Sin ninguna sorpresa y curados de espanto leemos las páginas dedicadas al profesorado de religión contenidas en la revista “Religión y Escuela” de noviembre de 2011. En esta ocasión y una vez más, la revista da pábulo a la vieja asociación que ha hecho de ésta su púlpito.
Con el máximo respeto que siempre merecen las personas, nos acercamos a la expresión de las ideas institucionales, que no siempre son tan respetables, con el fin de avivar un debate que algunos pretenden monolítico.
Nos llama la atención que se insista hasta la saciedad sobre el Convenio Colectivo único para el profesorado de religión, citando sentencias del Tribunal Supremo que parecen no haber leído o, cuanto menos, sólo tangencialmente, escogiendo de las mismas, de manera sesgada, aquello que pudiera convenir a su tesis inicial de un Convenio propio.
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