La ciencia sin religión es coja y la religión sin ciencia está ciega. (Albert Einstein)
Partiendo de esto, parece lógico que en este camino brumoso y lleno de piedras sea el cojo el que guíe al ciego a través de la niebla, y el ciego el que permita a éste apoyarse en él para poder juntos avanzar a donde quieren llegar.
Sin embargo, hay ocasiones en que parece que la simbiosis se rompe, los caminantes se dejan de hablar y la ciencia se dedica a intentar demostrar inútilmente que su amigo no existe, mientras que la religión trata de poner la zancadilla a su amigo ciego… o al premio nobel que lo representa.
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