domingo, 17 de octubre de 2010

Maestro y familia sin autoridad

Un total de 3.849 docentes se han quejado al «Defensor del Profesor», un 10% más que el curso anterior

«La violencia humana no es instintiva; se aprende. Las semillas de la violencia se siembran en los primeros años de vida, se cultivan, se desarrollan durante la infancia y comienzan a dar sus frutos malignos en la adolescencia». Las palabras del profesor Luis Rojas Marcos, psiquiatra y ex presidente de Sistema de Hospitales públicos de Nueva York, atronaron entre las paredes de aquel congreso sobre la violencia juvenil celebrado en Madrid.
Hoy, tres años después, por desgracia, cobran una aterradora actualidad. Y si no que se lo digan a esos 3.849 docentes que, en el curso 2009/2010, han recurrido al Defensor del Profesor, un servicio del sindicato ANPE. Las llamadas, quejas, temores y angustias del profesorado español han aumentado un 10 por ciento respecto del curso anterior. La violencia y el malestar dentro y fuera de las aulas crece. Lo terrible es que el 30 por ciento de los docentes que llama suele estar al límite y con tratamiento médico contra la depresión y/o la ansiedad.
¿Qué pasa en las aulas? ¿Y fuera de ellas? ¿La violencia viene desde el hogar, desde la calle? Brotan las preguntas. Lo cierto es que niños pegan a niños, niños vejan a sus compañeros y a sus profesores, jovenes cuelgan videos para presumir de la humillación que han protagonizado ...
Y, además, menores que agreden a sus propios padres. Se producen cerca de 10.000 denuncias al año de progenitores que inculpan a sus vástagos de malos tratos. Los expertos lo llaman «maltrato familiar ascendente»: en el 26 por ciento de las denuncias, los padres no saben qué hacer respecto al comportamiento del hijo; el 16 por ciento confiesa haber abandonado su intento de contención o educación. Y, ojo, el 8 por ciento hubiera deseado no haber tenido hijos. Las formas de maltrato sobre los padres son físicas y emocionales. Psicólogos, educadores y autoridades advierten del aumento de una forma de maltrato hacia los padres que combina ambas modalidades. Un calvario difícil de explicar y entender. Atentos al dato: entre el 9 y el 10 por ciento de los menores internados en la Comunidad de Madrid para «cumplir medidas judiciales» lo están por pegar a sus padres o familiares.
Volvamos al aula. La OCDE, organismo que mide los niveles de calidad y convivencia educativa europeos, ya ha dicho que en España sus docentes emplean un 40 por ciento del horario lectivo a mandar callar. Además, en el 75 por ciento de los institutos se insulta al profesor. Trece de cada cien docentes ha sufrido alguna agresión física.
Hay motivos para la esperanza. La Comunidad de Madrid tiene su ley que considera al profesor una «autoridad pública» y una campaña publicitaria para fomentar el respeto al maestro y al profesor. Otras autonomías se arman con sus «decretos de convivencia» en el aula. Y lo mejor: la web «yotambiensoydefensordelprofesor» ha recogido 19.500 adhesiones en una semana. Vamos bien.

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