La protesta social en Cataluña dio ayer un paso de gigante: los profesores han decidido sumarse a los trabajadores de la sanidad y protestar semanalmente por los recortes que el Gobierno de Artur Mas quiere imponer. Si en el sector sanitario la Administración quiere ahorrar 1.000 millones de euros con la rebaja de personal, el cierre de plantas y quirófanos y otras medidas estructurales, en el ámbito de la educación casi 4.000 profesores pueden irse a la calle durante los próximos meses. Ésas son las cifras que la consejera de Educación, Irene Rigau, puso sobre la mesa en una reunión forzada ayer por los sindicatos del sector.
Representantes de las principales centrales (CCOO, UGT y Ustec) decidieron encerrarse en las dependencias de la consejería el pasado 28 de abril para obligar a la consejera a exponer claramente sus objetivos y a negociar los recortes. La medida de presión tuvo sus frutos ayer, con la celebración de una reunión en la que se expusieron, por primera vez, cifras encima de la mesa.
Las protestas de los docentes serán similares a partir de ahora, aunque con la salvedad de que no se producirán cortes de circulación: los profesores han dado la consigna de concentrarse ante sus centros todos los miércoles a las 13 horas y aprovecharán para explicar su situación a los padres y madres que vayan a recoger a sus hijos. Además, se sumarán a la gran manifestación prevista para el 14 de mayo en defensa de los servicios públicos y contra el tijeretazo de Mas.
“La consejería negó que fuese a reducir personal, ya que insistía en que los profesores que no tienen cabida en un lado, se recolocarán en otro. Pero cuando pasamos a discutir sobre las repercusiones centro a centro, no tuvieron más remedio que reconocer que sí afectará”, dice a El Confidencial el secretario general de la Federación de Enseñanza de CCOO, Ángel García.
En Cataluña, la enseñanza pública tiene unos 67.000 docentes en 2.700 centros, a los que hay que sumar otros 7.000 sustitutos o interinos. El año que viene se jubilarán de 1.600 a 1.800, aunque el Gobierno ya ha anunciado a los sindicatos que no cubrirá la mitad de estas bajas. Además, los centros de educación primaria perderán entre 1,5 y 3 profesores cada uno (aunque en algunos la pérdida puede suponer hasta más de 4 profesores), mientras que el recorte en secundaria es algo menor y la incidencia de los recortes será de sólo medio profesor por centro. “Con los números en la mano, viendo cómo afecta el tijeretazo a cada centro, calculamos que sobran un mínimo de 3.700 profesores”, subraya Ángel García.
Desde la consejería no se ve el tema de esta manera. Rigau detalló ayer que lo que se hará será “optimizar las horas de dedicación” de los docentes, aunque entre líneas admitió que habrá menos profesores a pesar de que se mantienen las plazas de interinos. Habló, para ello, de maestros de refuerzo a las clases en primaria, aunque no explicó que estos maestros de refuerzo ya estaban contados al fijar el cómputo global de docentes del centro, por lo que en realidad la plantilla es menor. “La calidad se incrementa a pesar de que la cantidad varía”, subrayó. Lo que pasa, según ella, es un “cambio de paradigma, una nueva manera de asignar recursos”, ya que se incrementa la calidad con la reorganización de la plantilla, al prestar una atención más personalizada.
Los sindicatos no están de acuerdo. “La Administración juega con los números”, advierten. Además, sostienen que la situación se agrava respecto al año que viene, ya que se prevé la incorporación de unos 15.000 alumnos nuevos al sistema. “Ello quiere decir que tendremos menos personal para atender a más niños. Y habrá una doble consecuencia. Como estos recursos que ahora tenemos ya no los tendremos, se verá afectada la calidad de la enseñanza. Pero, además, también se verán afectadas las condiciones del trabajo de los profesores, que serán inferiores a las actuales. En otras palabras, se pierden los refuerzos necesarios y el número de horas trabajadas será superior”, afirma el dirigente de CCOO.
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