que ha quitado al alumno incentivos para estudiar y una familia “que consiente todo”. Pero la realidad es que hay que dar clase, y tener al alumnado lo más tranquilo y atento posible redunda en beneficio de todos. Para algunos la solución es clara: mano dura. Defienden posturas que ponen el acento en la autoridad del profesor, el cumplimiento de sus normas y el castigo. Otros, en línea con el espíritu de las leyes actuales, sostienen que hay que tratar a los alumnos con diálogo, repartir la responsabilidad del aprendizaje y trabajar las habilidades sociales. Ciertamente, muchos de los profesores en activo consultados por aprendemas.com, en especial los de 2º curso de la ESO, ven esta opción como algo utópica dada la realidad del los alumnos, y del sistema.

Para Llanos Navarro, que también ha sido jefa de estudios en secundaria durante cuatro años, se trata de buscar un punto medio: “Es importante mantener una actitud firme en algunos momentos y si un profesor es demasiado pusilánime tendrá dificultades para mantener el orden. Pero por otro lado, hay que ser receptivo a las carencias y necesidades de los alumnos, sintonizar con ellos, a la vez que se mantienen claros los diferentes roles en el aula. Es un equilibrio difícil”. Lograrlo, según Navarro, “depende del carácter del profesor o profesora, su experiencia, y también es fundamental la formación”.

En ese sentido, Santiago Petschen, catedrático emérito de la Universidad Complutense de Madrid, profesor durante casi toda su carrera y experto en comunicación, ha creado el curso ‘El arte de dar las clases’. En él, Petschen ofrece “pautas para mantener a la clase en calma, y también herramientas para mejorar la comunicación, la organización de la materia, captar la atención del alumno y tomar conciencia de los elementos corporales e instrumentales que tiene el profesor a su alcance”.

En lo que los expertos sí están de acuerdo unánimemente es que siempre es mejor anticiparse a problemas de disciplina y desorden en clase, que intentar ponerles remedio cuando el aula es ya casi “una selva”.

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