jueves, 16 de julio de 2020

Marruecos: «El Estado considera al Cristianismo como un peligro»

 La pequeña comunidad cristiana autóctona se encuentra en una difícil posición, como afirma Jawad Elhamidy, presidente de la Asociación Marroquí de Derechos y Libertades Religiosas


La religión en Marruecos se rige por la escuela islámica malikita sunita; las autoridades no reconocen legalmente a los seguidores de ninguna otra religión, excepto el judaísmo. Hay también una excepción para los cristianos extranjeros que viven y trabajan en el país. Si bien la Constitución marroquí de 2012 garantiza la libertad de culto, penaliza las conversiones a cualquier otra religión que no sea el islam. Ayuda a la Iglesia Necesitada – ACN ha podido hablar con Jawad Elhamidy, presidente de la Asociación Marroquí de Derechos y Libertades Religiosas sobre este tema.

«El código penal establece que todos los marroquíes son musulmanes, por lo que quienes se convierten al cristianismo se enfrentan a problemas legales, al margen de las amenazas a su seguridad», dice Elhamidy, y añade que «los cristianos marroquíes practican su fe en iglesias domésticas secretas para evitar las sanciones del Estado o el acoso de la sociedad». No practican el culto en público porque se arriesgarían a ser acusados de hacer proselitismo si expresan públicamente su fe. El proselitismo de cualquier fe, excepto el islam, es ilegal.

En Marruecos, coexisten dos comunidades cristianas: por un lado, los extranjeros que trabajan y viven en el país, por otro, los marroquíes que se han convertido del islam al cristianismo. Estos últimos se encuentran en una desagradable situación porque solo los extranjeros cristianos gozan de libertad de culto, si bien tampoco tienen derecho a predicar su fe a nadie. Se calcula que hay unos 30.000 residentes extranjeros católicos, mientras que 10.000 son protestantes. El número de cristianos marroquíes se estima en 8.000, aunque algunas fuentes sitúan esa cifra incluso en 25.000. Marruecos, tiene una población de 34,6 millones de habitantes.

En el país hay alrededor de 44 iglesias que fueron construidas durante la época del protectorado francés (1912-1956), algunas de ellas se transformaron en salas de reuniones y sedes municipales. Según Elhamidy, el gobierno no da permisos para construir nuevas iglesias. Además, comenta que los líderes de las iglesias reciben una advertencia semanal de las autoridades de que no acojan a marroquíes en las iglesias o se les hará responsables del proselitismo así que el clero extranjero disuade a los ciudadanos cristianos de que asistan a sus iglesias, por temor a ser acusados. «Si un marroquí entra en una iglesia, pueden suceder dos cosas: o bien un policía sentado frente a la iglesia lo arresta o bien el sacerdote a cargo de la iglesia pide a esa persona que se vaya, a menos que acuda por motivos turísticos», explica Elhamidy.

Además, el gobierno limita la distribución tanto de publicaciones religiosas no islámicas como de materiales islámicos que considera incompatibles con la escuela Maliki-Ashari del islam suní. Según las leyes marroquíes, el proselitismo o la conversión a otra religión es un delito penal que se castiga con entre seis meses y tres años de prisión.

Arrestos, intimidaciones y acoso

El Informe sobre la Libertad Religiosa en el Mundo de 2018 de ACN, cita al Parlamento Europeo que «reconoce que la libertad religiosa está consagrada constitucionalmente en Marruecos» pero añade que «los cristianos y especialmente los musulmanes que se han convertido al cristianismo se enfrentan a “numerosas formas de discriminación” y “no se les permite poner un pie en una iglesia”».

Según Elhamidy, algunos cristianos marroquíes son arrestados tres veces por semana y sometidos a intimidación y acoso en la comisaría de policía. En su mayoría, son liberados después de ser interrogados o después de que se les haya presionado para que regresen al islam, los que se niegan se enfrentan a insultos y abusos. Elhamidy explica que cuando se hace una acusación de blasfemia puede llegar a ser muy peligroso para los cristianos detenidos, puede producirse violencia, y algunos cristianos son retenidos varios días, además la policía amenaza con arrestar también al cónyuge y a los hijos.

Elhamidy relata la historia de Mohamed Al Moghany, un musulmán de la ciudad de Al Hajeb que se convirtió al cristianismo, su empleador, pistola en mano, amenazó con matarlo. Cuando presentó una denuncia ante la policía, le dijeron que guardara silencio sobre su conversión, su familia sufrió amenazas. Seis meses después, tuvo una nueva discusión con su patrono. Fue detenido y condenado a seis meses de prisión, su esposa también fue interrogada. «El Estado considera al cristianismo como un peligro», declara Elhamidy, refiriéndose a la discriminación en la legislación del país. En documentos oficiales, los investigadores encontraron afirmaciones en las que se habla del «peligro cristiano» y de «las entidades religiosas que amenazan a la nación marroquí».

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