La cuestión es que los mismos docentes están apreciando ya que los itinerarios que ofrece la FP para llegar a la universidad son demandados por un número mayor de gente. Y se prevé que se incremente por las reformas legales que se avecinan cuando se apruebe definitivamente la Ley de Economía Sostenible (probablemente a principios de 2011), que permite flexibilizar aún más la FP y da más participación a las empresas en la planificación de estos estudios.
De vuelta al redil educativo
Santiago García, director de FP del centro Tajamar (Madrid), asegura que  el itinerario más rápido, directo y más conocido para acceder a la  universidad es vía Bachillerato y Prueba de Acceso a la Universidad  (PAU) que pone a un alumno a estudiar un grado universitario a los 18  años.
Sin embargo, se están dando muchos casos de estudiantes que después de  acabar la ESO (a los 16 años) optaron por trabajar y ahora, pasados unos  años y afectados por la coyuntura económica, retornan a los estudios  para obtener una mayor formación que les permita volver de nuevo al  mundo laboral. En este caso, es posible «plantarse» en la  FP de grado  Superior reuniendo sólo dos requisitos: tener 19 años y presentarse a  una prueba de acceso que supone examinarse de cinco asignaturas. De este  modo, sería posible llegar a la universidad para cursar alguna carrera  de su especialidad a los 21 años habiéndose ahorrado el Bachillerato y  la PAU y con sólo un título bajo el brazo (el de la ESO). Incluso,  algunos créditos los tendría ya convalidados en el primer curso del  grado. «Es el camino menos exigente en cuanto a titulaciones necesarias  para poder acceder», explica Santiago García.
Sin embargo, hay otro itinerario que está sufriendo un «aumento  espectacular» de alumnos, añade, que es el de la gente que se  «maltitula» en Secundaria después de haber cursado los dos años  obligatorios de los Programas de Cualificación Profesional Inicial  (PCPI), que son una opción menos académica para que el alumno tenga una  cualificación mínima y evitar que el estudiante abandone los estudios  antes de los 16 años.
Salvada la educación obligatoria a los 17 o 18 años de media, acceden a  la  FP de grado medio (de uno o dos años de duración), se presentan a la  prueba de acceso de la FP de grado Superior que supone examinarse de  Lengua, Matemáticas e Inglés, y aterrizan en estos estudios con 20 o 21  años. Duran dos años y los que deciden continuar se pueden ver cantando  el «gaudeamus igitur» en algún campus a los 22 o 23 años, cuatro años  después que los que estudiaron Bachillerato.
Pasarelas y convalidación
El director de FP del centro Tajamar asegura que «teniendo en cuenta que  uno de los objetivos del sistema educativo es la flexibilidad, ahora se  ofrecerán muchas pasarelas verticales u horizontales que permitan  avanzar en los estudios a los estudiantes con convalidaciones y sin  necesidad de tener títulos, aunque sí pruebas de acceso». Precisamente,  se quiere potenciar esa  flexibilización para atraer y hacer retornar al  redil educativo a un mayor número de alumnos «por el agujero de  alumnado que hay en el grado medio». Sin embargo, lo que ocurre es que  «cada vez más estudiantes se aprovechan de la flexibilización y tiran  por la vía fácil, cuando esforzándose un poco más podrían conseguir lo  que se propusieran».
Sentido práctico
La cuestión es que con los caminos paralelos que existen ahora para  llegar a la universidad, «se va a notar que los que provienen de la FP  tienen un sentido práctico tremendo, porque ya han trabajado en un  taller y eso va a acabar marcando unos perfiles diferentes», asegura  Mariano Castillo, vicepresidente del Consejo General de la FP. 
Sin embargo, también opina que «a la Formación Profesional hay que  ponerle patas para que funcione, porque es una buena formación, bien  desarrollada, pero mal presentada», añade.
Castillo, en cualquier caso, lo tiene claro. Si tuviera que elegir entre  un ingeniero que proviene de la FP y otro que procede del Bachillerato  se quedaría con el primero. «A igualdad de conocimientos en ingeniería,  tiene un mayor conocimiento de la realidad el que viene de la FP porque  ha hecho muchas prácticas, tiene muchas horas de taller, es alguien muy  polivalente, con sentido práctico y posibilidades de desarrollo  personal», explica.
Javier Carrascal, secretario de Organización del sindicato de profesores  ANPE, asegura que «si hay una garantía de calidad y rigor en estos  estudios, la FP puede ser una buena vía de acceso a la universidad  pensando en integrar y cualificar mejor a los ciudadanos, si no, nos  estamos cargando el prestigio de la educación superior. Por eso pedimos a  la Administración que vele por esta cuestión».
Las cifras constatan que la Formación Profesional es una oferta  educativa cada vez más atrayente para los jóvenes, especialmente ahora,  en época de crisis.  De hecho, en este curso escolar ha aumentado en un  6,4 por ciento el número de matriculados.
Muchos de ellos son jóvenes que estaban en paro y que han encontrado en  estos estudios la mejor forma de volver a trabajar. La formación a  distancia también cobra protagonismo. El año pasado el Ministerio de  Educación y las comunidades autónomas decidieron crear una plataforma  que facilitara cursar estos estudios por internet. Ya se ofertan siete  títulos a través de esta plataforma on- line, pero a partir de 2011  habrá un centenar.
El Ministerio cuenta con 1.100 profesores que están trabajando con la  modalidad semipresencial a distancia. Esta fórmula favorecerá sobre todo  a las personas a las que se haga el «canje» de módulos por experiencia  laboral acreditada.
ANÁLISIS
Un aumento de alumnos del 6,4%
- ¿Ha aumentado el número de alumnos que se decantan por la FP ?
–Este curso se ha incrementado un 6,4% el número de matriculados. Y en  esto tiene que ver mucho la crisis. Jóvenes que se han quedado en paro  retornan al sistema educativo para formarse con el fin de obtener un  empleo de calidad en el futuro. En Bachillerato el porcentaje de alumnos  aumentó un 1,4%.
- ¿Cuál es el objetivo del Gobierno?
–El reto es incrementar en diez puntos la demanda de estos estudios y  equiparar nuestra tasa actual del 35%  de estudiantes de Formación  Profesional con la media de países de la OCDE como Alemania, Francia o  Reino Unido.
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