Queridos jóvenes:
Quiero haceros llegar a todos un saludo lleno de alegría y afecto. Estoy
seguro de que la mayoría de vosotros habéis regresado de la Jornada Mundial de
la Juventud de Madrid «arraigados y edificados en Cristo, firmes en la
fe» (cf. Col 2,7). En este año hemos celebrado en las diferentes
diócesis la alegría de ser cristianos, inspirados por el tema: «Alegraos siempre
en el Señor» (Flp 4,4). Y ahora nos estamos preparando para la próxima
Jornada Mundial, que se celebrará en Río de Janeiro, en Brasil, en el mes de
julio de 2013.
Quisiera renovaros ante todo mi invitación a que participéis en esta
importante cita. La célebre estatua del Cristo Redentor, que domina aquella
hermosa ciudad brasileña, será su símbolo elocuente. Sus brazos abiertos son el
signo de la acogida que el Señor regala a cuantos acuden a él, y su corazón
representa el inmenso amor que tiene por cada uno de vosotros. ¡Dejaos atraer
por él! ¡Vivid esta experiencia del encuentro con Cristo, junto a tantos otros
jóvenes que se reunirán en Río para el próximo encuentro mundial! Dejaos amar
por él y seréis los testigos que el mundo tanto necesita.
Os invito a que os preparéis a la Jornada Mundial de Río de Janeiro meditando
desde ahora sobre el tema del encuentro: Id y haced discípulos a todos los
pueblos (cf. Mt 28,19). Se trata de la gran exhortación misionera que
Cristo dejó a toda la Iglesia y que sigue siendo actual también hoy, dos mil
años después. Esta llamada misionera tiene que resonar ahora con fuerza en
vuestros corazones. El año de preparación para el encuentro de Río coincide con
el Año de la
Fe, al comienzo del cual el Sínodo
de los Obispos ha dedicado sus trabajos a «La nueva evangelización para la
transmisión de la fe cristiana». Por ello, queridos jóvenes, me alegro que
también vosotros os impliquéis en este impulso misionero de toda la Iglesia: dar
a conocer a Cristo, que es el don más precioso que podéis dar a los demás. >>>
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