1- «Dios te ama»
Ante todo quiero decirle a cada uno la primera verdad: «Dios te ama». (…) Quizás la experiencia de paternidad que has tenido no sea la mejor, tu padre de la tierra quizás fue lejano y ausente o, por el contrario, dominante y absorbente. O sencillamente no fue el padre que necesitabas. No lo sé. Pero lo que puedo decirte con seguridad es que puedes arrojarte seguro en los brazos de tu Padre divino.
Ante todo quiero decirle a cada uno la primera verdad: «Dios te ama». (…) Quizás la experiencia de paternidad que has tenido no sea la mejor, tu padre de la tierra quizás fue lejano y ausente o, por el contrario, dominante y absorbente. O sencillamente no fue el padre que necesitabas. No lo sé. Pero lo que puedo decirte con seguridad es que puedes arrojarte seguro en los brazos de tu Padre divino.
2- Mostremos a Jesús
«Para muchos jóvenes Dios, la religión y la Iglesia son palabras vacías, en cambio son sensibles a la gura de Jesús, cuando viene presentada de modo atractivo y eficaz». (Declaración Final del Sínodo, en adelante DFS) Por eso es necesario que la Iglesia no esté demasiado pendiente de sí misma sino que refleje sobre todo a Jesucristo. Esto implica que reconozca con humildad que algunas cosas concretas deben cambiar, y para ello necesita también recoger la visión y aun las críticas de los jóvenes.
«Para muchos jóvenes Dios, la religión y la Iglesia son palabras vacías, en cambio son sensibles a la gura de Jesús, cuando viene presentada de modo atractivo y eficaz». (Declaración Final del Sínodo, en adelante DFS) Por eso es necesario que la Iglesia no esté demasiado pendiente de sí misma sino que refleje sobre todo a Jesucristo. Esto implica que reconozca con humildad que algunas cosas concretas deben cambiar, y para ello necesita también recoger la visión y aun las críticas de los jóvenes.
3- Más escucha, menos condena
Si bien hay jóvenes que disfrutan cuando ven una Iglesia que se manifiesta humildemente segura de sus dones y también capaz de ejercer una crítica leal y fraterna, otros jóvenes reclaman una Iglesia que escuche más, que no se la pase condenando al mundo. No quieren ver a una Iglesia callada y tímida, pero tampoco que esté siempre en guerra por dos o tres temas que la obsesionan.
Si bien hay jóvenes que disfrutan cuando ven una Iglesia que se manifiesta humildemente segura de sus dones y también capaz de ejercer una crítica leal y fraterna, otros jóvenes reclaman una Iglesia que escuche más, que no se la pase condenando al mundo. No quieren ver a una Iglesia callada y tímida, pero tampoco que esté siempre en guerra por dos o tres temas que la obsesionan.
4- Una Iglesia de puerta abiertas
En el Sínodo se exhortó a construir una pastoral juvenil capaz de crear espacios inclusivos, donde haya lugar para todo tipo de jóvenes y donde se manifieste realmente que somos una Iglesia de puertas abiertas. Ni siquiera hace falta que alguien asuma completamente todas las enseñanzas de la Iglesia para que pueda participar de algunos de nuestros espacios para jóvenes.
En el Sínodo se exhortó a construir una pastoral juvenil capaz de crear espacios inclusivos, donde haya lugar para todo tipo de jóvenes y donde se manifieste realmente que somos una Iglesia de puertas abiertas. Ni siquiera hace falta que alguien asuma completamente todas las enseñanzas de la Iglesia para que pueda participar de algunos de nuestros espacios para jóvenes.
5- No seamos bichos raros
Los miembros de la Iglesia no tenemos que ser «bichos raros». Todos tienen que sentirnos hermanos y cercanos, como los Apóstoles, que «gozaban de la simpatía de todo el pueblo» (Hch 2,47; cf. 4,21.33; 5,13). Pero al mismo tiempo tenemos que atrevernos a ser distintos, a mostrar otros sueños que este mundo no ofrece, a testimoniar la belleza de la generosidad, del servicio, de la pureza, de la fortaleza, del perdón, de la fidelidad a la propia vocación, de la oración, de la lucha por la justicia y el bien común, del amor a los pobres, de la amistad social.
Los miembros de la Iglesia no tenemos que ser «bichos raros». Todos tienen que sentirnos hermanos y cercanos, como los Apóstoles, que «gozaban de la simpatía de todo el pueblo» (Hch 2,47; cf. 4,21.33; 5,13). Pero al mismo tiempo tenemos que atrevernos a ser distintos, a mostrar otros sueños que este mundo no ofrece, a testimoniar la belleza de la generosidad, del servicio, de la pureza, de la fortaleza, del perdón, de la fidelidad a la propia vocación, de la oración, de la lucha por la justicia y el bien común, del amor a los pobres, de la amistad social.
6- Alentar el compromiso social
El Sínodo reconoció que «aunque de forma diferente respecto a las generaciones pasadas, el compromiso social es un rasgo específico de los jóvenes de hoy. Al lado de algunos indiferentes, hay muchos otros dispuestos a comprometerse en iniciativas de voluntariado, ciudadanía activa y solidaridad social, que hay que acompañar y alentar para que emerjan los talentos, las competencias y la creatividad de los jóvenes y para incentivar que asuman responsabilidades. El compromiso social y el contacto directo con los pobres siguen siendo una ocasión fundamental para descubrir o profundizar la fe y discernir la propia vocación.
