En sus palabras en el St Mary’s University College de Twickenham en el marco de un momento de oración, el Santo Padre indicó que "la tarea de un maestro no es sencillamente comunicar información o proporcionar capacitación en unas habilidades orientadas al beneficio económico de la sociedad; la educación no es y nunca debe considerarse como algo meramente utilitario. Se trata de la formación de la persona humana, preparándola para vivir en plenitud".
"En una palabra, se trata de impartir sabiduría. Y la verdadera sabiduría es inseparable del conocimiento del Creador, porque ‘en sus manos estamos nosotros y nuestras palabras y toda la prudencia y destreza de nuestras obras’".
Tras recordar la importancia de esta tarea que fue entendida por los monjes como los seguidores de San Agustín y luego San Columbano, el Papa resaltó que esta dedicación "monacal al aprendizaje como senda de encuentro con la Palabra de Dios encarnada sentó las bases de nuestra cultura y civilización occidentales".
Seguidamente el Papa dijo que "como los papeles respectivos de la Iglesia y el Estado en el ámbito de la educación siguen evolucionando, nunca olvidéis que los religiosos tienen una única contribución que ofrecer a este apostolado, sobre todo a través de sus vidas consagradas a Dios y por medio de su fidelidad: el testimonio de amor a Cristo, el Maestro por excelencia".
"En efecto, la presencia de los religiosos en las escuelas católicas es un signo que recuerda intensamente el tan discutido ethos católico que debe permear todos los aspectos de la vida escolar. Esto va más allá de la evidente exigencia de que el contenido de la enseñanza concuerde siempre con la doctrina de la Iglesia. Se trata de que la vida de fe sea la fuerza impulsora de toda actividad escolar, para que la misión de la Iglesia se desarrolle con eficacia, y los jóvenes puedan descubrir la alegría de participar en ‘el ser para los demás’, propio de Cristo".
Finalmente Benedicto XVI se dirigió a "quienes tienen la tarea de garantizar que nuestras escuelas ofrezcan un entorno seguro para niños y jóvenes. Nuestra responsabilidad hacia aquellos que nos han confiado su formación cristiana no puede exigir menos. De hecho, la vida de fe se puede cultivar con eficacia cuando prevalece un clima de confianza respetuosa y afectuosa. Rezo para que ello siga siendo un sello distintivo de las escuelas católicas en este país".
Al concluir, el Santo Padre obsequió un mosaico de la Virgen María con el Niño Jesús a las autoridades del St. Mary College.
Para leer el discurso completo, ingrese a: http://www.aciprensa.com/benedictoxvi/viajes/reinounido10/documento.php?doc_id=320
No hay comentarios:
Publicar un comentario