La reunión anual de los presidentes de COMECE y CCEE ha tenido como principal eje de debate la repercusión de la pandemia de COVID 19 sobre la vida diaria de la Iglesia y de las sociedades europeas. Han pedido «la restauración de las relaciones normales entre el estado y la Iglesia basadas en el diálogo y el respeto de los derechos fundamentales».
Los cardenales Jean-Claude Hollerich y Angelo Bagnasco, presidentes de COMECE (Comisión de las Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea) y CCEE (Consejo de Conferencias Episcopales de Europa) respectivamente, analizaron en su reunión anual que tuvo lugar esta semana el impacto de la pandemia en las comunidades civiles y eclesiales, e identificaron oportunidades de cooperación en la vida eclesial futura en Europa.
Los obispos reafirmaron la cercanía de la Iglesia católica a todos los que luchan contra la pandemia: las víctimas, sus familias y todos los trabajadores de la salud, así como los voluntarios y los fieles que han estado a la vanguardia de la atención de los afectados. Junto a ello expresaron su preocupación «por la crisis económica y la consiguiente pérdida de muchos empleos», así como la esperanza de que en Europa «todos trabajemos juntos para una recuperación que no deje a nadie atrás».
En este momento de crisis, los dos presidentes de las instituciones episcopales europeas enfatizaron el papel central de la familia, «la verdadera célula de solidaridad y del compartir, y también un lugar de oración común. Invertir en la familia es el primer paso para una mejora social, económica y eclesiástica justa».
Los participantes en la reunión expresaron también su agradecimiento a los sacerdotes, muchos de los cuales han sacrificado sus propias vidas durante la pandemia, por su «generoso servicio» durante este período, y analizaron el papel de las redes sociales en la oración y la transmisión del culto: «Estas nuevas formas de práctica religiosa, relaciones, presencia y compartir la fe nos invitan a considerar las posibilidades de dar un nuevo significado a la fe y a la Iglesia, pero también a trabajar para llevar a muchos creyentes a redescubrir la plena sacramentalidad de las celebraciones religiosas en los templos, algo que el uso de las nuevas tecnologías no puede garantizar».
Los dos presidentes también pusieron el foco en las severas restricciones a la libertad religiosa relacionadas con el cierre de iglesias y la prohibición de liturgias, y pidieron la restauración de las relaciones normales entre el estado y la Iglesia basadas en el diálogo y el respeto de los derechos fundamentales.
COMECE-CCEE
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