El Sínodo reconoció que «aunque de forma diferente respecto a las generaciones pasadas, el compromiso social es un rasgo específico de los jóvenes de hoy. Al lado de algunos indiferentes, hay muchos otros dispuestos a comprometerse en iniciativas de voluntariado, ciudadanía activa y solidaridad social, que hay que acompañar y alentar para que emerjan los talentos, las competencias y la creatividad de los jóvenes y para incentivar que asuman responsabilidades. El compromiso social y el contacto directo con los pobres siguen siendo una ocasión fundamental para descubrir o profundizar la fe y discernir la propia vocación.
7- A favor de la igualdad de la mujer
Una Iglesia viva puede reaccionar prestando atención a las legítimas reivindicaciones de las mujeres que piden más justicia e igualdad. Puede recordar la historia y reconocer una larga trama de autoritarismo por parte de los varones, de sometimiento, de diversas formas de esclavitud, de abuso y de violencia machista. Con esta mirada será capaz de hacer suyos estos reclamos de derechos, y dará su aporte con convicción para una mayor reciprocidad entre varones y mujeres, aunque no esté de acuerdo con todo lo que propongan algunos grupos feministas. (…) Esa es la reacción de una Iglesia que se mantiene joven y que se deja cuestionar e impulsar por la sensibilidad de los jóvenes.
Una Iglesia viva puede reaccionar prestando atención a las legítimas reivindicaciones de las mujeres que piden más justicia e igualdad. Puede recordar la historia y reconocer una larga trama de autoritarismo por parte de los varones, de sometimiento, de diversas formas de esclavitud, de abuso y de violencia machista. Con esta mirada será capaz de hacer suyos estos reclamos de derechos, y dará su aporte con convicción para una mayor reciprocidad entre varones y mujeres, aunque no esté de acuerdo con todo lo que propongan algunos grupos feministas. (…) Esa es la reacción de una Iglesia que se mantiene joven y que se deja cuestionar e impulsar por la sensibilidad de los jóvenes.
8- La imagen del joven
La cultura actual presenta un modelo de persona muy asociado a la imagen de lo joven. Se siente bello quien aparenta juventud, quien realiza tratamientos para hacer desaparecer las huellas del tiempo. Los cuerpos jóvenes son constantemente usados en la publicidad, para vender. El modelo de belleza es un modelo juvenil, pero estemos atentos, porque esto no es un elogio para los jóvenes. Sólo significa que los adultos quieren robar la juventud para ellos, no que respeten, amen y cuiden a los jóvenes.
La cultura actual presenta un modelo de persona muy asociado a la imagen de lo joven. Se siente bello quien aparenta juventud, quien realiza tratamientos para hacer desaparecer las huellas del tiempo. Los cuerpos jóvenes son constantemente usados en la publicidad, para vender. El modelo de belleza es un modelo juvenil, pero estemos atentos, porque esto no es un elogio para los jóvenes. Sólo significa que los adultos quieren robar la juventud para ellos, no que respeten, amen y cuiden a los jóvenes.
9- La moral sexual, causa de alejamiento
Los jóvenes reconocen que el cuerpo y la sexualidad tienen una importancia esencial para su vida y en el camino de crecimiento de su identidad. Sin embargo, en un mundo que enfatiza excesivamente la sexualidad, es difícil mantener una buena relación con el propio cuerpo y vivir serenamente las relaciones afectivas. Por esta y por otras razones, la moral sexual suele ser muchas veces « causa de incomprensión y de alejamiento de la Iglesia, ya que se percibe como un espacio de juicio y de condena» (DFS). Al mismo tiempo, los jóvenes expresan «un explícito deseo de confrontarse sobre las cuestiones relativas a la diferencia entre identidad masculina y femenina, a la reciprocidad entre hombres y mujeres, y a la homosexualidad» (DFS).
Los jóvenes reconocen que el cuerpo y la sexualidad tienen una importancia esencial para su vida y en el camino de crecimiento de su identidad. Sin embargo, en un mundo que enfatiza excesivamente la sexualidad, es difícil mantener una buena relación con el propio cuerpo y vivir serenamente las relaciones afectivas. Por esta y por otras razones, la moral sexual suele ser muchas veces « causa de incomprensión y de alejamiento de la Iglesia, ya que se percibe como un espacio de juicio y de condena» (DFS). Al mismo tiempo, los jóvenes expresan «un explícito deseo de confrontarse sobre las cuestiones relativas a la diferencia entre identidad masculina y femenina, a la reciprocidad entre hombres y mujeres, y a la homosexualidad» (DFS).
10- Autocrítica en la escuela católica
La escuela necesita una urgente autocrítica si vemos los resultados que deja la pastoral de muchas de ellas, una pastoral concentrada en la instrucción religiosa que a menudo es incapaz de provocar experiencias de fe perdurables. Además, hay algunos colegios católicos que parecen estar organizados sólo para la preservación. La fobia al cambio hace que no puedan tolerar la incertidumbre y se replieguen ante los peligros, reales o imaginarios, que todo cambio trae consigo. La escuela convertida en un «búnker» que protege de los errores «de afuera», es la expresión caricaturizada de esta tendencia.
La escuela necesita una urgente autocrítica si vemos los resultados que deja la pastoral de muchas de ellas, una pastoral concentrada en la instrucción religiosa que a menudo es incapaz de provocar experiencias de fe perdurables. Además, hay algunos colegios católicos que parecen estar organizados sólo para la preservación. La fobia al cambio hace que no puedan tolerar la incertidumbre y se replieguen ante los peligros, reales o imaginarios, que todo cambio trae consigo. La escuela convertida en un «búnker» que protege de los errores «de afuera», es la expresión caricaturizada de esta tendencia.
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