lunes, 21 de noviembre de 2016

«La Lomce no se puede derogar. Sería mandar al limbo a ocho millones de niños»

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Si el segundo aviso fue Fernández Díaz, el primero fue la Lomce. Le recuerdo en la reciente foto que publicó ABC en portada, tras la propuesta de la oposición en pleno que pedía derogarla, con cara de perplejidad...
   Le digo con claridad que esa ley no se puede derogar porque eso sería mandar al limbo a ocho millones doscientos mil niños y niñas y causaría el desconcierto más absoluto en 780.000 docentes. Por tanto, eso no lo vamos a hacer. Pero sí queremos buscar la manera de aplicar razonablemente la ley mientras buscamos ese gran Pacto nacional por la Educación.
¿Suspender la reválida fue un gesto de Rajoy en su investidura para allanar el camino para ese pacto?
   Lo de reválida es un término que se ha usado, pero en realidad se trata de evaluaciones. La idea no es usar un filtro para que pasen de clase los chicos y chicas. El objetivo es ver si el sistema cumple su finalidad y que a aquellos centros que necesiten ayuda se les pueda prestar. Lo que vamos a hacer es doble. El presidente ya aludió a suspender el carácter académico de la evaluación de 4º de la ESO y de 2º de Bachillerato. Por tanto, no habrá que pasar ese examen para el título de bachiller.
También hay cambios sobre el acceso a la Universidad
   La prueba de acceso hay que hacerla porque hay 224.000 personas que quieren acceder a la Universidad y lo vamos a hacer con las troncales de segundo año. Será un examen pactado con los rectores de las 85 Universidades españolas y estoy muy satisfecho de ese entendimiento. Y en cuarto de la ESO vamos a hacer lo mismo.
¿Fue un error aprobar la LOMCE?
   Hay que intentar no demonizar las leyes y ver lo positivo que tienen. Y la Lomce está obteniendo resultados: uno de sus objetivos era rebajar el fracaso electoral, que estaba en el 26,3% de abandono temprano, y hoy estamos en el 19,3% y nos vamos a ir acercando al 15% que fija la UE. También la FP empieza a ser apreciada, y hay que reconocer que esa ley crea un núcleo básico que estudian los niños y niñas con independencia de dónde lo hagan, y eso cohesiona al país.
¿Ese Pacto, que ya intentó su antecesor socialista Ángel Gabilondo, busca fundamentalmente el concurso del PSOE o se abre a otros?
   El pacto lo vamos a hacer primero con una subcomisión en el Congreso abierta a que todos incorporen sus propuestas, y el Gobierno lo trasladará a una ley mucho más amplia, con temas como el estatuto del docente, la convivencia escolar, el aprendizaje de lenguas o la revolución tecnológico-digital.
Pero ¿qué le hace pensar que el PSOE vaya a sumarse teniendo en cuenta que sus primeros movimientos en el Congreso han sido interpretados como un intento por hacerse perdonar ante sus votantes su abstención a Rajoy?
   La historia de España de los siglos XIX y XX fue la historia de una facción que llegaba al poder y hacía su Constitución, y cuando llegaba la otra, imponía la suya. Y eso ha dado lugar a una larga lista de constituciones y a resultados políticos indeseados. Creo que en 1977 acabamos con esa dinámica y logramos un marco político que nos cobija a todos, incluso a los que no están de acuerdo con la Constitución de 1978. Pues ahora hay que hacerlo con la educación. La gente quiere que nos pongamos de acuerdo, y eso está abierto a quien quiera trabajar lealmente. Pero, como se ha puesto de moda en la UE, para bailar el tango hacen falta dos.

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