División en el Congreso por la hambruna forzosa en Ucrania en los años treinta
La división que hay entre historiadores rusos y ucranios sobre qué objetivos persiguió Stalin en 1930 para provocar una hambruna en Ucrania, que costó la vida a varios millones de campesinos, llegó ayer al Congreso de los Diputados. La Comisión de Educación rechazó por un sólo voto la proposición no de ley de CiU, defendida por Jordi Xuclá, para instar al Gobierno a que "impulse la incorporación a los textos escolares, dentro del sistema educativo autonómico, la información sobre la hambruna en Ucrania de los años 1.930 a 1932".La Unesco exhorta a explicar en los colegios la tragedia del país europeo
"Lejos de la miopía de los que ven en nuestra iniciativa tomar partido en la política interior de Ucrania, nos mueve la reparación de los tres grandes crímenes del siglo XX: el Holocausto, las hambrunas provocadas por Stalin y las matanzas en Ruanda. Sobre las tres hemos presentado iniciativas, y seguiremos haciéndolo", explicó Xuclá a EL PAÍS.
El asunto requirió dos votaciones, ya que en la primera se produjo el empate. Apoyaron la moción CiU, PP y PNV; PSOE y ERC-IU-ICV votaron en contra. El BNG se abstuvo en el primer intento. En la segunda vuelta, deshizo el bloqueo al colocarse al lado de los grupos de izquierda, por lo que la propuesta fue rechazada.
Xuclá no alcanzaba a entender por qué el PSOE no se alineaba con la posición de los que quieren que los escolares conozcan una de las tragedias del siglo XX: la muerte por falta de alimentos de millones de ucranios. En el Congreso se cifró en siete millones los fallecidos por esta causa, aunque los cálculos más conservadores hablan de 3,5 millones.
La intervención más descarnada correspondió al portavoz del PNV, Aitor Estaban, quien no dudó en hablar de "genocidio" al referirse a la colectivización forzosa de la tierra ordenada por Stalin. Las cosechas se vendieron a países extranjeros mientras los campesinos murieron de hambre.
En el debate de ayer, el representante socialista, Emilio Álvarez, quiso dejar claro el rechazo a las atrocidades del estalinismo y también a la hambruna forzosa de los años treinta, y añadió que se oponían a la moción por una cuestión de competencias. A juicio de los socialistas, el Parlamento no debe decidir qué contenidos integran el currículo escolar, sino que es la comunidad educativa la que debe acordar los contenidos. Eso sí, hay un margen amplio para estudiar esta tragedia "y otras más", tanto en 4º de la ESO como en primero de Bachillerato. Además, añadió Álvarez, el reconocimiento a las víctimas de la hambruna ya lo hizo este Parlamento, en la Comisión de Exteriores del Congreso, también a instancias de CiU y del mismo portavoz que ayer, Jordi Xuclá.
Pero las razones que esgrime el portavoz socialista tuvieron su réplica por parte de Xuclá, quien esgrimió una resolución de la Asamblea General de la Unesco de noviembre de 2007. El párrafo tres de la misma llama a los países miembros a "promover la memoria de la Gran Hambruna, incorporando en los programas educativos y de investigación las informaciones sobre esta tragedia". Xuclá recordó que en otras partes del mundo se estudia el Holodomor, como se denomina en ucranio a la muerte por hambre de millones de sus nacionales, junto al Holocausto y al régimen de terror de los jemeres rojos en Camboya.
Ante estos argumentos, el portavoz socialista recordó que su grupo y su partido aprueban todas las resoluciones de Naciones Unidas de condena de los crímenes del estalinismo, aunque también introdujo en su discurso las diferentes interpretaciones que se dan sobre los hechos y que dividen drásticamente a rusos y ucranios aún en la actualidad. Los primeros niegan que se tratara de una limpieza étnica; es decir, rechazan que fuera un genocidio, porque la hambruna también dejó un reguero de muerte por otras repúblicas soviéticas. Esta versión centra el objetivo de la represión de Stalin en los "terratenientes". Pero lo historiadores ucranios niegan esta versión, y defienden que la colectivización forzosa no fue sólo contra los dueños de la tierra, sino contra el pueblo.
A este último argumento se suman CiU, el PP y el PNV al rechazar que hubiera en Ucrania "tantos millones de terratenientes". Países como Estados Unidos y Canadá, con minorías ucranias procedentes de la diáspora, pero también otros como Australia, Argentina, o Polonia han reconocido la hambruna como genocidio.
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