Los fines de semana que siguen al 4 de marzo hay un lugar en Navarra que recibe a miles de peregrinos desde 1940. Casi 80 años lleva el castillo de Javier, en Navarra, acogiendo a jóvenes, delegaciones, parroquias y movimientos de todas partes de España y también del mundo.
Se trata de una peregrinación de tres días. El motivo, la figura del habitante de ese castillo, nada más y nada menos que San Francisco Javier, el patrono de las misiones. Después del cansancio, los kilómetros y el clima, el castillo les recibe para la misa de clausura y envío misionero. Se va a celebrar hoy a las 10:00 horas, después del Via Crucis que comienza a las 8:00 horas desde la vecina localidad de Sangüesa.
La Javierada es una peregrinación que se realiza en recuerdo a la intercesión del santo en favor de Navarra. En 1885, los navarros sufrían los estragos de una epidemia de cólera. Rezaron a San Francisco Javier con la promesa de ir todos a verlo en procesión si se cumplía. ¿Quién fue este santo por el que se sigue peregrinando para pedir su favor tantos años después?
San Francisco Javier, el joven noble que lo dejó todo para seguir a Cristo hasta China
El patrón de las misiones nace el 7 de abril de 1506. Crece en el castillo que hoy van a poblar y rodear los peregrinos. Su familia pertenece a la nobleza navarra. Esa condición ayuda al santo a poder irse a estudiar Filosofía y Teología a París.
Francisco llega a la capital francesa en medio de un protestantismo que crece en Europa. En su etapa de formación se cruza con Juan de la Peña, Cornelio Fabro y un tal...Ignacio de Loyola. Ignacio acababa de fundar un carisma nuevo de cercanía y obediencia al papa para responder al desafío de Lutero.
Al principio, con la amistad de estos tres jóvenes le valía a Francisco Javier. Hasta que, un día, Ignacio le recordó una frase del Evangelio: "¿De qué te sirve ganar el mundo entero si arruinas tu alma?" En ese momento, el joven rico cambia de vida. Decide hacerse sacerdote e ingresar como jesuita en la Compañía de Jesús de su amigo Ignacio.
Por entonces, el rey de Portugal pide misioneros para sus posesiones en Ultramar y Francisco Javier se ofrece a ir para anunciar la Buena Nueva. Llegó a Japón, a la India e intentó hacerlo a China, el imperio más poderoso de Oriente por entonces. Sin embargo, murió a sus puertas, en la isla de Sanchuan.
Sus restos reposan en Goa, una zona de la India, custodiados por una gran basílica, la del 'Bom' Jesús, el Buen Jesús en portugués, en honor a este español patrono de las misiones.
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