¿Conoces las 12 virtudes del buen maestro?
A finales del siglo XVII, en la Francia pre-revolucionaria, un hombre llamado Juan Bautista de La Salle se dedicó en cuerpo y alma a la educación humana y cristiana de niños pobres y de maestros que pudieran formarles. Él y sus “hermanos” inventaron una escuela distinta a las que existían.
Su aportación al ámbito educativo ha sido enorme y pasa por algunas ideas tan innovadoras en su momento como habituales en la actualidad:
- Agrupar a los alumnos por edades (la lección ya no se impartía individualmente, sino por secciones)
- Enseñarles en su lengua (en lugar de en latín, como se hacía en la educación privada del momento)
- Establecer un horario fijo para las lecciones (algo inédito hasta entonces)
- Intentar implicar a los padres en la educación de sus hijos (algo no tan habitual entre las familias más humildes)
- Establecer un manual pedagógico para los maestros, animándoles a tratar con cariño y respeto a los niños
- Innovar en estructuras educativas: fundó la primera Escuela Normal para formar profesores, creó escuelas técnicas y correccionales para jóvenes con problemas con la Justicia, es precursor de la escuela secundaria.
- Ofrecer educación gratuita a pobres en un lugar donde sólo los más ricos podían recibir educación y acompañarles a través de evaluaciones
En 1950, san Juan Bautista de La Salle fue declarado patrono universal de los educadores por el papa Pío XI. El Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, que él fundó en el año 1687, enseña hoy a cerca de un millón de alumnos en más de 85 países.
Entre sus numerosas obras escolares y espirituales se encuentra la Guía de las Escuelas Cristianas, un referente entre los libros de pedagogía con grandes ideas sobre la prevención de fracaso escolar, la organización pedagógica, la psicología evolutiva y las relaciones humana, y reglas de cortesía y urbanidad cristiana que todavía siguen inspirando. Como estas:
· Cuando se abra la puerta se cuidará de que los escolares no se apresuren a entrar en tropel, sino que entren pausadamente, uno tras otro.
· Los maestros tendrán sumo cuidado de que todos los escolares estén en clase y de que ninguno llegue tarde, a no ser por razones importantes o por necesidad; serán muy exactos en hacer observar este punto, y el Inspector de las Escuelas velará al respecto, e incluso advertirá a los padres, al admitir a los escolares, que es necesario que se encuentren todos los días en la escuela a la hora exacta, y que no se les admite sino con esta condición
· [Los maestros] Caminarán con suma modestia y en silencio, con paso no apresurado, sino reposado, y manifestando en sus ojos y en todo su exterior gran compostura.
· El maestro debe cuidar que los escolares lleven todos los días con qué desayunar y con qué merendar, a menos que tenga certeza de su pobreza.
· El maestro cuidará, sobre todo, de no familiarizarse en absoluto con los alumnos, de no hablarles con dejadez y de no permitir que le hablen sino con mucho respeto.
· La segunda cosa que debe cuidar el maestro en la escritura es enseñar a tener bien la pluma y el papel; y este cuidado es importante, pues los alumnos que no hayan sido formados primero en sostener bien la pluma nunca escribirán bien.
· Al comienzo de cada lección se harán breves oraciones o algunos actos para pedir a Dios la gracia de estudiarla y aprenderla bien
· Nueve cosas pueden ayudar a establecer y mantener el orden en las escuelas: 1. La vigilancia del maestro; 2. Los signos; 3. Los registros; 4. Las recompensas; 5. Las correcciones; 6. La asiduidad de los alumnos y su puntualidad; 7. La reglamentación de los días de asueto; 8. El establecer diversos responsables y la fidelidad en cumplir bien sus empleos; 9. La estructura, la calidad y la uniformidad de las escuelas y de los muebles que en ellas se necesitan.
· La experiencia, apoyada en la doctrina constante de los santos, y los ejemplos que nos han dado, prueba suficientemente que para hacer que se perfeccionen aquellos a quienes se dirige, hay que proceder con ellos de manera suave y firme a la vez; sin embargo, muchos se ven obligados a confesar, o al menos lo demuestran suficientemente por el modo de comportarse con aquellos de que están encargados, que no hallan fácilmente, en la práctica, el modo de unir ambas cosas.
· Es muy conveniente no imponer ningún castigo sin considerar previamente que pueda ser útil y provechoso; y así, resulta pernicioso imponer alguno sin mirar antes si ese castigo será útil, tanto al alumno a quien se quiere imponer, como a los demás, que van a presenciarlo
· En las escuelas habrá varios encargados de realizar varias y diferentes funciones que los maestros no pueden o no deben hacer ellos mismos. Estos encargados son: 1. El recitador de oraciones; 2. El que, en los repasos de la santa Misa, dice lo que debe decir el sacerdote, llamado por este motivo ministro de la santa Misa; 3. El limosnero; 4. El portahisopo; 5. El rosariero y sus ayudantes; 6. El campanero; 7. El inspector y los vigilantes; 8. Los primeros de banco; 9. Los visitadores de los ausentes; 10. Los distribuidores y recogedores de cuadernos; 11. Los distribuidores y recogedores de libros; 12. Los barrenderos; 13. El portero; 14. El encargado de las llaves.
· Las 12 virtudes del buen maestro: Gravedad, silencio, humildad, prudencia, sabiduría, paciencia, mesura, mansedumbre, celo, vigilancia, piedad y generosidad.
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